España

La Unión Europea pone el foco en los cereales: el llamativo contraste entre España y el resto de países miembros

La lluvia dificulta la producción de cereales en el oeste y su escasez favorece la sequía en el sur

La Unión Europea ha dado alerta de otro potencial inconveniente alimenticio a raíz, una vez más, de las condiciones climáticas en sus países miembros. Esta vez, el foco recae sobre los cereales, cuya cosecha y producción durante la temporada de invierno se han visto aplazadas tras las lluvias frecuentes e intensas en gran parte de las naciones de Europa occidental y septentrional. Sin embargo, en el resto de los países miembros, entre ellos España, las precipitaciones han sido protagonistas por su ausencia durante la mayoría del año.

A falta de un mes para que termine el año, las altas temperaturas y la escasez de agua se han consolidado como los dos fenómenos anuales más frecuentes en España. Ambas condiciones climáticas representan un problema para la península y, sobre todo, para el sector de la agricultura. Muchos productos de marca nacional se ven perjudicados por la falta de líquidos o fluidos con los que hacer de su fruto un valioso y aprovechable ingrediente. Pero muchos otros se han visto un tanto beneficiados, como los cereales, que se adaptan muy bien a los terrenos secos y son capaces de hacer frente, como en este caso, a fuerte y alargados periodos de sequía.

Los cereales contienen gran cantidad de moléculas, como el almidón, lípidos, celulosa, gluten y distintas proteínas, lo que hace de este producto un componente básico en la alimentación humana. Algo parecido ocurre con el aceite de oliva. Este último también se ha convertido en parte fundamental de la dieta alimenticia y en un ingrediente imprescindible en platos típicos de la gastronomía española, como la paella. Sin embargo, el aceite de oliva andaluz, que supone un 80% de todo el producto español, corre un grave peligro debido a las condiciones climáticas de la zona, al igual que pasa con los cereales en el resto de países que forman la Unión Europea, donde se está produciendo un clima completamente opuesto.

Unas condiciones más húmedas de lo habitual en la mayor parte de Europa occidental, septentrional y central han retrasado la siembra de cereales de invierno, como el trigo, el centeno, la cebada o la avena; afectando a todo el proceso de producción de estas semillas y a aquellos negocios y comercios que viven de ello. En un principio, estos se caracterizan por ser sembrados entre octubre y febrero y, normalmente, las bajas temperaturas de los primeros meses hacen que su crecimiento sea lento, paulatino y muy cuidado, algo que se verá afectado durante la cosecha de esta temporada.

La Unión Europea expone el problema de los cereales tras las concentradas lluvias

A través de los resultados concluyentes del informe mensual que publica el servicio MARS, la Unión Europea destaca un gran y llamativo contraste entre las precipitaciones registradas en los extremos de sus territorios. La única parte que se salva, como casi siempre ocurre, es Europa central (como puede ser el caso de Hungría, Eslovaquia o Eslovenia), donde se han dado condiciones más húmedas y cálidas de lo habitual. El resto de países miembros de la Unión Europea se ven afectados de una forma u otra.

Por ejemplo, en gran parte de Europa occidental (como Alemania, Bélgica o Países Bajos), así como en algunas regiones del norte y los países escandinavos y bálticos, las precipitaciones excesivas desde mediados de octubre han retrasado o impedido la campaña de siembra de los cereales. Un fenómeno que también ha ocurrido en los países orientales de la Unión Europea (como Georgia, Armenia o Azerbaiyán) aunque no de la misma manera: en estos territorios, las condiciones sumamente secas del suelo han pospuesto de igual manera la producción de cereales.

"En Europa occidental, la campaña de siembra y la brotación de los cereales de invierno han sufrido graves perturbaciones debido a las frecuentes y abundantes precipitaciones", señaló el informe de la Unión Europea, añadiendo que la situación era especialmente grave en el oeste de Francia, donde la campaña de los cereales se ha ralentizado bastante durante octubre y noviembre, lo que aumenta el riesgo de que algunas plantaciones previstas, tal y como informa la Unión Europea, no lleguen a completarse a tiempo.

Por el contrario, en gran parte del sur de Europa, como ocurre con el caso de España, la persistencia de temperaturas superiores a la media y las escasas precipitaciones debido a la sequía también han complicado el inicio de la cosecha invernal de los cereales. Sin embargo, este no es problema para las regiones mediterráneas, puesto que estos países se encuentran con sobreabundancia del producto debido a su gran producción durante todo el año (puesto que las condiciones han ido remando a favor). Esto ha hecho que en muchos sitios, sobre todo en las comunidades españolas, el precio de los cereales haya sufrido un apreciable descenso.

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