Los veinte municipios que más han crecido en habitantes en la última década, según el Instituto Nacional de Estadística (INE), son poblaciones situadas junto a capitales de provincia en las que se han construido urbanizaciones, muchas de ellas con piscina.
La característica típica de esas urbanizaciones, que suelen estructurarse en complejos dotados de piscina, ha dado nombre al fenómeno: "La España de las piscinas".
El concepto, acuñado en un libro del mismo título publicado por Arpa Editores en 2021 y firmado por el periodista Jorge Dioni, describe exactamente lo mismo que reflejan los datos difundidos por el INE el pasado 30 de noviembre.
Según el INE, Arroyomolinos (Madrid), Aranguren (Navarra) y Seseña (Toledo) han sido los municipios que más han crecido entre 2011 y 2021, con incrementos de población superiores al 45 %.
Asturias, la que más pierde
Por contraste, casi tres cuartas partes de los municipios españoles han perdido población en los 10 últimos años. Entre ellos, Cangas del Narcea (Asturias), presenta el mayor descenso, del 15,1 %.
Al igual que ocurrió en la pasada década, siete de los 10 municipios con más de 10.000 habitantes que más población han perdido desde el censo anterior se encuentran en Asturias, señala el INE.
Además, en la lista figuran otros pueblos en su día relevantes, como Béjar (Salamanca); Ciudad Rodrigo (Salamanca); Puertollano (Ciudad Real), y Astorga (León).
Así, las zonas rurales de Castilla y León y Asturias son ejemplos paradigmáticos de envés de esa España de las piscinas. Cabría decir que la España vaciada ha derivado en cierta forma en la España de las piscinas. Y que el proceso continúa.
De piscina en piscina
Parafraseando al geógrafo griego Estrabón, a quien se atribuye la leyenda de que, en aquel siglo primero a.C., una ardilla podía cruzar la Península de copa en copa de árbol, Jorge Dioni señala que es posible cruzar España de urbanización en urbanización.
La lista del INE que agrupa a los 20 municipios mayores de 10.000 habitantes con mayor crecimiento poblacional integra, además de a los citados, también a Villalbilla (Madrid); Paracuellos de Jarama (Madrid); Cuarte de Huerva (Zaragoza); Arroyo de la Encomienda (Valladolid), y Lardero (La Rioja).
Todos son municipios que han crecido en la vecindad de capitales de provincia gracias a este nuevo tipo de ciudades dormitorio. Y, con las excepciones de Granadilla de Abona (Santa Cruz de Tenerife) y San Antoni (Ibiza), la lista sigue con nombres como Boadilla del Monte (Madrid) o Rivas-Vaciamadrid (Madrid).
Una gran mayoría de estas poblaciones figura también en el libro de Jorge Dioni, que comienza con el ejemplo típico de Arroyomolinos (“un mar de chalets al sur de la capital, con una de las tasas de natalidad más altas de España. La ciudad comenzó el siglo XXI con poco más de 3.000 habitantes, y en 2018 llegó a los 30.000”).
Arroyomolinos ha crecido en población un 52,5 % en la última década, un poco más que Cuarte de Huerva, municipio limítrofe con Zaragoza, otro de los ejemplos estudiados por Dioni.
“Esta España de urbanizaciones es una salida muy generacional. El centro urbano te atrae, pero requiere una renta tan alta que, en cuanto quieres un poco de espacio, te tienes que ir. Tienes que salir de la ciudad, de Valladolid, Zaragoza, Sevillla o Málaga y, desde luego, Madrid”, explica Dioni a EFE.
"Hace 20 años las Cajas de Ahorro -agrega Dioni- urbanizaban alrededor de las grandes ciudades, allí se podían hacer grandes planes urbanísticos a un precio más barato. Pero a eso hemos añadido que la salida de la crisis de 2008-2011 ha sido, en buena medida, el turismo. Y eso ha incrementado la presión inmobiliaria en el centro de las ciudades”.
De modo que, continúa, “la gente no se ha ido por la covid, es que no puedes vivir en el centro de las ciudades. Lo cierto es que esas ciudades tienen buenas infraestructuras, circunvalaciones por carretera, por ejemplo. Así que te vas fuera, y ya que te vas fuera, ya que vives en Laguna de Duero y puedes llegar a Valladolid todos los días, ya puestos, pues incluso tienes piscina”.
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