España

María José, la 'viuda negra' de los dos asesinatos de Madrid: fue el 'gancho' en el 'crimen de la etiqueta'

María José B.G. se encuentra en la cárcel acusada de haber participado en los dos últimos asesinatos más mediáticos de Madrid: el crimen de la 'etiqueta' y el homicidio del marino mercante

  • María José, la mujer detenida por haber participado presuntamente en dos asesinatos en Madrid

María José B.G. no ha tenido una vida fácil. "Es una superviviente", señalan sobre su enigmática persona fuentes policiales consultadas por Vozpópuli. No tenía antecedentes hasta que fue arrestada por asesinar a su amigo, un marino mercante, al que arrancó los dientes y los dedos para dificultar su identificación. Tres meses después de ese homicidio participó en otro suceso. Fue el 'gancho' para entrar en la casa de Fredy P.E., el dueño de una inmobiliaria de Puente de Vallecas.

María José, española de 46 años, hizo todo lo que estuvo en su mano para salir adelante. Ejerció la prostitución pero después se pasó a otros tipos de trabajo como el de agente inmobiliaria. Uno de sus responsables era Fredy P. E. con el que cosechó una gran amistad. Gracias a esa relación también se acercó a su núcleo familiar. En concreto a su prima, que también trabajaba como asesora.

Después de trabajar vendiendo casas decidió ganarse la vida gestionando el salario de un marino mercante al que conoció de su etapa en la prostitución. Este hombre, que ganaba más de 7.000 euros al mes, necesitaba alguien para recibir sus nóminas ya que no podía tener una cuenta en España por una deuda con la Seguridad Social. Era un experto y hábil trabajador de una empresa de hidrocarburo pero tenía dos adicciones: la prostitución y la cocaína.

Uno de los asesinatos

María José se llevaba el 20% de sus beneficios pero no le pareció suficiente. A finales de agosto regresó a España y esta mujer lo fue a buscar al aeropuerto. Juntos se trasladaron a un local estético que había alquilado en Torrejón de Ardoz. Allí cometió el primero de sus asesinatos.

Las pesquisas policiales determinaron que el marino mercante murió asfixiado. Después le quitaron los dientes y los dedos para dificultar su identificación. La Policía Nacional mantiene esta investigación abierta para determinar si hay implicadas terceras personas. Tres días después de cometer el crimen pidió el coche a un amigo con la excusa de transportar casas. En el maletero iba el cadáver del marino mercante.

La tranquilidad propia de un 29 de agosto se paralizó por el aviso de un incendio en una zona conocida como el Cerro del Murmullo en Villa de Vallecas. Los Bomberos del Ayuntamiento de Madrid llegaron rápidamente a la zona y sofocaron las llamas. Cuando lo consiguieron su cara era todo un poema.

En el centro del incendio estaba el cadáver de un hombre de mediana edad que no tenía dedos ni dientes. Estaba envuelto en una cortina de ducha. Los agentes del Grupo VI de Homicidios se personaron en el lugar para iniciar todas las averiguaciones.

Sin antecedentes

Todas las pistas eran contradictorias en ese primer momento. El Cerro del Murmullo es punto de encuentros sexuales entre desconocidos. Por otra parte, las características de la escena parecían conducir a un ajuste de cuentas entre delincuentes del narcotráfico.

En ese momento fue fundamental el trabajo de la Brigada Provincial de la Policía Científica. Sus agentes consiguieron mediante técnicas innovadoras identificar a la víctima. Fue todo un dilema y un reto que superaron con creces. Después fue la labor del Grupo VI de Homicidios el que permitió llegar hasta María José. Fue detenido e ingresó en prisión provisional. En ese momento, los agentes no sabían su implicación en otro de los asesinatos.

El gancho: "Tenemos que hablar sobre el trabajo"

Las diligencias, en este caso del Grupo V de Homicidios, esclarecieron que la prima de Fredy P.E. buscaba robarle por rencillas familiares y porque necesitaban dinero. Para ello contactaron con María José. Ella fue la encargada de contratar a los ladrones que iban a ejecutar su plan. "Tenemos que hablar sobre un tema de trabajo", ese fue el mensaje que la exempleada envió a la víctima para quedar en su casa.

Este colombiano de 51 años no abría la puerta a gente desconocida. Sí lo hizo con María José porque desconocía que detrás de ella venían una banda de ladrones que le dieron una auténtica paliza para localizar su caja fuerte. La víctima no desveló el número de la misma y le siguieron cayendo los palos por todo el cuerpo. El 28 de noviembre fue descubierto su cuerpo con las manos atadas con una brida y con la boca tapada con una cinta. La investigación se prolongó un poco más. Quien conoce a María José la perfila como una mujer fría y calculadora. Planifica todo. A pesar de ello la Policía siempre va por delante.

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