El Gobierno de Suecia ha reconocido este miércoles que tiene dudas en cuanto a la incorporación del catalán, el euskera y el gallego como lenguas oficiales dentro de la UE y, si bien aún no ha tomado una posición final, ha señalado que estudiará los efectos presupuestarios y de funcionamiento que implicaría esta iniciativa.
El Ejecutivo sueco está "indeciso" en cuanto a la posibilidad de modificar el Reglamento número 1, en el que se recogen cuáles son los idiomas oficiales de la UE, según la ministra de Asuntos Europeos, Jessika Roswall. Estocolmo quiere examinar "más a fondo" cuáles son las consecuencias "legales y financieras" de la propuesta", si Roswall ya ha apuntado que "hay muchas lenguas minoritarias que no son oficiales dentro de la UE".
El Gobierno español solicitó a mediados de agosto al Consejo que el catalán, el euskera y el gallego se incorporasen al reglamento que regula el régimen lingüístico, que data de 1958 y cuenta con 24 lenguas oficiales. Cualquier cambio requiere de la unanimidad de los Veintisiete, por lo que no puede salir adelante si un sólo Estado miembro se opone.
España, en tanto que presidencia de turno de la UE, ha incluido el asunto en la agenda del próximo Consejo de ministros de Asuntos Generales, que se celebra el próximo martes 19, con la intención de que haya un debate y una eventual votación.
Sin embargo, distintas fuentes diplomáticas consultadas por Europa Press consideran prematuro dar por hecho que haya decisión a Veintisiete porque varios socios tienen dudas sobre el coste de la medida y el modo en que pueda afectar a otras lenguas minoritarias en la UE.
Varios Estados miembros contra el plan de Sánchez
El uso de las lenguas como el catalán y el euskera en órganos públicos sigue generando debate y no solo en España. En el mes de mayo, la Justicia francesa prohibió el uso del catalán en los plenos municipales de varias administraciones locales del sur del país, ya que defiende que su uso "vulnera la primacía" del francés.
Al descontento del país vecino se unieron la semana pasada más Estados miembros como Alemania, Eslovaquia y Hungría que no ven con buenos ojos, según ha podido saber Vozpópuli, el plan de Sánchez de hacer oficiales el catalán, el vasco y el gallego en la UE. En el Gobierno de coalición germano están siguiendo con atención los movimientos que está desplegando el Ejecutivo español en funciones tras las elecciones generales del pasado 23-J.
Y es que la petición llegó al Consejo Europeo, en forma de carta del ministro de Asuntos Exteriores en funciones, José Manuel Albares, apenas 24 horas después de que la anunciara Sánchez en el Congreso. La medida impulsada por el Ejecutivo fue la moneda de cambio que exigió Carles Puigdemont para otorgarle al PSOE la Presidencia del Congreso, según pudo comprobarse dos horas más tarde.
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