El sábado pasado, Carlos Dívar no fue el único que salió derrotado del pleno extraordinario del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ). El Gobierno también perdió. Así por lo menos lo recoge de modo implícito la propia acta de la reunión, en el que la vocal Margarita Uría hizo constar que en los últimos días el Ejecutivo había intentado presionarla a través de dirigentes del PNV para que votara a favor del aún presidente de la institución. La vocal no sólo desoyó las indicaciones que de modo indirecto le hicieron llegar desde Moncloa, sino que finalmente se sumó a los vocales ‘indignados’ que exigieron la salida inmediata de Dívar.
Según fuentes conocedoras del desarrollo del pleno, la vocal comunicó a los miembros del CGPJ que en las jornadas previas la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, había telefoneado a dirigentes del partido nacionalista para indicarles la conveniencia de que Uría, que fue diputada por el PNV y salió elegida como integrante del Consejo a instancias de esta formación política, apoyase la continuidad del Dívar al frente de la institución. Los nacionalistas informaron de la maniobra a la vocal, quien, siempre según estas fuentes, aprovechó el pleno para mostrar su profundo malestar.
La vocal denunció que en sus tres años en el Consejo era la primera vez que querían influir en su voto
Uría, de hecho, calificó la maniobra de Sáenz de Santamaría de “impresentable” y señaló que era la primera vez en los tres años largos que llevaba en el CGPJ que alguien había intentado influir en sus decisiones. Al final, la vocal, que hasta ese día se había mantenido en un segundo plano del debate, se alineó con el grupo de los ‘indignados’, los cinco vocales que llevan semanas exigiendo la salida inmediata de Dívar de su puesto. Así, estampó su firma en el voto recurrente que al final del consejo emitieron éstos y el que se pedía que el presidente abandonara voluntariamente su puesto en ese mismo pleno, y no en el del próximo día 21.
La supuesta maniobra del Ejecutivo no pilló de sorpresa a algunos integrantes del Consejo, ya que desde que saltó el escándalo el ministro de Justicia, Alberto Ruíz-Gallardón, había salido en defensa de Dívar de modo público. De hecho, el Ejecutivo consideraba al presidente del CGPJ su mayor aliado dentro de la judicatura en sus proyectos legales para la presente legislatura. Un ejemplo de ese apoyo se vivirá, precisamente, hoy, cuando el propio Gallardón y Sáenz de Santamaría acudan a los actos del Bicentenario del Tribunal Supremo, el último acto oficial que presidirá el primer sillón de la justicia española antes de su anunciada marcha del jueves siguiente.
La reunión de apoyo a Dívar
No fue éste, sin embargo, el único movimiento destacado que se desarrolló el pasado sábado en la sede del CGPJ. En el receso que sus miembros acordaron al mediodía, una hora después de iniciarse el encuentro, cuatro vocales de la conservadora Asociación Profesional de la Magistratura, Pío Aguirre, Gemma Gallego, Manuel Almenar y Miguel Collado, acudieron al despacho de Dívar para mostrarle su apoyo al presidente. Los consejeros criticaron en ese breve encuentro la campaña de “desprestigio cruel e injusto” que, en su opinión, estaba sufriendo el mismo y cómo ello estaba afectando al resto de la justicia.
En una reunión informal en el despacho de Dívar, un vocal se ofreció a dimitir como muestra de apoyo a éste
Según las fuentes jurídicas consultadas por Vozpópuli, uno de los vocales planteó incluso la posibilidad de renunciar al cargo. Sin embargo, fue el propio Dívar el que frenó este amago de dimisión en bloque y les aseguró a los cuatro que “la solución es sólo mía”. Instantes después, el aún presidente del CGPJ enviaba a los 20 vocales del consejo un correo electrónico que incluía la frase que finalmente se incluyó en el acuerdo que se hizo público: “Participo del criterio de todos los que han hablado y comparto que la situación es insostenible. Está bastante claro lo que quiero decir, y la próxima semana anunciaré una postura rotunda y contundente”.
Este movimiento de Dívar desbarató las gestiones que, por su parte, estaban haciendo los vocales ‘indignados’, y que en esos momentos estaban recabando los votos necesarios para exigirle la dimisión inmediata cuando se reanudase el pleno. La mayoría de los vocales optaron entonces por redactar un documento que permitía una salida que no obligase a poner en marcha el proceso de destitución. El documento final aprobado, y que se dio a conocer a la prensa, permitía finalmente al presidente del CGPJ permanecer en el puesto hasta el jueves y, así, presidir los actos del Bicentenario del Tribunal Supremo que se inician mañana.
Para entonces está convocado el pleno extraordinario que el propio presidente propuso el miércoles pasado, en una maniobra para evitar la reunión del sábado. Este pleno le servirá para hacer efectivo la “postura rotunda y contundente” que anunció y que todos interpretan sin género de dudas como su dimisión. Muy posiblemente, ese día Dívar salga en rueda de prensa para informar a la opinión pública del fin de su etapa al frente del CGPJ. De forma interina, será sustitudo por el vicepresidente Fernando de Rosa, en el Consejo, y por el magistrado Juan Antonio Xiol, al frente del Tribunal Supremo.
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