El 19 de septiembre de 2021 a las 15:35 horas el hoy ministro de Política Territorial, Ángel Víctor Torres, era presidente de un Gobierno de Canarias. Apenas 10 minutos antes era conocedor en remoto de la existencia de un volcán echando lava en la isla de La Palma. Tuvo suerte: si el magma hubiese salido a unos pocos centenares de metros más abajo aquello habría sido una ratonera. Torres no estaba en La Palma como sí las cadenas de TV internacionales que permanecían a la espera de saber por qué sitio de la isla comenzaba el suceso y proceder a las emisiones en directo de uno de los 17 volcanes reconocidos en las islas. Los isleños no quieren seguir siendo vistos como un reclamo turístico. La crisis dejó un manto de censura y un confinamiento económico. Hay un silencio total de los usuarios de barracones. Ni una vivienda construida: la gente aguanta compartiendo la solidaridad entre familias con casas donde hay hasta 15 personas en un mismo hogar.
En una entrevista en TV Canaria, Torres, que tenía 5 años cuando fue el volcán de Teneguía en 1971, pedía prudencia, decía que tenía previsto estar sobre las 19 horas en la isla "imágenes impresionantes" y afirmaba que lo que ocurría era: "un auténtico espectáculo de la naturaleza, histórico". "Lo que estamos viendo es una fiesta de la naturaleza, una fiesta absoluta". Torres a las 15:30 horas del 19 de septiembre llamó al presidente del Gobierno central, Pedro Sánchez. "Tiempo habrá de disfrutarlo como estamos haciendo a través de la televisión porque es una maravilla de la naturaleza", dijo a las 15:42 horas del 19 de septiembre de 2021.
Ese disfrute ha generado, según dijo Torres días después cuando despertó de su realidad paralela, 400 millones de euros en pérdidas con la desaparición de zonas como los barrios de El Paraíso, Alcalá, Los Campitos, Las Manchas, Camino Pastelero, Todoque, La Asomada, La Laguna. En 2024 entre inversiones en humo, gasto social y gastos en la economía real Madrid estima que se han ejecutado 1.000 millones de euros; pero allí nadie que perdió casa ha visto construir una nueva.
Un cementerio sepultado es ya la degradación de la ineficiencia. Una vecina ha tenido que tapar su casa con plástico harta de ver que su imagen hasta se había convertido en reclamo turístico. Atrás queda aquella tropa de Podemos que gobernaba con Torres que, en medio de la emergencia, suelta eso de, durante los dos primeros meses de erupción se recibieron 119 alertas al 112 de casos de violencia machista, "un 57% más que en el mismo periodo del año anterior". O la locura de enviar ropa y alimentos a La Palma desde la Península como si la isla fuese Bangladesh. Todo un excelente cuadro de chapuzas disfrazados de ingeniería social.
Y eso que desde 2017 los vulcanólogos decían que la isla estaba camino de una erupción. Los vecinos afectados dicen que el volcán les arrebató sus casas, callejones, patios, huertas, pero nunca les arrebatará su lucha y su palabra. Precisamente, lo que hay en La Palma tres años después del volcán de Cumbre Vieja es un problema de palabras y ética. Un total de 1.296 agricultores de La Palma tendrán que devolver 3,52 millones de euros en ayudas a la pérdida de renta por la erupción volcánica.
La erupción no solo afectó a las infraestructuras, sino que también sepultó más de 370 hectáreas de cultivo, de las cuales 228 estaban dedicadas al plátano, el principal motor económico agrícola de la isla. Las máquinas destrozan nuevo suelo palmero y metro a metro se recuperan suelos agrarios.
El volcán se llevó las instalaciones y las fincas de los socios de la Cooperativa Covalle de La Palma que trata de reconstruir su planta empaquetadora de plátanos en el margen sur de las coladas, asegura su presidente, Juan Vicente Rodríguez, que es optimista pero sabedor que algún día las fuerzas mermarán.
Al exilio interior hay que sumar la merma de rutas aéreas como las de Manchester, Londres, Ámsterdam, Copenhague, París, Madrid, Barcelona, Santiago o Bilbao: no lograron sobrevivir. TUI Netherlands lo intentó con Ámsterdam o Vueling con Bilbao; pero nada. El volcán generó la desaparición de 22 rutas que generaban 480 conexiones entre las que se encuentran las líneas de Ryanair con Madrid, Santiago y Barcelona así como la de Novair con la capital de Dinamarca. Si la capacidad aérea creció un 16% a finales de 2021, la temporada acabó en marzo de 2022 con una caída del 53%. Una isla sacudida por un volcán que venía de otro sanitario por Covid19. Para el invierno de 2024 hay un aumento del 27% de la oferta de plazas pero sigue siendo un 18% por debajo del de 2019. Este verano hubo un crecimiento en las plazas de La Palma de casi el 80% con el mercado alemán. Madrid ha bombeado ayudas al sector del turismo para rehabilitación y promoción, pero los turistas extranjeros no quieren estar de vacaciones pensando en la psicosis de un estallido volcánico.
