Madrugada del 17 de julio de 2013. En pleno centro de Ceuta, en la Avenida Marina Española, un hombre yace en el suelo. La sangre se esparce a su alrededor y el ruido de siete disparos hacen salir a los vecinos. El asombro crece en el ambiente al reconocer quién es la persona que acaba de ser asesinada. Mustafa Abdeselam Hamed, más conocido como 'Tafa Sodia', sangraba sobre el firme. Su mujer intenta protegerse por todos los medios para no correr el mismo destino.
'Tafa Sodia' no era una persona corriente. El gobernador de la ciudad lo había calificado en su día como un ‘Al Capone’ de Ceuta. Aunque todo el mundo sabía que era uno de los grandes narcotraficantes del estrecho, sólo pudo ser condenado por un delito fiscal, como el jefe de la mafia en Chicago. El marroquí era muy querido en la ciudad. Lo demuestran las miles de personas que salieron en procesión a llorar su pérdida hasta el cementerio musulmán de Sidi Embarek.
De los siete disparos que recibió el narco, seis fueron mortales. Tres tiros en la cabeza por la espalda y cuatro en el tórax. Cuando Tafa Sodia estaba en el suelo, le remataron. Los casquillos se fueron vaciando uno a uno. Los primeros de 9 milímetros, el resto de 357 Magnum. La prueba pericial de balística detalló que hubo dos armas en el asesinato: una pistola y un revólver. Por los hechos descritos, a finales de julio de 2016 fue condenado a 22 años Anuar Mohamed Hamedi, alias ‘Rambo’, un conocido delincuente entre la policía de la ciudad.
De los siete disparos que recibió el narco, seis fueron mortales. Tres tiros en la cabeza por la espalda y cuatro en el tórax
La sentencia de la Sección VI de la Audiencia Provincial de Cádiz en Ceuta recoge que hubo otra persona, un segundo pistolero que disparó de frente al narco. La Justicia creyó en su momento que el colaborador de ‘Rambo’ se encontraba huido en Marruecos. Durante dos años nada se supo sobre la identidad del segundo pistolero. El condenado no abría la boca y la investigación no podía avanzar.
Las últimas semanas pretendían arrojar luz sobre los hechos. En la ciudad autónoma se ha celebrado un nuevo juicio contra quien presuntamente era ese compinche que acompañó con nocturnidad a ‘Rambo’ para acabar con la vida de ‘Tafa’. Mohamed Said H.M. se ha sentado durante los últimos días en el banquillo de los acusados. “Soy un cabeza de turco”, llegó a decir en su defensa. Se daba la circustancia de que Mohamed es familiar de otro personaje conocido en la ciudad apodado el ‘Vasco’, con el que 'Tafa' tenía una conocida enemistad.
Durante las vistas judiciales, la viuda no tuvo duda de apuntar con el dedo y llamar “asesino” a Mohamed. “Estoy segura de que era él”, repetía. “Lo vi, lo vi, lo vi”, insistió ante el Jurado, en una declaración marcada por una elevada emotividad. “No tengo nada contra este hombre, solo quiero que vaya a la cárcel el que mató a mi marido”, sentenció.
Absolución
Todo apuntaba a que Mohamed Said H.M. era la equis que le faltaba a este ‘cluedo’ particular. Pero no. El tribunal, formado por un juzgado popular, falló por unanimidad a su favor, declarando inocente de todos los delitos que se le imputaban. No creyeron a la viuda, que reconoció al acusado dos meses más tarde de los hechos. El estado de shock en el que se encontraba y la medicación que estaba tomando a raíz de la muerte de su marido, dijo, le había causado una amnesia particular que le impedía recordar algunos pasajes de ese momento.
En la celebración de la vista judicial se conoció, además que la Policía no tenía indicio alguno que contra el acusado ni pruebas que lo relacionaran con el asesinato. Mohamed Said H. M. se ha pasado los dos últimos años encerrado entre cuatro paredes de manera preventiva.
Mientras tanto, en el sumario siguen estando las dos armas, los dos tipos de casquillo, el testimonio de un testigo protegido que vio a dos personas cometer el crimen, la viuda de Mustafa Abdeselam Hamed que recuerda perfectamente a dos hombres. Pero si no fue Mohamed, ¿quién mató al narco ‘Tafa Sodia’?
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