La sandía es sinónimo de verano. Tras un día eviterno en la playa pasando calor con el bañador mojado y lleno de salitre, la mejor manera de refrescarnos es con esta fruta. Y es que tiene todo lo que se necesita para lidiar con el tiempo propio de los meses de julio y agosto: un alimento con sabor y que contiene una gran cantidad de agua.
Es por eso que en los supermercados como Lidl, Carrefour o Mercadona este producto dura en el stock apenas un día, ya que todos sus clientes nada más verlo lo meten en el carrito de la compra como si se tratase de la caja de pandora.
¿Por qué siempre que compro una sandía está pasada o no sabe nada? Aquí radica el kit de la cuestión. Elegir cuál es la sandía que está en su punto es una tarea ardua y tediosa que solo unos pocos tienen el tacto necesario para saber si la seleccionada es la mejor del estante.
Darle golpes en los extremos, mirar las manchas... Cada persona tiene su librillo personal de trucos que se han ido heredando de generación en generación; sin embargo, no solo consiste en el instinto personal, sino que hay una serie de detalles a los que tenemos que prestar especial atención.
Muchos pensarán que ni los propios agricultores tienen la ciencia exacta para saber a la perfección el momento exacto en el que se debe consumir la sandía para que tenga ese sabor dulce tan característico. Ahora, el tamaño y la forma que tiene la fruta es un indicador objetivo para saber lo madura que está. Pero: ¿En qué nos debemos fijar exactamente? ¿Cuál es la forma que debe tener? ¿Qué tamaño es el ideal?
A continuación, te contamos todos los detalles que debes conocer sobre el tamaño y la forma que tienen las sandías que están en su punto.
El tamaño y la forma, los indicadores de una buena sandía
En primer lugar, hay varios aspectos de esta fruta que muy poca gente conoce. Aunque estés acostumbrado a retirar las pipas y la corteza exterior que protege la pulpa, que es donde se concentra todo el sabor de la sandía, ambas partes son comestibles, es decir, que al igual que una manzana o una pera podrías comértela a mordiscos.
Evidentemente, nadie en su sano juicio se atrevería a darle un mordisco, sobre todo porque se dejaría la dentadura. Otro dato curioso es que técnicamente no es una fruta, sino que es una mezcla entre verdura y fruta. ¿Por qué? Pues por un sencillo motivo: es una planta. De hecho, la mayoría de variedades de este manjar se suelen cosechar entre 80 y 100 días después de sembrar la semilla de la misma.
Entrando en materia, el tamaño y la forma son los dos aspectos que indican si una sandía está dulce o no. Para ello, te contamos en qué te debes fijar:
- Forma: al existir una gran variedad de tipos, esta fruta suele ser alargada o redonda. En ambos casos, el punto clave para dar en el clavo es que la forma que tenga tiene que ser homogénea. Hay que elegir solo las que sean simétricas y que no tengan desperfectos o anomalías, por ejemplo deformidades en la corteza. En estos casos, que haya malformaciones se debe a que absorbió cantidades de agua y sol de manera desigual.
- Tamaño: el peso tiene que ser proporcional con la forma. Dependiendo de la variedad que tengamos entre manos, si tiene un gran tamaño debe existir un equilibrio con el peso. No tiene sentido que una pieza tenga las dimensiones de un balón de fútbol y pese 1 kilogramo. Aunque a simple vista parezca que no vaya a pesar porque es más del 90% agua, su peso debe ser más de lo que aparenta. Si no pesa mucho puede ser que esté seca por dentro y, por tanto, no estará jugosa.
Apoya TU periodismo independiente y crítico
Ayúdanos a contribuir a la Defensa del Estado de Derecho Haz tu aportación