El vicepresidente de Bankia, José Luis Olivas, ha reunido a sus hombres de confianza en la entidad para anunciarles que “se niega a dimitir”. En un almuerzo celebrado anteayer en Valencia y al que asistieron los consejeros Rafael Ferrando, Ángel Villanueva, Antonio Pellicer y Antonio Tirado el vicepresidente de la entidad y representante de Bancaja les informó de su intención de mantenerse en el cargo “salvo que le acuse la inspección del Banco de España”, según han revelado fuentes de su entorno a Vozpópuli.
Olivas planta así cara a las presiones que está recibiendo por parte de Rodrigo Rato que esperaba su dimisión en fechas próximas. Según fuentes de la entidad valenciana, Olivas ha transmitido a sus colaboradores que no descarta una “destitución” pero sí una “dimisión”. Según les ha dicho, pretende esperar, al menos, a que termine la inspección del Banco de España que adelantó Vozpópuli.
No sólo es cuestión de honor
Al margen del honor, en el aire está sobre todo la remuneración que Olivas percibiría si cesa en su cargo, puesto que la retribución que percibe (10 millones de euros para repartir entre el Presidente, Rodrigo Rato, el vicepresidente, José Luis Olivas, y el consejero delegado, Francisco Verdú, según muestra la información remitida a la CNMV) significa que Olivas percibe a día de hoy 1.560.000 euros en retribuciones variables y en torno a 760.000 más complementos en retribución fija, tal y como refleja el documento de registro de Bankia ante el regulador.
Eso significa, según fuentes de la entidad, que Olivas podría reclamar una indemnización que superaría los tres millones de euros. Sin embargo, según refleja el punto 21.2.2 del documento remitido a la CNMV, la indemnización sólo es percibida si se producen "incumplimientos no imputables al consejero", lo que significa que Olivas sólo cobraría si es relevado pero no si presenta su dimisión.
Desde la presidencia de Bankia, se aguardan los resultados de la segunda auditoría encargada a Pricewaterhousecoopers.
Retraso en la presentación de resultados
Las dudas sobre la dimisión de Olivas en Bankia –propietaria de un 27% del Banco de Valencia—y la inspección del Banco de España son las dos claves que explican la prórroga en la presentación de resultados que ayer obtuvo la entidad valenciana.
El Banco de Valencia tenía de plazo hasta la medianoche para presentar sus cuentas, pero la CNMV ha otorgado a la entidad un plazo de 15 días de plazo para que presente resultados por concurrir “especiales circunstancias”.
La banca Lazard, mientras tanto, sigue intentando encontrar compradores para el Banco de Valencia.