Se llama Gottfrid Svartholm Warg, tiene 29 años y acapara todas las papeletas para convertirse en un nuevo Julian Assange. Este hacker sueco, conocido en las redes sociales con el alias de 'Anakata', ha sido acusado por las autoridades de Copenhague de ser el responsable del 'ciber-asalto' que sufrieron los servidores de la Policía danesa y que permitió a sus autores descargarse millones de archivos confidenciales, entre ellos el fichero de delincuentes y terroristas en busca y captura que comparten los 28 países firmantes del Tratado de Schengen. Entre la información supuestamente sustraída se encuentran los datos que España, como integrante de este espacio europeo sin fronteras, había puesto a disposición de las Fuerzas de Seguridad de los otros países para facilitar investigaciones en marcha, entre ellos las pistas sobre el paradero de miembros de ETA huidos. Fuentes del Ministerio del Interior ha confirmado a este diario la "gravedad" del asalto, aunque aseguraron que por ahora "no consta" que ningún dato procedente de los ficheros españoles haya salido a la luz pública.
El asalto a la base de datos compartida por las policías de los 28 estados fue detectado el pasado año, casi un año después de que se hubiera producido
La intromisión se inició en la primavera de 2012 y duró varios meses, aunque su existencia no fue conocida hasta casi un año después, cuando las autoridades de Estocolmo consiguieron que Svartholm fuera extraditado por Camboya, país donde se había refugiado tras saber que era investigado como supuesto responsable de la sustración de los datos de los clientes de banco escandinavo Nordea y de la información que poseía el fisco sueco de miles de contribuyentes. Entonces, los expertos informáticos de la Policía pudieron acceder al ordenador que utilizaba 'Anakata' y, tras cuatro meses de análsis, descubrir que el equipo de 'hacker' atesoraba millones de datos procedentes de los servidores de sus colegas daneses. Éstos iban desde las claves de acceso de miles mandos de ésta hasta la información sobre los permisos de conducir de los ciudadanos de este país. Sin embargo, la gran 'sorpresa' que ocultaba el ordenador de 'Anakata' era otra: millones de fichas con información confidencial sobre las personas en busca y captura por los 28 países firmantes del Tratado Schengen. Eran los archivos que las Fuerzas de Seguridad de estos estados se intercambian para combatir la delincuencia y el terrorismo en este espacio sin fronteras.
El descubrimiento no sólo alarmó a las autoridades de Copenhague sino a las de todos los gobiernos afectados, a los que aquellas informaron el pasado 4 de junio. Éstos abrieron una investigación para conocer los detalles sobre el agujero de seguridad que había desvelado el robo. Según estas pesquisas, la sustracción de la información sensible se había producido entre el 7 de abril y el 27 de agosto de 2012 a través de los ficheros alojados en la empresa CSC, filial de una multinacional americana que gestiona las bases de datos de numerosas empresas y entidades públicas, entre ellas la de la Policía danesa. Los ciber-asaltantes habían localizado una vulnerabilidad del sistema y durante semanas se descargaron sin ser detectados millones de datos 'sensibles' que las Fuerzas de Seguridad de los Estados Schengen ponen en común a través de una plataforma central situada en Estrasburgo (Francia). Ésta gestiona cerca de 40 millones de datos actualizados permanentemente por los Estados.
Información "menos" sensible
Fuentes del Ministerio del Interior español reconocían este martes a Vozpópuli la intromisión y la gravedad de la misma, aunque recalcaban que la misma no había afectado a los servidores que utiliza nuestra Policía, a los que no dudaron en calificar de "muy seguros". También afirmaron que todos los datos sustraídos procedían de un fichero denominado "Schengen 1" en el que se aloja información "menos sensible", frente a otro, "Schengen 2" que cobija los datos más comprometidos y que, según recalcaron, no fue asaltado por los hackers. No obstante, reconocieron que el incidente disparó las alarmas entre las policías europeas y se celebraron reuniones urgentes de altos responsables para 'taponar' otros posibles agujeros de seguridad y blindar aún más los ficheros que intercambiaban los Estados. "No nos consta que ninguno de los datos facilitados por nosotros haya salido a la luz pública hasta ahora", insistían a este diario fuentes policiales para quitar hierro a la intromisión.
Las autoridades españolas reconocen la intromisión en la base de datos policial, aunque aseguran que la información afectada fue la "menos sensible" de la que se guarda en ella
Sin embargo, en las últimas semanas y según ha ido transcendiendo en otros países el incidente, sus colegas europeos no han sido tan optimistas respecto al alcance del robo de información. Los propios responsables policiales daneses calficaron hace sólo unos días el incidente como "muy serio" además de considerarlo como "el mayor ataque a una base de datos policial" nunca registrado en la Unión Europea. Mandos de otros estados también han mostrado públicamente su preocupación ante el hecho de que aún se desconoce la suerte que han corrido estos datos tan sensibles y en manos de quién pueden estar en estos momentos. Todos ellos revisaron los protocolos de seguridad en busca de hipotéticas vulnerabilidad de sus sistemas informáticos en una reunión celebrada el pasado 11 de julio en Bruselas con un objetivo reconocido: recuperar la confianza mutua para continuar con el intercambio de información policial sensible.
Antes de este ataque, 'Anakata' no era, ni mucho menos, un desconocido para las Fuerzas de Seguridad europeas. Cofundador en 2003 de 'The Pirate Bay', el portal de descargas más importantes del mundo, es señalado por muchos como un posible sucesosr de Julian Assange, el creador de Wikileaks, la mayor filtración de información secreta de la historia y actualmente refugiado en la Embajada de Ecuador en Londres para evitar su extradición a Suecia. De hecho, ambos han hecho circular por las redes sociales imágenes suyas en las que aparecen con carteles en los que solicitan la libertad para el otro, como muestra la fotografía que ilustra esta información. Actualmente, Svartholm se encuentra recluido en una cárcel de Dinamarca, país al que fue extraditado recientemente por las autoridades de Estocolmo, a la espera de ser juzgado, precisamente, por la sustracción de los datos policiales de los servidores de la Policía de Copenhague.
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