Francisco Rodríguez, presidente de la Asociación Tierra Bonita de La Palma, profesor de Química jubilado, apunta que "no hay nada que celebrar pero sí para recordar a las personas, y revisar cómo se está haciendo la reconstrucción, fue una catástrofe humanitaria porque horas antes se decía que era dos kilómetros al sur de donde fue". Agrega que tres años después "hay personas que viven en el exilio en su tierra" y "hay testimonios de todo, se salió con lo puesto" porque "nos desgarró que hicieron un perímetro muy amplio que afectó a 7.000 personas". Detalla que ni Timanfaya, en Lanzarote, que duró cinco años, "hizo tanto daño".
Torres sabía que iba a existir una erupción a las siete de la mañana de ese mismo día pero como no se sabía nada optó por no estar esperando en La Palma. A medida que el volcán comenzó a vomitar lava en la isla de La Palma, que venía de padecer un incendio forestal, empezó a surgir la teoría de la existencia de un nuevo reclamo turístico para Canarias. Esto último es a estas alturas del tercer año desde el surgimiento del volcán un insulto. La Plataforma de Afectados por Erupción Volcán de Cumbre Vieja apunta que este hecho "ha sido la mayor catástrofe natural de Europa en casi un siglo" con el resultado de 1.600 viviendas sepultadas bajo la lava, más de 300 hectáreas destruidas en 85 días.
Las autoridades canarias tomaron para las ayudas un Real Decreto por el terremoto Lorca (Murcia), que fueron de 15.000 euros. Madrid hizo un decreto de emergencia volcánica que daba 30.000 euros por vivienda destruida obviando la superficie alrededor dado que no es un espacio urbano. En 2022 la gente iba viviendo como podía y los afectados, que venían de un confinamiento por Covid19 apenas un año antes, debieron ser confinados en casas contenedores en Los Llanos de Aridane sin cumplir las recomendaciones del Colegio de Arquitectos de Canarias. En pocos días los afectados pasaron de casa con huerta a vivir como unos refugiados políticos en su propio país dentro de contenedores de barcos.
Uno de los enigmas de aquella crisis fue por qué no se advirtió a la gente que huyera porque no se empleó un semáforo de advertencia dado que se sabía de la previsión de la explosión estromboliana con dos bocas eruptivas como recomendó en el Parlamento de Canarias el Instituto Geográfico Nacional (IGN). Estramboliana fue la decisión de instar a los propietarios de casas arrasadas por la lava a cambio de recibir en un futuro una vivienda llave en mano. En Canarias gobernaba un pacto liderado por el PSOE pero en las elecciones municipales de 2023 hubo cambios: Coalición Canaria recuperó el poder perdido en 2019 y creó un marco legal ómnibus para acelerar ayudas y desde el pasado mes de agosto las víctimas han recibido notificaciones para recibir 100 millones que aporta el Estado y 50 millones que aporta el Gobierno de Canarias.
Los vecinos afectados reclaman que el Estado mande a las islas los 100 millones prometidos que contemple el valor real de la vivienda al margen de seguros y reaseguros privados, y se paguen todas las fincas rústicas y las segundas viviendas durante 2025 y 2026 y una compensación complementaria a todos aquellos terrenos que tienen más de 10 metros de espesor de lava, los que son objeto de protección cautelar y los que serán declarados en espacio natural protegido por su cercanía al volcán, ya que estos suelos quedan inservibles para la reconstrucción durante años.
Reclaman al Gobierno de Canarias y el Cabildo de La Palma una línea de ayudas oficiales para los proyectos de viviendas y de fincas rústicas y para la ejecución de obras que cubra al menos el 50 por ciento del importe de los proyectos y el 50 por ciento del presupuesto de ejecución material de las obras. Y piden que en Madrid modifiquen de una vez el artículo 36 de la Ley de Expropiación Forzosa para que se pague el valor real del día antes del volcán a los expropiados de fincas por las carreteras de la costa y no se le compense por el infravalor de un tercio sobre el valor real, como se pretende. Y que aquellos expropiados para construir las carreteras, cuando reciban la compensación del Gobierno de Canarias se les compense por la superficie total de la finca afectada por el volcán aunque una parte haya sido expropiada.
Harald, un ciudadano alemán que se presenta como “el último afectado por el volcán”, ya que la lava entró a su vivienda en Las Norias durante la noche del 12 al 13 de diciembre de 2021, cuando quedaban menos de 24 horas de actividad eruptiva. "Increíble, aunque por lo menos la casa aguantó en pie", relata este muniqués que lleva 15 años en La Palma, donde quiere seguir viviendo, recuperar su casa afectada por la lava y continuar con una construcción que tenía planificada antes del volcán. Esa nueva "casita" estará ubicada entre dos ríos de basalto negro que bordearon la montaña de Todoque, desde donde asegura que se ven "los mejores atardeceres" pese al nuevo viaducto construido justo en frente para conectar el norte y el sur de la colada a través de la carretera de la costa. Por esa misma carretera ha vuelto desde La Bombilla hacia el Camino Los Choriceros Juan Díaz, de 87 años, al que todos conocen como Ovidio, que pasó casi dos años alojado en un hotel ante la orden de evacuación de su barrio por la presencia de gases de origen volcánico, y que ahora vive en una casa modular.
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