Los expertos en catástrofes aseguran que cuando ocurre un siniestro de consecuencias dramáticas casi nunca existe una única causa. Este es el caso del pesquero gallego Villa de Pitanxo, que se hundió en la madrugada del martes a 450 kilómetros de la costa canadiense de Terranova, con una tripulación de 24 hombres, de los cuales solo tres han sobrevivido, nueve han sido hallados muertos y doce siguen desaparecidos. Además, Canadá ha decidido suspender de manera definitiva la búsqueda de los marineros.
Según recoge La Voz de Galicia, fuentes próximas a la compañía armadora, el Grupo Nores, con sede en Marín, afirman que el arrastrero congelador de 50 metros de eslora llevaba una buena marea. Tenía un buen volumen de capturas de fletán negro y en la madrugada del martes, en medio de condiciones meteorológicas adversas, "pero no más que como en tantas otras ocasiones", según aclaran, el arrastrero se encontraba rematando la faena.
Siempre según estas fuentes del citado medio, el patrón estaba en el puente de mando dirigiendo, parte de la tripulación trabajaba en la cubierta de popa tirando de la máquina de recogida de cable para subir a bordo un copo de capturas "muy bueno", y el resto del personal se encontraba en el interior del buque descansando. Lo que ha trascendido de estas fuentes, que coincidiría con el relato que los supervivientes, es que durante una tensa y difícil maniobra de recogida y subida del copo por la rampa inclinada de popa, complicada por la dureza de unas olas de entre cuatro y ocho metros de altura, un golpe de mar habría provocado el hundimiento de esa rampa de popa y un torrente de agua anegó la embarcación. "El barco, que llevaba pesos y aparejos sobre cubierta, y los compartimentos abiertos, se hundió de popa y se levantó de proa, lo que provocó que se anegara y se hundiera en cuestión de minutos, tan rápido que no dio tiempo a nada", aseguran.
Esto explicaría, y siempre sobre informaciones no confirmadas oficialmente, que los tripulantes que estaban en la faena en la rampa de popa fueran los primeros en caer al mar, y que los que se encontraban en el puente de mando hayan sobrevivido, mientras que algunos de los que estaban en el interior del barco no llegaran ni a poder salir. "Aunque los buques van equipados con trajes antitérmicos de salvamento especiales para aguas ultracongeladas, no hubo tiempo a ponérselos", añaden.
Otras posible causa del siniestro sería, según fuentes expertas en construcción naval, que las bodegas aún no estuvieran llenas y que la carga se hubiera desplazado, contribuyendo así a la rápida desestabilización del barco. Otro elemento que se sumaría a esta trágica confluencia de factores desencadenantes del hundimiento es el estado de los tanques de combustible, situados en el fondo de la embarcación.
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