“Ni el 10% han descubierto, son muy tontos, afortunadamente”. Esta confesión se la hizo el comisario José Manuel Villarejo a Corinna zu Zayn-Wittgenstein durante el encuentro que mantuvieron en 2015 en Londres y a cuyo contenido ha tenido acceso parcial ‘Vozpópuli’. El mando policial se refería con esto a la publicación del diario El País, que desveló que el policía participaba en 12 sociedades con 16 millones de capital.
Estas palabras cobran ahora relevancia judicial teniendo en cuenta que la Audiencia Nacional, la Fiscalía Anticorrupción y la Policía Nacional investigan al comisario por presuntos delitos como blanqueo de capitales en el marco de la operación Tándem. Esa es la causa por la que el comisario se encuentra en prisión preventiva desde el pasado mes de noviembre. Pero ese horizonte era algo impensable para Villarejo cuando se produjo el encuentro con Corinna desvelado por ‘El Español’.
“Yo, como tu, trabajo. Algo habrás intuido que no soy tan tonto como aparento. Yo el tema lo tengo muy resuelto, muy bien estructurado, entonces has visto que El País me ha atacado, el diario El País, una semana, ¡las sociedades!, ¡las cuentas!... ni el diez por ciento han descubierto, son muy tontos, afortunadamente”, le dijo ante la presencia del amigo de ambos y expresidente de Telefónica, Juan Villalonga.
Martín Blas y Sanz Roldán
El País publicó su información en marzo de 2015. En ese momento, Villarejo ya tenía algunos enemigos declarados como el entonces responsable de la Unidad de Asuntos Internos Marcelino Martín Blas o el todavía director del CNI, Félix Sanz Roldán. Según le dijo el comisario a Corinna zu Zayn-Wittgenstein, tenía previsto reunirse con el jefe de los espías en los próximos días.
“Cuando han visto que yo he mantenido mi puesto y le he cortado la cabeza a todos los que se han enfrentado, pues han dicho: ‘oye, pues este tipo debe tener mejor información, mejores contactos’. Y ya han pedido una reunión con el director (del CNI), que la voy a tener dentro de unos días”, relató el mando policial en el extracto al que ha tenido acceso este periódico y en el que se escucha a la consultora germano-danesa hablar de fondo mientras se explica Villarejo.
Cuando el comisario presumía de haberle “cortado la cabeza a todos” con los que se había enfrentado, se refería precisamente el comisario Martín Blas. No hacía mucho tiempo que habían trabajado codo con codo en la Dirección Adjunta Operativa de la Policía a las órdenes de Eugenio Pino en la denominada ‘operación Cataluña’. Pero acabaron enfrentados. La guerra que mantuvieron entre ambos se trasladó a sumarios judiciales como el del Pequeño Nicolás o el de la trama Emperador donde se atacaban mutuamente.
Interior no se atrevió con Villarejo
Esta batalla acabó trascendiendo a los medios de comunicación y a principios de abril -poco antes de la información de El País- el Ministerio del Interior trató de poner fin a la guerra entre ambos con la solución salomónica de cesar tanto a Villarejo como a Martín Blas. A este último le quitaron de Asuntos Internos y le ubicaron en el Consejo de la Policía como asesor y sin funciones específicas. El plan contemplaba destinar a Villarejo a la Subdirección General de Recursos Humanos. La decisión estaba tomada y ya se le comunico a algunos medios, que la publicaron. Pero a última hora el Ministerio reculó y le mantuvo en su puesto, según reconocieron después fuentes del Departamento que dirigía Jorge Fernández Díaz.
Cuando trascendió el entramado empresarial de Villarejo, con sede en la Torre Picasso de Madrid, en pleno corazón financiero de la ciudad, el ministro Jorge Fernández Díaz salió en su defensa: “Ha prestado relevantes servicios, y es mi obligación decirlo, en la lucha contra el terrorismo y el crimen organizado y eso no se puede olvidar en ningún momento". Villarejo se sentía respaldado por sus superiores. Este comisario había prestado servicios sensibles durante décadas para gobiernos tanto del PSOE como del PP.
El respaldo de Fernández Díaz se confirmó con el resultado de la investigación interna abierta para estudiar la compatibilidad entre sus empresas y su actividad como Policía. Esta investigación la pilotó Eugenio Pino y se cerró sin elementos suficientes para poder acreditar esa incompatibilidad.
"Infringió su condición de policía"
Ahora la Fiscalía dice en los informes que ha elevado al juez de la Audiencia Nacional Diego de Egea que Villarejo “simultaneaba la doble condición de policía y detective privado para realizar trabajos de ‘inteligencia’ para sus clientes, aportando como valor añadido a su empresa su relación directa con las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, y desde el momento en que aceptó una retribución económica por realizar uno de estos trabajos, infringió los deberes inherentes a su condición policial”.
La cantidad de documentación incautada a Villarejo tras su detención en noviembre es ingente. Por eso los investigadores están abriendo piezas separadas para agilizar la instrucción que se sigue en la Audiencia Nacional y la Fiscalía Anticorrupción. Lo que se investiga es si el comisario pudo cobrar dádivas ilícitas, o incluso cometer otros ilícitos por cuenta de sus clientes como acceso a documentación restringida, uso de seguimientos o práctica de intervenciones tecnológicas sin cobertura legal.
En el marco de estas pesquisas se siguen practicando detenciones como la que este miércoles afectó al veterano comisario Enrique García Castaño, con una larga trayectoria en la Comisaría General de Información de la Policía Nacional y viejo amigo de Villarejo desde hace décadas. Este viernes pasa a disposición del juez, que podría decretar su ingreso en prisión preventiva.
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