Una decena de agentes de la Guardia Civil asignados a tres unidades de Alicante, encargados de custodiar y acompañar el traslado de las vacunas a las residencias de mayores, se vacunaron a finales de diciembre contra la covid-19 al sobrar dosis en los distintos centros a los que acudieron y ofrecérselas el personal médico, según han confirmado a Europa Press fuentes de la Comandancia alicantina.
Se trataría de ocho efectivos y un teniente del cuartel de Dénia y otras agentes de Benidorm y Torrevieja (Alicante), todos ellos relacionados con el proceso del traslado de las vacunas, según una información publicada este martes por el diario Levante-EMV.
La vacunación se llevó a cabo en centros de mayores al tratarse de las patrullas encargadas de custodiar las dosis que debían administrarse en estos centros cuando arrancó el periodo en la Comunidad Valenciana y fueron ofrecidas por el personal médico de las instalaciones porque "se iban a tirar a la basura", tal y como han confirmado fuentes del instituto armado a Europa Press.
"No se ha incumplido el protocolo"
Desde la institución se ha trasladado que "en ningún momento se ha incumplido ningún protocolo ni regla" y que "no ha existido ni premeditación ni alevosía", puesto que estas tres unidades eran las encargadas de supervisar los procesos de vacunación en residencias y fueron los sanitarios los que ofrecieron las dosis antes de desecharlas.
Asimismo, explican que, en cuanto el general jefe de la zona de la Guardia Civil tuvo conocimiento de lo ocurrido, emitió el 10 de enero una instrucción aclaratoria después de consultar la situación con la Conselleria de Sanidad en la que adjuntaba la prohibición a todos los efectivos de recibir las dosis.
"El propio personal sanitario ofreció ponérsela, explicándoles que eran dosis sobrantes y que serían desechadas. Esta información se trasladó a la Conselleria de Sanidad de la Comunidad Valenciana, la cual aclaró que no podía ser vacunado nadie sino conforme a los protocolos establecidos", asegura la Comandancia.
El instituto armado insiste en que "no se ha incumplido ningún protocolo" y que advirtió a los agentes después de hablar directamente con Salud Pública para "corregir" cualquier comportamiento. Por su parte, fuentes de la Conselleria de Sanidad han señalado a Europa Press que no se abrirá ninguna investigación si no existe una denuncia formal.
Vacunaciones irregulares
La vacunación contra el coronavirus se ha visto envuelta en una gran polémica en España por la inmunización de personas que no cumplen el protocolo. El Ministerio de Sanidad emitió un documento en el que se daba prioridad de los mayores en residencia y a las personas vulnerables. A pesar de ello, el consejo de Sanidad de la Región de Murcia o el anterior Jemas, Miguel Ángel Villarroya.
Alcaldes o concejales de pueblos pequeños también se han inmunizado antes de tiempo asegurando que habían utilizado dosis sobrantes con el objetivo de no tirarlas.
Sindicalistas, mensajeros y religiosos
El Hospital Santa Marina de Bilbao, cuyo gerente dimitió al conocerse que se había vacunado de manera irregular, también administró la vacuna a otros directivos del centro y a 16 personas ajenas al mismo, como sindicalistas, religiosos, trabajadores de la cafetería, de una empresa de 'vending' y otra de mensajería.
La consejera de Salud del Gobierno Vasco, Gotzone Sagardui, ha comparecido este miércoles en el Parlamento vasco para informar sobre lo sucedido en este hospital y ha achacado a un "error" fruto de la "descoordinación" de la vacunación "masiva". También ha hablado de lo sucedido en el hospital de Basurto, donde también fue cesado su gerente por saltarse el protocolo.
En el caso del hospital de Santa Marina, el día 19 de enero el gerente envió un mensaje a la directora general de Osakidetza, Rosa Pérez, y a la propia Sagardui para informar de que se había "culminado" la vacunación tras inocular dosis a 550 personas, incluido él mismo.
Esa cifra sorprendió a ambas, que pensaron que "tenía que haberse producido un error de planificación" porque la campaña acababa de empezar "y no era normal administrar tantas dosis", y además porque existe una instrucción para no vacunar a más del 50 % de la plantilla de los centros sanitarios para evitar que una reacción adversa pudiera afectar al servicio.
"La vacunación masiva en Santa Marina fue un error, una descoordinación de la que nos sentimos responsables en el Departamento y en Osakidetza, yo la primera. Desde uno y otro lado estábamos hablando de cosas diferentes", ha dicho la consejera.
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