La investigación sobre la fortuna secreta que Luis Bárcenas llegó a acumular en cuentas suizas no sólo se va a llevar desde España. La Fiscalía de Ginebra ha abierto sus propias diligencias para determinar si las entidades financieras de la Confederación Helvética en las que el extesorero del PP llegó a acumular 38 millones de euros actuaron conforme a la ley del país centroeuropeo o si, como sospecha, algunos de sus responsables cometió alguna infracción al no alertar a las autoridades antiblanqueo de los irregulares movimientos de dinero que durante años realizó el político español imputado en el caso Gürtel. El grueso de las pesquisas se centra por ahora en el Lombard Odier, uno de los bancos suizos en los que Bárcenas ocultó millones de euros, ya que al menos ocho empleados del mismo aparecen estrechamente relacionados con dos empresas claves de la trama: Favona SA e Impala Limited.
Ocho empleados del Lombard Odier aparecen relacionados con dos empresas claves utilizadas por el extesorero del PP para mover su fortuna suiza: Favona SA e Impala Limited
El propio fiscal de Ginebra, Jean-Bernard Schmid, reconocía la semana pasada a la Radiotelevisión Suiza (RTS) que estaba "tratando de determinar el alcance de las operaciones que se han llevado a cabo en Ginebra, determinar el origen de los fondos y el por qué de ciertas operaciones". Schmid confirmó la apertura de la investigación, aunque ligó el avance de las mismas a que la Audiencia Nacional pueda determinar finalmente el origen ilícito de los fondos del extesorero del PP. "Si el dinero que se encuentra aquí [en Suiza] es de origen criminal, debe ser confiscado" anunció el representante de la justicia helvética, quien apuntó a la posible existencia en su país de un delito de lavado de dinero.
La empresa que centra la mayor parte de las sospechas de la Justicia suiza es Favona SA, la gestora a través de la cual Bárcenas controlaba todos los movimientos de sus cuentas en Suiza. Esta compañía, de 30 empleados y con un volumen de negocio de 4,3 millones de francos suizos anuales (3,5 millones de euros), aparece en numerosos documentos de los remitidos hasta ahora por las autoridades de Berna a la Audiencia Nacional como la responsable de realizar las gestiones ante las dos entidades financiera donde Bárcenas atesoraba su fortuna, el Dresdner Bank-LGT y el propio Lombard Odier. Lo más llamativo es que con este último banco sus lazos son especialmente estrechos: la sede de Favona está junto a la oficina principal del banco, desde la centralita de éste último se transfieren llamadas a la gestora y, además, tres de cuatro miembros del consejo de administración son altos directivos del Lombard Odier.
Se trata de Jean Marie Hainaut, Denis Foltzer y Samuel Meylan, según recogen documentos del registro mercantil suizo a los que ha tenido acceso este diario. El primero es el presidente de Favona, de la que forma parte desde el año 2003. En el Lombard Odier aparece como directivo desde el año 2000. El segundo es secretario de la gestora y también directivo de la entidad financiera. Por último, Meylan es miembro del consejo de administración de la compañía bajo sospecha y vicedirectivo del banco. Vozpópuli intentó conocer la versión de los representantes de Lombard Odier tanto en España como en Suiza sobre las investigaciones abiertas por la Fiscalía de Ginebra, pero sus portavoces declinaron hacer declaraciones y se limitaron a aseguran que "estamos colaborando en todo momento con la justicia de ambos países". Por ahora, sin embargo, aún no ha llegado a España la documentación solicitada por el juez Pablo Ruz sobre las cuentas que Bárcenas tuvo abiertas en los últimos años en esta entidad financiera.
Un gibraltareño en Islas Bermudas
La estecha relación de directivos de Lombard Odier con Favona no es, sin embargo, la única implicación de altos cargos de la entidad financiera en la trama utilizada por el extesorero del PP para ocultar su dinero. Como ya adelantó Vozpópuli el pasado 6 de febrero, la documentación que a finales del pasado año remitieron las autoridades de Berna sobre una de las cuentas que poseía Bárcenas en otro banco helvético, el Dresdner Bank-LGT, relacionba a otros cinco directivos del Lombard Odier en la gestación de la compleja red de empresas fantasmas utilizadas para ocultar el dinero y, sobre todo, en la creación de Sinequanon, la fundación panameña que sirvió de pantalla al político español en Suiza.
La Fiscalía de Ginebra no descarta confiscar el dinero que Bárcenas aún atesora en Suiza si la Audiencia Nacional confirma la procedencia ilícita del mismo
Entre ellos destaca William Jardim, un gibraltareño nacido hace 66 años en la localidad gaditana de la Línea de la Concepción, cuya firma aparece en gran parte de los documentos que se utilizaron tanto para abrir en 2005 la cuenta donde el exsenador llegó a atesorar 22 millones de euros como para vaciarla en 2009, poco después de estallar el caso Gürtel. Entre estos papeles está la autorización para que el político español pudiera mover el dinero pese a que no figuraba formalmente como titular del depósito. Tanto Jardim como otros cuatro altos cargos del banco (los también británicos Martin Watson, Gail Andrade y Mark Lindsay McCann, y la canadiense Tracy Tepper) trabajaban cuando sucedieron los hechos en la filial que la entidad tiene en el paraíso fiscal de Islas Bermudas. En estos documentos, los cinco empleados de Lombard no aparecen como tales, sino como directivos de Impala Limited, una empresa creada en 2001 en las Islas Bermudas y que en 2005 fue utilizada para registrar en Panamá la fundación Sinequanon.
Gracias a esta última, ese mismo año Bárcenas abrió la cuenta del Dresdner Bank y otra en el Lombard Odier. Entre los papeles que en su día tuvieron que remitir a la primera de estas entidades para abrir el depósito, y que están en manos del juez Ruz desde diciembre, hay numerosos escritos notariales en los que están reflejadas las identidades de los cuatro directivos del Lombard Odier, así como copias validadas de sus pasaportes junto a las de otras diez personas, también supuestos directivos de Impala Limited. Todos ellos tenían firma autorizada para realizar gestiones ante el Dresdner Bank en nombre de la fundación panameña. Sin embargo, ninguno de ellos utilizó esta posibilidad en los cuatro años que estuvo abierta la cuenta en la entidad. Tampoco consta que el banco les informara en ningún momento de los movimientos de la misma, ni siquiera cuando la misma sufrió graves pérdidas en 2008 por la caída de las inversiones bursátiles. De todo ello, el banco sólo informaba a Bárcenas.
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