España

Villarejo engañó al juez y ocultó su trama para acceder a datos confidenciales

En 2016 afirmó que nunca había consultado un fichero policial, pero varios de sus colaboradores han reconocido después que le facilitaban datos sin control judicial

El comisario Villarejo dice que no tiene acceso a ninguna base de datos de la Policía y que nunca ha querido tenerlo. Esta es una de las falsedades o medias verdades que trasladó durante las casi dos horas que duró su declaración ante el juez del caso Nicolay en julio de 2016. Estas declaraciones a las que ha tenido acceso íntegramente Vozpopuli quedan en evidencia a juzgar por las pruebas halladas los últimos meses por la Unidad de Asuntos Internos y la Fiscalía.

“Yo no tengo acceso a ninguna base de datos de la Policía, me negué a aceptar el número clave que me dieron cuando en mi condición de comisario podría acceder, nunca he querido tener acceso”, declaró el excomisario ante las preguntas del magistrado Arturo Zamarriego. El polémico mando llegó a advertir al juez que le habían “engañado” los investigadores de la Policía Nacional que integraban la comisión judicial.

Villarejo fue detenido en noviembre del año pasado en el marco de la operación Tándem. La Fiscalía le acusa de liderar un “clan policial mafioso” que infectó a la Policía. Ya son varios los compañeros del Cuerpo que se encuentran investigados en la causa por su relación con las actividades del excomisario, ya jubilado. Uno de ellos, subinspector destinado en la Comisaría General de Información, declaró el pasado 5 de septiembre ante la Audiencia Nacional donde reconoció haber sacado datos para un colaborador de Villarejo de forma ilegal. En la causa constan decenas de accesos que luego Villarejo usaba en sus encargos privados.

Del mismo modo, otro de los principales investigados, el comisario Enrique García Castaño afirmó que durante años facilitó datos confidenciales a Villarejo sin autorización judicial, según publicó 'EL Español'. García Castaño argumentó que así se procedía en las investigaciones para las que trabajaban a petición de la Audiencia Nacional. Admitió que no podía demostrar que las peticiones que le hacía Villarejo servían para investigaciones judiciales en curso y no para trabajos paralelos a través de sus empresas.

"Queda registrado siempre" 

En otro momento de su declaración de 2016 como investigado, Villarejo aseguró conocer que cuando uno consulta esos ficheros, deja rastro. “Queda registrado siempre y la razón por la cual accede”, indicó ante las preguntas de uno de los abogados. En esa causa se investiga una grabación presuntamente ilegal realizada a varios agentes de Asuntos Internos y del CNI cuando hablaban de el pequeño Nicolás.  

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Otra de las inexactitudes que deslizó Villarejo fue su puesto en la Policía Nacional. En su primera respuesta, después de quejarse de las “mentiras” que publican algunos periodistas, indicó que desempeñaba el cargo de “adjunto al director adjunto de la Policía”, Eugenio Pino, también jubilado. Todas las fuentes policiales consultadas por este periódico niegan categóricamente que exista ese rango dentro del catálogo de puestos de trabajo de la Policía.

Según alguna de estas fuentes, el concepto de “adjunto al director adjunto” era una forma que aquella cúpula policial usaba para designar el rol de Villarejo, quien se movía con total libertad entre la Dirección Adjunta Operativa y la Torre Picasso, donde tenía su conglomerado empresarial. Sin embargo, técnicamente el excomisario ocupaba una jefatura de área dentro del organigrama.

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