El Juzgado de lo Penal número 1 de Valladolid ha condenado a seis meses de cárcel a una mujer transexual por pegar a la dependienta de una tienda de lencería que no le dejó probarse un par de sujetadores. También habrá de indemnizar a su víctima en la cantidad de 1.500 euros.
La sentencia considera probado que V.E.M--Fiscalía pedía para ella cinco meses de prisión-- cometió un delito de lesiones en la persona de la trabajadora del establecimiento, E.G.T, quien casualmente compartió banquillo con la primera ya que la clienta la había acusado a su vez de un delito de odio por negarle la entrada en los probadores y le pedía año y medio de prisión, si bien esta última ha quedado finalmente absuelta, según informaron a Europa Press fuentes jurídicas.
En el caso de la dependienta, representada por el letrado Enrique Tresierra, la sentencia justifica la absolución en la falta de pruebas de que sometiera a un trato discriminatorio a la clienta por su condición de transexual ni que pronunciara expresiones tales como "¡Valladolid no es ciudad para ti!".
El fallo considera probado que la acusada no permitió a la clienta entrar en los probadores porque dijo que "veía a un hombre", que la apariencia de ésta era la de un hombre, y en este extremo siguió la política de empresa, lo que confirmó una testigo, representante legal de la empresa, al manifestar que "si aparentemente la apariencia física es masculina, las dependientas están avisadas para no permitir entrar en probadores. En caso de que diga que es mujer se tendría que hablar".
No es un delito de odio
En este caso, la negativa a que se probara los sujetadores, aun cuando la clienta hubiera manifestado su condición de mujer, "no constituiría un delito de odio", zanja la juzgadora.
El incidente se produjo sobre las 17.15 horas del día 2 de marzo de 2019 en una tienda de lencería de la capital a la que acudió una mujer transexual, V.E.M, que seleccionó dos sujetadores y se acercó a la dependienta para pedir autorización para probárselos.
E.G.T, trabajadora del establecimiento, denegó el permiso tras visualizar que aparentemente se trataba de un varón y que, por política de empresa, no podía acceder a los probadores, ante lo cual la clienta advirtió de que era una mujer y que la iba a denunciar, tras lo cual abandonó el establecimiento.
Sin embargo, pocos minutos después, al sentirse humillada, volvió al local para denunciar que estaba siendo discriminada, ya que había visto por internet la política de la empresa. Pese a ello, la dependienta persistió en su negativa, a la vez que ofrecía la hoja de reclamaciones, momento en el que se produjo el incidente--se ha visionado la grabación de la cámara de seguridad--cuando la clienta perdió los nervios y tiró al suelo una columna de bragas.
A las manos
A partir de entonces se produjo un forcejeo entre ambas que concluyó con el puñetazo que la trabajadora recibió de la clienta y que ésta justificó en su intento de soltarse ya que la primera no dejaba de zarandearla.
La dependienta de otro establecimiento cercano, quien se percató de la refriega, acudió en auxilio de su homóloga y entre ambas retuvieron a la clienta hasta la llegada del servicio de seguridad del centro comercial.
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