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Cómo afecta el "tsunami" de calor en la cárcel: "Se multiplican por diez los incidentes de los presos"

Los internos en la cárcel pasan 15 horas al día encerrados en sus celdas que se convierten en unas auténticas saunas cuando llegan las olas de calor en verano

Exterior de la prisión de Zaragoza en la que se ha encontrado el cuerpo.
Exterior de la prisión de Zaragoza en la que se ha encontrado el cuerpo. Europa Press

¿Cómo se vive una ola de calor dentro de la cárcel? Esa es la pregunta desconocida para muchos que vamos a intentar responder en las siguientes líneas. La vida dentro de prisión no es tan fácil como muchos creen. Los internos pasan en sus celdas 15 horas al día. Unas celdas que se convierten en auténticas "saunas" en verano por el cemento que recubren sus paredes. "Cuando llegan las altas temperaturas estas se perciben como un 'tsunami'. Eso provoca que aumente la agresividad de los presos y se multiplican por diez los incidentes", según explican a Vozpópuli fuentes penitenciarias.

Los funcionarios que trabajan en la cárcel describen como un "tsunami" cuando llegan las olas de calor a las prisiones. "Si ya es complicado vivir entre rejas cuando aterriza ese calor extremo es como una doble condena", afirman algunos de estos trabajadores que también padecen la misma situación que los delincuentes que cumplen sus penas.

El interior de las celdas se convierten en "hervideros" donde suben más si cabe los grados ya de por si altos de la época estival. Para entender esta situación hay que explicar el horario que tienen los internos en espacios cerrados de pocos metros. El horario dentro de la cárcel es que los calabozos se cierra de 20:30 hasta las 8:15 horas y de 13:30 a las 16:30 horas. En total, unas 15 horas en estas saunas. "Se acaba convirtiendo en un infierno", relatan estas fuentes.

El "hervidero" de la cárcel

Una de las alternativas que tienen los delincuentes para frenar la ola de calor en la cárcel es la compra de ventiladores. Sin embargo, tienen dos problemas a la hora de adquirirlos. Quienes los pagan no cuentan con que tarden casi dos meses en llegar a sus habitáculos, cuando ya no son necesarios. Esa es la opción de los privilegiados ya que otros muchos no tienen recursos para poder conseguirlos.

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En las prisiones nuevas, los espacios cuentan con duchas. El agua que emana de sus gritos es muy fría en invierno y muy caliente en verano. A pesar de todo ello, el principal problema llega por la noche cuando el cemento de las paredes expulsa el calor adquirido a lo largo del día por los rayos del sol.

A todas estas circunstancias se le une la poca higiene que tienen los presos dentro de la cárcel. Esto provoca la plaga de chinches y cucarachas en el interior de sus calabozos con el consiguiente trabajo del protocolo sanitario.

El ramadán en verano

Cuando el periodo del ramadán cae en época estival es otro de los problemas con los que tienen que lidiar los funcionarios. La población musulmana, cada vez más grande en el interior de la cárcel, se pasa todo el día sin comer. "Aumenta la irritabilidad con el consiguiente incremento de la agresividad en los módulos", detallan.

El escenario de las grandes peleas se produce en el comedor. "Codo con codo" se reúnen en una mesa reducida un total de ocho personas sin ventilación lo que hace que afloren las disputas entre los presos. "Un problema previo puede ser fatal o el descontento con los alimentos", lamentan estas fuentes.

Algunos de los nuevos centros penitenciarios cuentan con la ventaja de tener piscina dentro de los complejos. Más de medio centenar de estos presos salen "de golpe" a disfrutar de este tiempo de ocio en los que también se vive "momentos de tensión". "Trifulcas o accidente", con los que tienen que convivir los trabajadores de la cárcel.

Aumenta la conflictividad

Todas estas circunstancias en el interior de las prisiones generan con las olas de calor una "enorme conflictividad" que se traduce con las agresiones entre internos pero también a los funcionarios. "Los incidentes se multiplican por diez. La realidad de la prisión es mucho peor de lo que nos hacen ver", lamentan estas fuentes.

Uno de los detalles que están tensando la situación en los centros se ha vivido en la famosa prisión de Lledoners en Cataluña. Los servicios médicos han establecido un horario para las urgencias y no atienden a los presos fuera de ese periodo.

Además, la auxiliar del centro 'castiga' a los internos que hacen mal uso de la medicación o le responden de malas maneras. Estos actos conllevan un castigo de suprimir directamente el fármaco que tienen que ingerir los delincuentes. Provoca la ira de los sujetos en esta cárcel y afecta a la seguridad de los módulos y a la integridad de los trabajadores. Todo ello unido al calor que se padece en estas fechas.

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