La llamada deuda histórica o el famoso España nos roba han sido alguna de las formas de las que el nacionalismo catalán se ha valido para utilizar el déficit fiscal como arma arrojadiza contra el Gobierno central. Con el argumento de que España les quita más de lo que les da, los soberanistas, con el president Artur Mas a la cabeza, se han opuesto tradicionalmente a cumplir con la solidaridad fiscal impuesta desde Madrid. Pero lo que los dirigentes regionales de CiU y ERC olvidan es que esa misma solidaridad fiscal la aplican ellos en Cataluña siendo, en este caso, Barcelona la gran perjudicada.
"Es sorprendente cómo el nacionalismo catalán, interesado en las balanzas fiscales dentro de España, ha obviado el cálculo de las balanzas fiscales en Cataluña"
Muchos barceloneses acusan a la Generalitat de utilizar la provincia como si fuera "su banco", incluso de "expoliarles". Efectivamente, la administración regional obtiene de esa provincia el 81,5% de sus ingresos, pero destina a ese mismo territorio solo el 65,5% de sus gastos totales. Dicho en otras palabras, Barcelona presenta un déficit fiscal del 16%, mientras que Gerona, Lérida y Tarragona muestran un saldo positivo, según un informe elaborado por Convivencia Cívica Catalana, que precisa que de cada 100 euros que las empresas y ciudadanos de Barcelona pagan en impuestos al Gobierno autonómico, 19 no retornan a la provincia.
El estudio pretende poner de manifiesto la incoherencia que suponen las quejas del Gobierno de Mas a la redistribución territorial efectuada por el Ejecutivo central dentro de España, ya que, a nivel regional, la Generalitat realiza una transferencia similar desde las zonas que disponen de una mayor bonanza económica a las que no. La asociación califica de "desafortunado” que el gobierno autonómico califique de "robo" o "maltrato fiscal" la aportación recibida en el cómputo nacional, cuando es el propio Ejecutivo catalán el que aplica un trato fiscal más desfavorable a Barcelona dentro de Cataluña.
"Decisiones discrecionales"
"El Gobierno autonómico detrae recursos de la circunscripción [Barcelona] en un porcentaje superior a su proporción de PIB, mientras distribuye un gasto inferior a lo que le correspondería por su cuota de población”. A su juicio, esto parece indicar que las "decisiones discrecionales" de Artur Mas sobre el gasto público son perjudiciales para los barceloneses. Por el contrario, la provincia más beneficiada por la Generalitat es Lérida con un superávit fiscal del 5,7%, seguida de Tarragona con un 5,3% y Gerona que muestra un saldo positivo del 5%. Datos que contrastan con el 16% de déficit en Barcelona.
"Es sorprendente constatar cómo ese mismo nacionalismo, interesado en las balanzas fiscales dentro de España, ha obviado el cálculo de las balanzas fiscales dentro de Cataluña", explica Convivencia Cívica, que utiliza en su análisis los datos correspondientes al ejercicio 2012 -el último con información disponible-, y en el que también analiza la inversión en infraestructuras de la administración catalana en la provincia de Barcelona.
La asociación explica que el Gobierno catalán invierte en esa demarcación once puntos porcentuales por debajo de lo que le correspondería en función a su aportación al PIB de Cataluña, y recuerda cómo "una de las principales exigencias de Artur Mas al presidente Mariano Rajoy es que invierta en infraestructuras en una proporción igual al PIB de Cataluña dentro de España". "El Ejecutivo dirigido por Mas incumple esta regla en la distribución de la provincia más dinámica económicamente, Barcelona, en una proporción sustancialmente inferior a su PIB", concluye Convivencia Cívica.
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