Una tormenta seca con rachas muy fuertes de viento derribó la madrugada de este sábado varias estructuras del Medusa Festival de Cullera (Valencia), donde se concentraban unos 50.000 jóvenes, y los efectos del vendaval causaron la muerte de un joven de 22 años y heridas a varias docenas de personas.
El número concreto de heridos se desconoce pues hubo muchos que se fueron en vehículos particulares a centros sanitarios, si bien el recuento oficial de la Conselleria de Sanidad cifra en 32 los trasladados en ambulancia a hospitales, de los que cuatro han quedado ingresados, entre ellos una joven de 19 años con la columna vertebral rota que está a la espera de ser operada.
Esta joven se encuentra hospitalizada en Alzira, en el Hospital de la Ribera, mientras que en el Clínico de València permanecen ingresadas otras dos chicas, de 19 y 20 años, con fractura de tibia la primera y posiblemente de pelvis la segunda; además, un herido ha sido derivado al Hospital de Sant Joan d'Alacant aunque no se han facilitado datos sobre su estado. El resto de heridos ha sido dado de alta.
La Generalitat ha habilitado un teléfono especial para la atención a familiares y afectados en el Medusa, el 900 365 112, que ha recibido ya 305 llamadas en las primeras horas de funcionamiento.
La organización del festival ha cancelado definitivamente la edición de este año, que iba a celebrarse hasta la mañana del lunes, tras varias horas en las que solamente comunicó su intención de suspender temporalmente los conciertos, todos ellos de música electrónica y de baile con grandes figuras del panorama nacional e internacional y una previsión de 320.000 asistentes a lo largo de seis jornadas de actuaciones, conciertos y sesiones de DJ.
El equipo de policía judicial de la Guardia Civil, en coordinación con el juzgado de guardia de Sueca, ya ha hecho las primeras inspecciones oculares y ha abierto diligencias en relación a este suceso, del que no se ha recibido aún denuncia alguna.
El Ayuntamiento de Cullera, que ha decretado dos días de luto oficial, asegura que el festival contaba con "todos los permisos y garantías administrativas", mientras que desde la Generalitat se señala que las medidas extraordinarias que se habían tomado antes del Medusa eran por la ola de calor -que mantiene este sábado a la Comunitat Valenciana en alerta roja- pues los "vientos huracanados" se esperaban en el interior, no en el litoral.
El recinto de conciertos, compuesto por cinco escenarios y con grandes atracciones complementarias, como una noria y carpas lúdicas, y un campin para 12.000 personas (que ha comenzado ya a vaciarse), está situado junto a un tramo de la playa de Cullera -uno de los municipios más turísticos del Mediterráneo español- próximo a la desembocadura del río Júcar.
El desalojo de las 50.000 personas que había allí cuando ocurrieron los derrumbes se produjo en unos 40 minutos, según la Guardia Civil, que había diseñado un dispositivo extraordinario de seguridad con 800 agentes (una veintena de ellos de paisano dentro del propio recinto) y una vigilancia especial ante los pinchazos que pudieran producirse o denunciarse.
"Fueron unas rachas de viento inesperadas, rápidas y virulentas. Breves pero intensas", ha detallado este sábado el capitán de la Guardia Civil de Sueca José Vicente Ruiz, quien ha calificado de éxito la evacuación del recinto del Medusa, una operación coordinada junto a la Policía Local, Protección Civil y la seguridad privada del festival.
Sin embargo, en innumerables vídeos que circulan en redes sociales pueden verse escenas de pánico de los jóvenes cuando comenzaban a caer letreros y estructuras metálicas, así como el nerviosismo generalizado a la hora del desalojo entre críticas a la organización del festival por lo que parecía ser una endeble infraestructura para soportar episodios meteorológicos adversos, como el que se produjo.
"¡Esto no es el Medusa, es Jumanji!" fue uno de los gritos más coreados en esos minutos de incertidumbre, carreras, lágrimas y estupor ante lo que estaba ocurriendo, mientras las sirenas de las ambulancias tomaban el relevo a los ritmos electrónicos y "techno" que dominaban el ambiente del festival hasta ese momento.
Lo que prometía ser una fiesta sin fin de tres días en una enorme discoteca al aire libre para ver a artistas como David Guetta, Afrojack o Carl Cox, con estilos desde el "dance" hasta el reguetón y el "remember", se quedó en una tarde-noche de baile con grandes nombres como el de Steve Aoki, el DJ estadounidense-japonés que actuó siete horas antes de la tormenta.
Apoya TU periodismo independiente y crítico
Ayúdanos a contribuir a la Defensa del Estado de Derecho Haz tu aportación