España

Villarejo propuso usar el nombre de un alto cargo de Interior para presionar a un exjuez

El plan era advertirle de que podría tener “problemas” con el comisario José Luis Olivera, máximo responsable de la lucha contra el terrorismo y el crimen organizado del Ministerio en ese momento

José Manuel Villarejo planteó usar el nombre de uno de los máximos responsables del Ministerio del Interior, el comisario principal José Luis Olivera, para “apretar” a un exjuez, según consta en un informe de Asuntos Internos de la Policía al que ha tenido acceso Vozpópuli.

Fuentes policiales advierten a este periódico de que Olivera tuvo una estrecha relación profesional durante años con Villarejo. Consideran que era cuestión de tiempo que su nombre apareciese en alguna de las muchas grabaciones incautadas en los registros de la operación Tándem. En la causa ya hay varios policías investigados por el juez de la Audiencia Nacional Diego De Egea.

Villarejo, en prisión desde el pasado noviembre, fue contactado en su condición de detective privado a principios del año pasado para que investigase a un exmagistrado, que ahora desempeña labores como abogado. El plan era presionarle para que aceptase pagar una deuda económica, según la investigación.  

En el marco de sus pesquisas, Villarejo se hizo con un vídeo comprometedor para el exjuez que dijo haber recibido del CNI. El comisario lo definió como “mortal”. Se barajaron varias opciones, desde subir el documento a Youtube hasta mandárselo a su padre. Pero Villarejo se inclinaba por que antes alguien le hiciese una visita con la grabación y un mensaje para doblegarle. “Todo aquel que nos toca los cojones, mira cómo termina”. Esa era la idea a trasladar, según dijo el excomisario en una conversación.

"Ya has tenido problemas con Olivera"

Así, Villarejo se reunió el 7 de marzo de 2017 con las personas que habían contratado sus servicios. Según el informe de Asuntos Internos, “logran poner el vídeo y entre ellos lo comentan” y también hablan sobre “cómo apretar al exjuez”. En ese momento toma la palabra Villarejo y esboza el mensaje que había que comunicarle a modo de presión: “macho, no te compliques la vida, ya has tenido problemas en el pasado y tal, has tenido problemas con amigos míos y tal, con el comisario Villarejo, como tal, con Olivera, con tal, no me jodas tronco ¿para qué te complicas la vida?”.

El presunto extorsionado conocía a Villarejo y a Olivera desde la operación Malaya en 2005, que desarticuló una trama de corrupción en Marbella. El exjuez fue apartado de su juzgado precisamente por haber sido condenado en el marco de aquella causa. Villarejo se jactó incluso de haberlo detenido en su día. “Lo trincamos nosotros”, presumió el comisario, quien luego matizó que no lo hizo él directamente porque ya le tocó con cierta edad: “yo mandé detenerlo, en aquella época ya era un poco mayor y tenía gente, pero se me dio a mi y él sabe”.

La Operación Malaya fue algo así como el bautismo de fuego de una unidad de investigación recientemente creada por el presidente José Luis Rodríguez Zapatero. A esa unidad se le llamó la UDEF y su primer responsable fue un pujante comisario llamado José Luis Olivera al que Villarejo incluyó como un ingrediente más en su estrategia para esta presunta extorsión. En ese momento, principios del año pasado, Olivera todavía desempeñaba un puesto de la máxima responsabilidad en Interior al frente del CITCO, la estructura que coordina la lucha contra el terrorismo y el crimen organizado. Por su mesa pasaban datos de las investigaciones más sensibles.

Le compararon con Edgar J. Hoover

Tras su paso por la UDEF, Olivera acabaría ascendiendo en el escalafón con los sucesivos ministros del Interior, independientemente del color del Gobierno. Esa es una característica que comparte con Villarejo. A Olivera se le otorgaba tanto poder en los ámbitos políticos y policiales que, cuando tomó posesión al frente del CITCO, en 2015, uno de sus compañeros le comparó con Edgar J. Hoover, el histórico responsable del FBI de la Policía norteamericana. Sin embargo, una de las primeras decisiones de Fernando Grande-Marlaska al llegar a Interior fue cesarle de su cargo y sustituirle por el guardia civil Alonso Miranda.

Los agentes de Asuntos Internos de la Policía transcribieron íntegramente las conversaciones sobre el exjuez halladas entre las grabaciones que hacía el propio Villarejo de casi todas sus reuniones. Villarejo daba muestras de conocer la trayectoria de la víctima de esta presunta extorsión. Según dijo de él, “estuvo de juez en Marbella y cometió un error importante y es que empezó a coquetear con los moros de allí, moros duros, sirios. Y se dedicó a putear a uno y a otro y a cobrarles a todos y, claro, el CNI lo grabó”.

El presunto chantaje al exjuez se investiga en la pieza separada de la operación Tándem llamada ‘Pintor’. En el marco de estas pesquisas fueron detenidos a finales de julio los empresarios Fernando y Juan Muñoz y sus respectivos abogados José Luis García y Ricardo Álvarez Osorio. Todos ellos quedaron en libertad tras prestar declaración ante el magistrado.

20.000 euros

En su defensa declararon que nunca habían llegado a ponerse en contacto con el exjuez y que rechazaron el trabajo de Villarejo porque no era el tipo de información que estaban buscando para lograr sus objetivos. Le pagaron en torno a 20.000 euros de los 200.000 que pidió inicialmente el excomisario.   

En el informe policial se explica que, si bien no frenaron a Villarejo, preferían conocer los bienes y el patrimonio de su rival para poder demostrar ante un juez que no era insolvente y podía hacer frente a la deuda. En su declaración ante la Audiencia Nacional, el exjuez declaró que “nunca ha sido víctima de amenazas ni de propuestas pecuniarias”. El juez de la Audiencia Nacional no consideró oportuno citar a declarar a Olivera ni ordenar ninguna diligencia para investigar el sentido de las alusiones de Villarejo.

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