La Agencia Europea de Fronteras (Frontex) ha pedido a España que le ayude en su despliegue en África occidental para frenar la llegada de cayucos a Canarias cuando países europeos como Francia tienen en ese territorio agentes y fuerzas militares. Frontex está formada por cuadros militares y policiales de la UE para controlar la inmigración ilegal, entre otros objetivos. Los países africanos interpretan que aceptar la presencia de Frontex en sus costas es reconocer a una entidad colonial, que este cuerpo de seguridad les va a llenar sus países de espías para resolver un problema generado por los que tienen el problema migratorio en destino (Francia) tras la extracción industrial de recursos naturales y explotar sectores estratégicos desde sus independencias en los años 60. Los funcionarios españoles se han ganado el corazón de los africanos por el respeto con el que hacen su trabajo.
España lleva en África de toda la vida pero desde el año 2003, en que hubo una llegada masiva de cayucos a las islas Canarias, ha ido desplegando sus agentes de forma discreta previo convenio cooperando de tú a tú con los funcionarios de seguridad africanos. Para los países africanos, España en estos últimos 20 años no se ha comportado como una entidad colonial. El buen hacer de los agentes de la Policía Nacional, Guardia Civil y Ejército de Tierra ha provocado un clima de confianza con sus homólogos africanos que con Francia ha sido imposible por ausencia de empatía. Si el éxito de España no ha sido mayor ha sido por los bloqueos de terceros que han querido frenar esa influencia y las ONG afrancesadas que tienen tanto en Canarias como en Madrid y África occidental anestesiadas elaborando discursos que ubican a España en una posición compleja con filtraciones de datos de salidas de cayucos, generando un discurso de odio a todo lo que suene medidas de prevención o bautizando conceptos que la ONU no comparte como llamar al trayecto con las islas como 'Ruta Canaria' para focalizar en las islas el problema y generar una necesidad en destino.
Estar sobre ese suelo implica manejar información sensible cerca de Canarias y España, en esa lógica, se aferra a lo que digan los gobiernos africanos y sin entrar en injerencias. España tampoco quiere que su seguridad con Canarias esté en manos de un alemán, holandés o de alguien de Luxemburgo.
En 2023 un agente de Frontex de Luxemburgo desplegado en Canarias fue expulsado por la Policía Nacional por realizar comentarios racistas. La Agrupación Nacional Marine Le Pen en Francia fichó para las elecciones europeas a Fabrice Leggeri, exdirector de Frontex, y cuestionado por ONG y gobiernos en origen de los cayucos.
La lógica de Mauritania
El jefe de la delegación mauritana con las autoridades europeas sobre el Frontex, Mahfoudh Ould Brahim, ha constatado que la presencia de los agentes de Frontex en este país provocan reacciones políticas y populares de rechazo para crear puntos avanzados de control y seguimiento Nouakchott y Nouadhibou. Mauritania sostiene que la repatriación solamente es para mauritanos y sus descendientes pero no para subsaharianos que emplean el país como punto de tránsito. El socio comercial de España reclama control fronterizo en el sur, el este y el norte de Mauritania, y no sólo sobre las zonas fronterizas de Europa dado que buena parte vienen del Sahel y al sur por Senegal.
Senegal y UE pactaron en 2022 el despliegue de Frontex pero Dakar no ha ratificado el convenio, que fue una de las cosas que aupó a Bassirou Diomaye Faye a la presidencia senegalesa, el saliente Macky Sall quiso impedir su candidatura, restringió redes sociales, presionó a medios independientes y pidió repetir las elecciones tras perderlas en 2024. Tras tomar posesión el 2 de mayo de 2024 dijo que entre Europa y Senegal, "la cooperación es densa y multifacética, pero juntos queremos una asociación repensada, renovada" y "capaz de sostener la dinámica innovadora que queremos imprimir en nuestras relaciones", declaró Bassirou Diomaye Faye.
Esto pasará por poner a Frontex como un asunto a resolver cuando haya una limpieza de intereses franceses y que este mes de septiembre le tocó el turno a Auchan, Alcampo en España, como en agosto a Canal +, que llevaría 30 años sin pagar impuestos y generando ideología paternalista en Europa y África occidental sobre los países africanos desde hace 30 años. El miedo de las empresas francesas es el efecto cascada del pago de impuestos en 16 países que tienen moneda controlada por el Banco Nacional de Francia.
De momento, Faye no quiere oír hablar de Frontex en su país y, sin Senegal, de donde vienen buena parte de los cayucos a Canarias no hay nada que hacer. Quiere una revisión de los acuerdos pesqueros que el país de África occidental ha firmado con entidades extranjeras con anterior gobierno para garantizar que los acuerdos respondan mejor a la sobrepesca y su impacto en los pescadores en pequeña escala de la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada, que en el negocio extractivo del mar se llama INDNR.
No es solamente Senegal y Mauritania: también Túnez
Al norte de África, el presidente tunecino Kaïs Saïed rechazó los 127 millones de euros de ayuda anunciados el 22 de septiembre por la Comisión Europea, de los cuales 67 millones destinados a un programa operativo de asistencia en materia de migración porque "Túnez no acepta caridad ni limosna. Nuestro país y nuestro pueblo no quieren simpatía, pero exigen respeto", dijo en un comunicado Kaïs Saïed en octubre de 2023, donde agregaba el jefe del Estado ubicado a 150 kilómetros de la isla italiana de Lampedusa. "Túnez rechaza lo anunciado en los últimos días por la Unión Europea, no por su ínfima cantidad, porque toda la riqueza del mundo no vale ni un gramo de nuestra soberanía para nuestro pueblo". El presidente francés, Emmanuel Macron, respondió que la propuesta de la UE era "respetuosa" y se basaba en "embarcar expertos, equipos en sus costas para desmantelar las redes de contrabandistas". Esos "expertos" es lo que no quieren los países africanos en su territorio.
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