Justo cuando el mundo occidental parecía presentar su cara de mayor tolerancia a custiones como la inmigración ilegal, comienzan a calar en el seno de la Unión Europea las tesis de los partidos que hasta no hace mucho eran considerados fascistas, racistas y xenófobos. En concreto, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha animado esta semana a apostar por el modelo melonista de Hermanos de Italia para la inmigración, el cual ya ha recibido el apoyo de 14 países, entre los que se encuentran Francia, Italia y Alemania.
Según el modelo Meloni, que ha sido tumbado por la justicia de Italia, se crearían en la Unión centros de deportación de personas migrantes irregulares fuera del territorio comunitario mientras se resuelven sus casos en la Unión. Se trata de un diema al que se enfrenta una UE donde los países no deportan. España solo ha enviado de vuelta a sus países de origen a unas 2.500 personas de las que han llegado de forma irruegular en el primer trimestre del año y, aún así, es el quinto país de la eurozona donde esta cantidad es más alta, ya que lo superan Francia, Alemania, Suecia y Chipre —datos de Eurostat del primer cuatrimestre de 2024—.
Por otro lado, el número de cruces ilegales de las fronteras de la Unión Europea bajó un 42% hasta las 166.000 en los primeros nueve meses de este año —datos oficiales de la UE a través de su agencia Frontex—. Las disminuciones más significativas en los cruces fronterizos irregulares se observaron en las rutas de los Balcanes Occidentales y del Mediterráneo Central, con una disminución del 79% y el 64%, respectivamente, con unas cifras de agentes sueprvisores de fronteras que superan los 3.000.
En España, sin embargo, la historia es bien distinta. La llegada incesante de inmigrantes a las costas nacionales es lo que ha provado el aumento significativo del número de devoluciones. Para muestra, otro dato, de los años 2022 y 2023, entre ambos ejercicios, España solo devolvió a 10.800 inmigrantes ilegales a sus países de origen, prácticamente la misma cantidad que se obtendría de multiplicar por 4 la primera cifra trimestral de 2024. En aquella ocasión, según Eurostat, el país era el octavo en número de deportaciones efectuadas. Se trataba de un 54% más euq en el mismo periodo de 2022.
Solo en julio y agosto, a Canarias han llegado más de 2.600 personas, lo que ha provocado el descontento en las islas con la tolerancia europea de la inmigración, hasta el punto de forzar al principal partido de la oposición a nogociar con el Gobierno el reparto de los inmigrantes por el resto de comunidades autónomas. El problema, se entiende, es serio.
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