En España da la sensación de que hay dos estrategias de vacunación: la de Sanidad, y la del Ejército. En realidad solo hay una, la desarrollada por el Ministerio de Sanidad con las comunidades autónomas, pero pareciera que son dos, dado que las Fuerzas Armadas no cumplen con todo lo que establece la Estrategia de vacunas que todos debemos cumplir.
Por primera vez, el 24 de marzo, el Ministerio de Sanidad dio cuenta exacta de las dosis que habían ido a parar al Ejército en su informe diario de vacunas. En total, hasta este momento se han destinado 55.600 vacunas a las Fuerzas Armadas. De ellas, 36.100 son de AstraZeneca y 19.500 de Pfizer.
Llama la atención que las Fuerzas Armadas hayan recibido tal cantidad de dosis de Pfizer, cuando estas están destinadas exclusivamente a sanitarios, personas mayores en residencias, personas altamente dependientes y mayores de 70. Solo en el caso de los sanitarios hay una correspondencia con el personal de Fuerzas Armadas.
Sin embargo, de acuerdo con la Estadística de Personal Militar de Carrera y de la Guardia Civil que publica el Ministerio de Defensa, el Cuerpo Militar de Sanidad está compuesto por un total de 2.340 efectivos. De los mismos, solo 1.596 están en activo, encontrándose 326 en excedencia voluntaria y 465 en reserva.
Aun así, dando por hecho que todos son esenciales, solo serían necesarias 4.680 dosis de Pfizer para tener a todos los profesionales sanitarios del Ejército vacunados. Sin embargo, no se ha vacunado solo a los sanitarios, incumpliéndose así la Estrategia de Vacunación que todos deben cumplir. La propia ministra de Defensa, Margarita Robles, admitía este hecho en la comparecencia que dio para hablar de vacunas.
En la misma, apuntando a datos del 5 de marzo, señaló que se habían destinado 4.125 vacunas para el personal sanitario asistencial /equipos móviles de vacunación y de los hospitales Gómez Ulla y Militar de Zaragoza. Hasta aquí, se habría cumplido con la estrategia. Sin embargo, Robles admitió que se habían dedicado 2.993 vacunas para personal previo al despliegue a Zona de Operaciones y 971 para "el resto para personal de la Unidad Militar de Emergencias de más de 55 años, así como para puestos críticos".
Ninguno de estos dos casos está justificado en la Estrategia de Vacunación. Tanto el personal desplegado en zona de Operaciones como los miembros de la Unidad Militar de Emergencias deberían haber recibido la vacuna de AstraZeneca, de las cuales, por cierto, el Ejército posee un stock de más de 20.000 dosis.
Profesores en el limbo y militares vacunados
La vacunación del personal de la UME mayor de 55 años con vacunas de Pfizer ha supuesto un trato de preferencia respecto a, por ejemplo, los profesores, considerados también personal esencial. Los profesores mayores de 55 años han estado en el limbo durante semanas en los que la vacuna de AstraZeneca solo estaba indicada para los profesionales de la enseñanza menores de esta edad.
No se les ha administrado la de Pfizer. Lo que sí se les comunicó es que deberían esperar su turno. Este ha llegado tras el sí de la Comisión de Salud Pública a ascender el límite de edad para ser vacunado con AstraZeneca hasta los 65 años. Ha sido a partir de ese momento cuando los profesores y los policías de más de 55 años han podido ser vacunados y siempre con AstraZeneca.
El Ejército, en cambio, tomó la decisión, incumpliendo la Estrategia, de vacunar a los mayores de 55 con Pfizer, aunque no fuesen sanitarios. El documento de Sanidad es meridianamente claro al respecto. Las Fuerzas Armadas forman parte del grupo de vacunación 6A y todas "las personas del grupo 6 que comiencen con la pauta de vacunación y hayan nacido entre 1966 y 2003 (entre 18 y 55 años) se vacunarán con AstraZeneca. Las personas nacidas antes de 1966 se vacunarán más adelante, cuando les corresponda tras vacunar a las personas más vulnerables".
La primera vez que se supo esto fue cuando saltó la noticia de que el ex Jefe de Estado Mayor de la Defensa, Miguel Ángel Villarroya, se había vacunado contra la covid-19 saltándose la cola. Este periódico ha publicado recientemente la orden en la que se establecía la vacunación de 370 mandos militares al margen de lo establecido por la Estrategia de Vacunación.
No todos incurrieron en la precipitación de Villarroya, pues según desveló Vozpópuli, varios altos mandos rechazaron ponérsela por precaución o para dar ejemplo ante los subordinados. Por aquel entonces, apenas iniciada la campaña de vacunación, se estaba empezando a administrar dosis a las personas mayores que vivían en residencias.
El Ejército, el que más lento vacuna
Por otra parte, hay que señalar que el Ejército es el grupo que más despacio vacuna de acuerdo con el informe diario de vacunas de Sanidad. De las más de 55.600 dosis recibidas, ha administrado poco más del 60 por ciento de las mismas. Las siguientes comunidades rondan el 80 por ciento de dosis administradas.
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