Cándido Méndez, el secretario general de UGT, se despide esta semana tras la celebración en Madrid del 42 Congreso Confederal. El secretario general ha tenido un año para preparar la sucesión desde que estallara el asunto de los ERE de Andalucía que salpicó al sindicato. Muchos temieron que no pudiera llegar a marzo debido a uno de los casos de corrupción más importantes de los últimos años.
Hace algo más de un año se llegó a decir que la jueza que tramitaba las diligencias iba a llamar a declarar al secretario de UGT, lo que encendió todas las alarmas de la organización. “No lo resistirá, se irá antes”, llegó a decir uno de sus colaboradores. Cándido Méndez llegó por un escándalo, el de las viviendas de PSV, que le costó el puesto a Nicolás Redondo, y se va empujado por otro escándalo.
Lleva unos meses de despedida y el viernes recibió el apoyo de sindicatos y empresarios en una conferencia en el Hotel Ritz donde llegó a decir que no volverá a tomarse un café ni de manera accidental. Algunas personas cercanas le sitúan en una fundación de la órbita de UGT.
UGT quiere hacer un cambio radical en el que van a mandar las federaciones
La estrategia diseñada por el sucesor de Nicolás Redondo incluía dejar el puesto a Miguel Ángel Cilleros, secretario general de Transportes. Parece que en las últimas semanas su rival, José María Álvarez, secretario general de Cataluña, habría logrado empatar en apoyos.
Sin embargo, en los últimos días se han producido algunos movimientos y el apoyo de la Federación de Metal de Andalucía hace que, de nuevo, el candidato oficial es el que más posibilidades tiene de hacerse con el despacho de Cándido Méndez.
El sindicato ha decidido hacer una reforma desde arriba y el congreso va a certificar un cambio radical en el que van a mandar las federaciones, en detrimento de las uniones, las organizaciones regionales. Quieren dedicarse más al trabajador y menos a la burocracia.
En los últimos años, y al amparo de la participación en los cursos de formación y en los órganos institucionales, el sindicato había formado una estructura burocrática que ha terminado con decenas de ERE y despidos en las organizaciones territoriales.
El sindicalismo español se ha visto manchado por las acusaciones de corrupción
Muchas de las uniones han terminado cerca del concurso de acreedores y sólo la intervención de la secretaría nacional, que ha inyectado dinero, ha evitado su quiebra técnica. El sindicalismo español se ha visto manchado en los últimos años, también, por las acusaciones de corrupción, especialmente por su participación en los ERE de Andalucía.
Cándido Méndez ha reconocido que recibió un golpe muy fuerte cuando conoció que el histórico José Ángel Fernández Villa, de SOMA, se había acogido a la amnistía fiscal (afloró 1,4 millones de euros) y que era investigado por la Fiscalía Anticorrupción. El caso de la tarjeta black del secretario de Madrid también perjudicó la imagen del sindicato.
“No se debe tener confianza ciega en nadie”, llegó a señalar en su conferencia del pasado viernes en Madrid. Méndez reconoce que la organización ha sufrido con los escándalos, pero mantiene que actuaron de manera firme y no ha habido nadie imputado en los cargos directivos.
Los escándalos y la crisis han provocado un descenso en la afiliación del 11% desde el año 2012, mientras que los cotizantes han descendido en un 15%. Han bajado un 3,5% en sus resultados en las elecciones sindicales.
Este lunes le preparan un homenaje al que asistirán los ex presidentes socialistas españoles
Cándido Méndez anticipó hace unos días el mensaje que va a enviar a los más de 600 delegados que participan la próxima semana en el congreso. Quiere una organización más sencilla, más eficaz, austera y transparente, “que nos vincule más y mejor a los jóvenes y a los técnicos”. En todo caso serán ellos los que decidirán y no Méndez. “Conmigo se cierra una época” llegó a decir el pasado viernes ante la flor y la nata del empresariado español. El lunes parece que le preparan un gran homenaje al que asistirán los ex presidentes socialistas españoles.
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