España

La trampa del asilo de Sánchez a González Urrutia: no podrá ejercer ninguna actividad política en España

El estatus de González Urrutia no compromete al Gobierno de Sánchez y es el que conviene al régimen de Maduro. "Los opositores a los que saca Zapatero deben permanecer callados"

  • Edmundo González Urrutia, el 28 de julio en Caracas. -

El asilo político que el Gobierno ha concedido a Edmundo González Urrutia supone que no podrá ejercer actividades políticas en España. La figura del asilo político permite desempeñar actividades laborales y profesionales, y aunque no está explícitamente prohibida, es tradición que un pacto no escrito veta la actividad política.

Fuentes conocedoras así lo advierten sobre el estatus de González Urrutia, que no compromete al Gobierno de Pedro Sánchez y es el que conviene al régimen de Nicolás Maduro. "Los opositores a los que saca Zapatero deben permanecer callados", constatan. Una categoría en la que no se encuentra Leopoldo López, que no pidió asilo.

José Manuel García-Margallo sostiene además: "Hay un acuerdo entre las tres partes: el Gobierno de Sánchez, Maduro y González Urrutia, para que guarde silencio, para neutralizarlo y sacarle de la vida política". Así lo defiende el ex ministro de Asuntos Exteriores del Partido Popular en conversación con Vozpópuli.

El opositor ha publicado este lunes en X un comunicado de perfil bajo y tono resignado dirigido a los venezolanos en el que no reivindica su victoria sobre Nicolás Maduro ni alude a la campaña contra él mismo y su familia por parte del régimen.

Tras las elecciones del pasado 28 de julio, González Urrutia ha pasado cerca de un mes refugiado en la Embajada de Holanda en Caracas. Sólo al final pasó a la de España, que está al lado, únicamente hay un inmueble que las separa, justo antes de que se produjera el viaje a España.

Cuando el Gobierno español empezó a acercarse a Maduro, la oposición eligió la intermediación de Holanda, que le ha acompañado en las conversaciones de Barbados.

González Urrutia ha pedido asilo a España, donde reside su hija, pero la aportación española en su salida ha sido técnica, de tramitar la la autorización y recogerle en avión.

Un papel "pobre" el que ha jugado el Gobierno de Pedro Sánchez para las fuentes citadas, que creen que su pecado original es su "tibieza". No ven nada malo en negociar con el régimen si es para conseguir mejoras para la oposición, pero apuntan que el Ejecutivo se pone de perfil. El propio Gobierno reconoce que no ha hecho nada, sólo los trámites para ayudarle a salir, y con la fórmula que quiere Maduro.

Las formas elegidas pueden ser un error, puede haber una infracción de la ley, ya que el asilo debe solicitarse en principio en territorio español, al llegar, no se puede pedir antes, advierten. Albares ha avanzado además que se le concede el asilo, cuando debe dictaminarlo una comisión interministerial en la que participa la sociedad civil.

No se espera que González Urrutia hable en público al menos hasta que Pedro Sánchez vuelva de su viaje a China y le reciba este jueves.

El polémico papel de Zapatero

Los opositores por los que intermedia José Luis Rodríguez Zapatero llevan implícita en su salida mantenerse en silencio, el caso de Miguel Rodríguez Torres y otros.

El Gobierno insiste en que no ha negociado con Maduro, un rol para el que delega en Zapatero. "Una figura así es muy necesaria y muy positiva", ha dicho el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, este lunes en Telecinco, pero no ha confirmado si el expresidente ha intervenido en la salida de González Urrutia ni ha reconocido la victoria de éste en las elecciones.

El 26 de agosto, Albares se negó en la SER a considerar que Venezuela es una dictatura. Preguntado por la polémica intermediación de Zapatero, agradeció sus servicios y, para apoyar sus palabras, añadió que tuvo un papel importante en la liberación de presos políticos durante el mandato de Mariano Rajoy y que éste "se lo agradeció con respeto".

Zapatero empezó a intermediar en Venezuela en 2015, y hasta principios de 2018 era aceptado por ambas partes. En 2018 cayó en desgracia ante la oposición por su acercamiento a Maduro, que fue creciendo, en paralelo a su amistad con Pablo Iglesias y Podemos.

En España, algunos atribuyen el viraje de Pedro Sánchez respecto a Podemos y a su pacto de gobierno con los morados en noviembre de 2019 a Zapatero.

El acercamiento de Sánchez al régimen chavista fue germinando durante 2019 y ya era una realidad en enero de 2020, con el Gobierno de coalición con Pablo Iglesias recién estrenado, siendo el Delcygate el 20 de enero de 2020 un punto de inflexión revelador. 

En la desafección del Gobierno de Sánchez y del propio Zapatero con la oposición nunca ha participado Josep Borrell, a quien Venezuela importa, y a cuyas gestiones se atribuye que el 30 de abril de 2019 Leopoldo López se refugiara en la Embajada de España en Caracas. Borrell organizaba videoconferencias con Juan Guaidó, que mantuvo como Alto Representante de la UE, y que su sucesora, Arancha González Laya, fue abandonando, tónica que se ha mantenido con Albares. Desde que este último es ministro se ha liberado a muy pocos presos.

En paralelo, España ha ido perdiendo peso en la mediación y coordinación de la política hacia Venezuela. La oposición no se fía del Gobierno de Sánchez y ha recurrido a Noruega, Francia, Alemania u Holanda, además de Lula y Petro.

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