La Audiencia Nacional, con el visto de la Fiscalía, ha decretado la excarcelación del histórico etarra Antonio Troitiño Arranz, autor de 22 asesinatos a lo largo de su trayectoria terrorista. El auto al que ha tenido acceso Vozpópuli alega “razones humanitarias y de dignidad personal” debido a la enfermedad incurable que padece. Según los informes médicos, sufre un tumor y solo le queda recibir un tratamiento paliativo.
“La situación médica actual, las circunstancias, que el tratamiento sea paliativo, el tiempo de cumplimiento de condena, la edad fisiológica del penado, así como el hecho de que la organización terrorista a la que pertenece el interno se encuentra derrotada y ha declarado su final definitivo avalan la valoración de no reincidencia”, dice el auto firmado por el juez central de Vigilancia Penitenciaria de la Audiencia Nacional, José Luis Castro.
En concreto, se le aplica el tercer grado en virtud del artículo 104.4 del Reglamento Penitenciario previsto para “los penados enfermos muy graves con padecimientos incurables, según informe médico”. “Podrán ser clasificados en tercer grado por razones humanitarias y de dignidad personal, atendiendo a la dificultad para delinquir y a su escasa peligrosidad”, dice. Además el auto ordena que se le incoe un expediente para acceder a la libertad condicional. Termina de cumplir su condena el año que viene.
Los informes médicos
Esta decisión solo es recurrible por el preso y por la Fiscalía, por lo que la excarcelación se hará efectiva en los próximos días salvo que el ministerio público cambie su parecer. Los informes médicos que obran en el expediente del preso han sido valorados por el servicio forense dependiente del Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses de los Órganos con Jurisdicción estatal. Concluyen que “el tratamiento a realizar es una quimioterapia paliativa que controla la enfermedad y minimiza los síntomas, pero no es un tratamiento curativo”.
“En cuanto al pronóstico vital, no se puede realizar una precisión como tal pero sí entendemos que en cualquier caso el tratamiento será paliativo y nunca curativo", zanjan los médicos. El Ministerio del Interior no le concedió el tercer grado. En su lugar, el pasado octubre le acercó desde la cárcel madrileña de Estremera a la de Soria dentro del plan de traslados de etarras emprendido por el Gobierno de Pedro Sánchez. Además, le concedió el artículo 100.2, que le permitió flexibilizar el primer grado penitenciario en el que se encontraba.
Ahora la Audiencia Nacional, atendiendo a su estado de salud, sostiene que “su permanencia en la cárcel” entraña “cierto riesgo para su vida e integridad física” y puede “provocar una evolución desfavorable de la enfermedad”. Destaca que el informe médico apunta a “la necesidad de tratamiento analgésico intensivo o incluso de colocar una sonda para alimentación”.
Su historial criminal
Troitiño, alias Antxon, nació en Palencia hace 63 años. Fue condenado a 2.700 años de cárcel por todos sus atentados como miembro de ETA. Integró el sanguinario comando Madrid junto a otros históricos de la banda como José Ignacio de Juana Chaos. Fueron responsables, entre otros, del atentado en la plaza de la República Dominicana de la capital en el que asesinaron a 12 guardias civiles. Según la sentencia, Troitiño fue el encargado de activar la carga explosiva.
Cumplió 24 años de cárcel, descontando seis años del máximo de 30 que establecía el Código Penal vigente cuando cometió los hechos. Su primera excarcelación, en 2011, se vio envuelta en un debate jurídico sobre la aplicación de las redenciones sobre su condena. En un primer momento se decretó su libertad, y luego se revocó. Pero para entonces ya era tarde y Troitiño había huido. Buscó refugio en Reino Unido, donde fue detenido varias veces a petición de España.
Ambos países mantuvieron años de enredo judicial hasta que el terrorista fue finalmente extraditado. Actualmente estaba cumpliendo una condena de casi seis años de cárcel por integración en organización terrorista que terminará el 23 de noviembre de 2022. Durante el juicio, él negó sus vínculos con la organización: "A ETA no le doy ni los buenos días".
El juez admite que los criterios sanitarios se imponen sobre otras consideraciones y admite que no cabría concederle el tercer grado si hubiera que valorar su evolución positiva o la asunción de la gravedad de sus actos ya que no ha sido suficientemente favorable. No obstante, como aspectos positivos destaca el cumplimiento de la mitad de su condena, su correcta participación en actividades de la cárcel o el periodo prolongado sin comisión de infracciones disciplinarias.