España

Urkullu se queda solo con el estado de alarma: sin sus socios y sin los jueces

El lehendakari, Íñigo Urkullu, colecciona disgustos últimamente. La pandemia tiene que ver con la mayoría de ellos. Porque primero el Gobierno de Pedro Sánchez hizo caso omiso de sus ruegos

El lehendakari, Íñigo Urkullu, colecciona disgustos últimamente. La pandemia tiene que ver con la mayoría de ellos. Porque primero el Gobierno de Pedro Sánchez hizo caso omiso de sus ruegos para prorrogar el estado de alarma y después, este mismo viernes, la Justicia le asestó un varapalo al frustrar sus planes para mantener las restricciones. Urkullu, más solo que nunca. Ni los jueces ni los socios ni tampoco otros presidentes autonómicos le respaldan.

La situación epidemiológica del País Vasco ha mejorado levente esta semana, pero la cuarta ola ha sido especialmente virulenta en la comunidad, como viene contando Vozpópuli. Contagios disparados y camas de UCI colapsadas. Por ello el Gobierno que dirige Urkullu pretendía mantener las restricciones con el objetivo de contener al virus. Pero los planes no han salido como esperaban en Ajuria Enea.

Durante las últimas semanas el PNV ha insistido por tierra, mar y aire en la necesidad de que el Gobierno alargase el estado de alarma. Lo que empezó siendo una petición acabó siendo casi un ruego. Pero está claro que en el Palacio de la Moncloa se apuesta por levantar este paraguas legal y confiar en que la vacunación sirva para vivir un verano lo más normal posible que contribuya a la recuperación económica. Al revés de lo que ocurrió en el pasado, en esta ocasión no ha habido otros presidentes autonómicos que se sumasen a la tesis de Urkullu. Batalla perdida para él.

Roce con sus socios de gobierno

El empecinamiento peneuvista por la alarma provocó incluso un roce con sus socios del Ejecutivo vasco, ya que la vicelehendakari y líder del PSE, Idoia Mendia, proponía como solución hace unos días que Urkullu pidiera al Gobierno el estado de alarma sólo para Euskadi. Propuesta que disgustó a los jeltzales, que repiten que esa opción no sirve porque "la pandemia es global".

La idea de Urkullu y sus colaboradores más cercanos era mantener al menos el toque de queda y los confinamientos municipales. Pero el TSJPV decidía este viernes impedir ambas restricciones, así como la de la limitación de las reuniones sociales

Así las cosas, el Gobierno vasco anunciaba esta misma semana que estaba trabajando en un decreto para mantener las restricciones en la medida de lo posible. La idea de Urkullu y sus colaboradores más cercanos era mantener al menos el toque de queda y los confinamientos municipales en aquellas localidades donde la incidencia fuera demasiado alta. Pero el TSJPV decidía este viernes impedir ambas restricciones, así como la de la limitación de las reuniones sociales. Un varapalo que además es más duro que en otras comunidades autónomas, donde los jueces sí permiten los toques de queda.

El propio lehendakari ya había advertido el jueves del poco optimismo que tenía respecto a la decisión judicial. Se quedó corto en su pronóstico. Y las restricciones del Ejecutivo vasco anunciadas este viernes por la tarde son casi simbólicas en comparación con sus planes previos. Así, la pesadilla de la gestión de pandemia deja más solo y, sobre todo, desgasta aún más a Urkullu.

Amén del citado roce con sus propios socios, el PNV ha vivido en los últimos días un recrudecimiento de las relaciones con la oposición precisamente a cuenta de la gestión de la pandemia. Porque en el pleno del pasado jueves se vivió un fuerte encontronazo entre los peneuvistas y EH Bildu a raíz de que los abertzales llevaron a la Cámara de Vitoria el intento de reprobación de la consejera de Salud, Gotzone Sagardui. Desde el partido gobernante acusaron a los bildutarras de sumarse a "la foto de Colón" junto a PP, Cs y Vox, partidos que respaldaron con su propia enmienda la citada reprobación.

Así las cosas, la gran pregunta que queda pendiente sobre la estrategia del lehendakari es, de hecho, por qué no pide un estado de alarma sólo para el País Vasco, opción que es totalmente legal y que proponen hasta sus socios de gobierno. ¿La imagen de ser el único presidente autonómico en pedirlo supondría demasiado coste político para el futuro? ¿O realmente cree que esa alarma exclusiva para Euskadi no serviría?

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