La base aérea de Zaragoza está en peligro. Una fuerza invasora, Occassus, ha capturado el emplazamiento militar, contando con el apoyo de una parte de la población civil y el despliegue de mercenarios afines. No hay margen para la negociación diplomática. Ha estallado la guerra. Las Fuerzas Armadas españolas y sus aliados se disponen a recuperar la región, con el apoyo directo de Estados Unidos. 1.400 militares saltan en paracaídas en puntos estratégicos y la respuesta militar se articula en torno a la propia base aérea, el campo de maniobras de San Gregorio y Huesca. La supervivencia de un país y su soberanía están en juego.
En resumidas cuentas, ese es el guion que sustenta el ejercicio Swift Response, unas maniobras ambiciosas que cuentan con la participación de 2.800 efectivos, procedentes de España, Estados Unidos, Italia, Portugal, Hungría y Francia. Pero a pesar de ser un escenario ficticio, los movimientos militares tienen mucho de real: es una exhibición de músculo de los aliados en un momento de convulsión internacional por la invasión de Rusia a Ucrania. También se fomenta la interoperabilidad entre los socios estratégicos para responder a una crisis real e inmediata.
Son las cuatro de la mañana en Colmenar Viejo, sede del cuartel general de las Fuerzas Aeromóviles del Ejército de Tierra (FAMET). Un reducido grupo de periodistas prepara los últimos detalles para embarcar en un helicóptero Chinook que les trasladará hasta zona de operaciones. Chequeo a los últimos detalles: listo. Despegamos.
El aparato vibra y el ruido es ensordecedor. Se levantan los primeros palmos del suelo; después unos metros en medio de una oscuridad envolvente. Hasta que por fin se toma la altura necesaria para emprender el viaje rumbo a San Gregorio. Las luces en el suelo, ya lejanas, evidencian que en Madrid y en diversas localidades ya hay una tímida actividad en marcha, a pesar de las horas de madrugada.
Despuntan las primeras luces al tomar en San Gregorio. El frío y el viento del cierzo reciben a los visitantes como una sacudida, evidencia de que este enclave en medio de Aragón puede convertirse en un lugar hostil desde el primer momento. Y, en el cielo, retumban las aeronaves que se preparan para una fase destacada del ejercicio.
Un reto que sólo asume España
Esta ‘guerra’ que se libra en territorio aragonés –y una parte en Ablitas (Navarra)- está en plena ebullición, teniendo en cuenta que comenzó el pasado 7 de mayo y se prolongará hasta el día 20 del mismo mes. Para el Ejército de Tierra ha supuesto “el reto de preparación” más importante del año: es la primera ocasión en la que un país que no es Estados Unidos organiza las maniobras, lo que ha supuesto una extensa certificación de las capacidades militares españolas para acreditar las aptitudes requeridas para este desafío. Un reto que ningún otro país europeo ha asumido en esta edición.
¿Les suena este modus operandi? ¿Les recuerda a la actividad desarrollada por algún país en la actualidad?
Occassus ataca, tratando de crear inestabilidad en países de la OTAN. Organiza maniobras militares intimidatorias en las fronteras con los países aliados. Cuenta con compañías militares privadas y empresas de seguridad operando en países aliados con lazos en el crimen organizado. Tienen influencia con núcleos de población inmigrante de su misma etnia, fomentando altercados y revueltas para favorecer sus propios intereses. ¿Les suena este modus operandi? ¿Les recuerda a la actividad desarrollada por algún país en la actualidad?
Otra cifra que revela la magnitud del Swift Response -en el que la División Castillejos del Ejército de Tierra asume el mando del ejercicio- es el número de aeronaves desplazadas para poner a prueba las capacidades de los participantes. España aporta dos aviones A400 y un C21, además de seis helicópteros Tigre, otros cuatro NH90, dos helicópteros Cougar y cuatro Chinook. Estados Unidos, por su parte, incorpora seis aviones C17, tres C130 y algunos aviones de ataque A10, además de ocho helicópteros Blackhawk y Chinook. A todos ellos habría que sumar otro avión C130 de las fuerzas armadas italianas.
La incorporación de los efectivos de seis países ajenos a España ha supuesto un reto logístico, pero esa no ha sido la única dificultad que –junto a la validación previa que se ha exigido al Ejército de Tierra- se ha encontrado en el Swift Response. Porque aunque la guerra sea ficticia, las adversidades que surgen en maniobras de estas envergaduras pueden afectar directamente a su desarrollo.
Ese fue el caso de lo que ocurrió este miércoles en San Gregorio, cuando se esperaba un ‘macro-salto’ militar de paracaidistas. Las fuertes rachas de viento del cierzo, superiores a los 20 nudos, obligaron a suspender esta actividad al superar en exceso los 14 nudos que fijados como límite.
Respuesta colectiva ante una agresión
Lo ensayado en España permite a los países aliados ofrecer una respuesta rápida ante una agresión directa contra alguno de sus miembros; el equivalente a la activación del artículo 5 de la OTAN, de defensa colectiva ante un ataque militar a cualquiera de los integrantes de la Alianza. De ahí la relevancia de estos ejercicios desarrollados principalmente en Aragón y de los que Vozpópuli ha sido testigo directo.
La ‘guerra’ que ha estallado en el corazón de Aragón se desarrolla a la vez que otros ejercicios que estos días tienen lugar en Estonia y Grecia, bajo el paraguas de las macromaniobras Defender Europe 2023. Su nombre pone de relieve el objetivo definitivo de este ensayo militar colectivo, auspiciado por el United States Army Europe and Africa (USAREUR-AF), la división militar de Estados Unidos en Europa y África.
Un esfuerzo militar de primer nivel en el que se ponen a prueba las capacidades de respuesta a una agresión en un contexto cada vez más político. "Se combate como entrena", dirían algunos de los uniformados presentes en las maniobras.
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