El comunicado de tres folios con el que la exsecretaria general del PP María Dolores de Cospedal ha comunicado su despedida de la política encierra varias medias verdades y alguna mentira, concretamente en la parte que explica por qué recurrió al comisario José Manuel Villarejo, detonante de su marcha.
Cospedal dice que aquellos contactos que ha dado a conocer el periódico 'Moncloa.com' tenían por objeto saber de primera mano los “comportamientos sospechosos” que pudieran estar cometiendo personas por debajo suyo en la formación. Se refiere a los vínculos en torno a una fundación entre el dirigente de su partido Javier Arenas y el extesorero y senador Luis Bárcenas con quienes Cospedal libró una batalla.
Sin embargo, en las grabaciones conocidas en los últimos días también se le escucha interesarse por el hermano del entonces ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, sin ningún cargo en el partido que ella dirigía. Villarejo calificó como el “punto débil” del ministro las relaciones de este familiar con Método 3, empresa de detectives con sede en Barcelona. Luego, el marido de Cospedal le encargó a Villarejo que lo investigase.
Algo más que una "aclaración"
“Lo que hice fue escuchar y pedir aclaraciones”, dice la ex secretaria general del PP. No obstante, del contenido de los audios se desprende que la relación fue más allá porque su marido -a instancias de ella- le llega a ofrecer dinero de las arcas del PP para pagar los trabajos “puntuales” que les interesaban. “Pasa lo que tengas que pasar, baratito, porque estos andan tiesos”, se le escucha decir al empresario López del Hierro en uno de los audios grabados siempre por el policía.
Tampoco las presuntas irregularidades de sus compañeros de partido fue lo único de lo que se habló en su despacho de la sede nacional del PP en la calle Génova. En otro de los extractos difundidos se escucha como el comisario les indica que el principal investigador del caso Gürtel, José Luis Olivera, es una persona de su confianza, que ya había boicoteado diligencias de la investigación que más daño le hizo al PP. Luego este mando policial asumiría responsabilidades de máximo nivel en el Ministerio del Interior bajo el Gobierno del PP.
Cospedal se escuda en que Villarejo contaba con una empresa autorizada por el Ministerio del Interior. Lo cierto es que el comisario no tiene una empresa, sino un conglomerado que creó durante diez años de excedencia en la Policía a la que regresó en 1993. Según plasmó él mismo por escrito, volvió a condición de mantener sus negocios porque en el Cuerpo necesitaban a alguien “de la más absoluta confianza, que realizara actividades aparentemente al margen de la Comisaría General de Información y que dispusiera de infraestructura en funcionamiento en empresas o negocios dedicados a las más diversas actividades”.
No desmiente que Rajoy lo supiera
Esto dista mucho de la relación que mantuvo con Cospedal. Villarejo lleva un año en prisión provisional y la Fiscalía investiga el uso de sus contactos en la Policía para realizar investigaciones privadas por las que se lucraba. Desde el Ministerio Público consideran que el mero hecho de aceptar este tipo de encargos ya supone una incompatibilidad. En su visita en la sede del PP, el mando policial se jactaba de haber estado en la cocina de la desarticulación de la trama que lideraba Francisco Correa.
Cospedal no ha desmentido en su comunicado que diese cuenta de estos contactos al entonces líder del partido Mariano Rajoy como le confesó su marido al comisario en conversación telefónica. En cambio, afirma que nunca ha mentido en un intento de marcar distancias con la actual ministra de Justicia Dolores Delgado quien negó cualquier relación con el excomisario antes de que se diesen a conocer grabaciones compartiendo mesa y mantel en 2009.
Es cierto que la exsecretaria general del Partido Popular no negó conocer al comisario, pero según 'Moncloa.com' los encuentros con Villarejo no fueron del todo transparentes. Fue introducido en la sede del PP en el interior de un coche con los cristales tintados. Entró por el garaje para evitar ser visto y llegó al despacho de Cospedal por el ascensor guiado por López del Hierro a quien Cospedal siempre desvinculó de su actividad política hasta el punto de acusar de “machismo asqueroso” si se le preguntaba por su marido y casos de corrupción.
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