El sentimiento de impunidad de German Bagaev, el yihadista checheno, en prisión era tal que cuando fue detenido este martes por la Guardia Civil tenía su teléfono móvil cargando en la celda de su módulo en Brians 2. Este delincuente, que tenía una orden de expulsión de España, ejercía de 'kie', que es como se denomina en la cárcel a los jefes de las diferentes dependencias, según explican a Vozpópuli fuentes penitenciarias.
La tranquilidad con la que Bagaev se tomó la noticia de su detención llamó la atención de los investigadores. Un hombre frío carente de sentimientos. Se encontraba en su celda del módulo 2 de Brians 2 y se mostró educado en todo momento con los agentes de la Guardia Civil y de los Mossos, que estuvieron una hora revisando el pequeño habitáculo. Tenía un teléfono móvil cargando y no se inmutó al ser incautado por los investigadores, según estas mismas fuentes.
Este yihadista checheno se había asentado en uno de los módulos más conflictivos de la cárcel. Era lo que se denomina un 'kie', un líder de su sector. Controlaba a los presos y era respetado por el resto por su personalidad.
Su núcleo de confianza estaba formado por varios georgianos. Este grupo eran sus vasallos y siempre le acompañaban en sus cometidos diarios de la prisión. Unos delincuentes que se encontraban entre rejas por estar especializados en los robos con fuera.
El yihadista en la cárcel
El resto de internos guardaban respeto y tenía buen trato también con los funcionarios. Se había convertido hace poco tiempo al islam y tenía relación con el resto de los detenidos en Cataluña, que habían estado cerca de él durante su estancia en prisión.
Cuando había algún problema entre la población reclusa, el yihadista checheno se encargaba de que la sangre no llegara al río y mediaba en las peleas. También recibía el encargo de los funcionarios para tranquilizar los ánimos de los delincuentes, según estas fuentes penitenciarias.
Los denominados kie están presentes en todos los módulos de las cárceles españolas. Bien adquieren esta catalogación por ser los líderes de una banda o porque han llevado a cabo delitos violentos y su trayectoria en prisión va a ser larga.
La operación policial por la que el yihadista checheno acabó detenido comenzó este martes a primera hora de la mañana. Se han practicado entradas y registros en vivienda de Rubí, Sant Pere de Ribes y Martorell, en la provincia de Barcelona, y en Mérida. Han sido detenidas cuatro personas pero no se descartan nuevas detenciones, según informan fuentes de la investigación a Vozpópuli.
Vendedor de armas
En este dispositivo policial, los Mossos desplegaron efectivos de diferentes unidades del cuerpo: Comisaría General de información, TEDAX, GEI, Área Regional de Recursos Operativos, Canina y Policía Científica. El presunto líder de esta red de yihadistas, según las diligencias practicadas por el Servicio de Información de la Guardia Civil, es German Bagaev. Este checheno es un viejo conocido de las autoridades por sus vínculos con las organizaciones criminales.
La principal sospecha de los investigadores es que Bagaev pusiera en contacto a posibles yihadistas con los vendedores de armas. Una inquietud que tendrán que confirmar las diligencias que se practicarán con el material intervenido. Los trabajos policiales han contado con la coordinación del Juzgado Central de Instrucción número 6 de la Audiencia Nacional. En las próximas horas pasarán los detenidos a disposición judicial.
Este yihadista fue trasladado este mismo martes de la cárcel catalana a Madrid, donde se le tomará declaración. El presunto líder de la red de yihadistas ha estado "tranquilo y colaborando" en todo momento con las autoridades.
El pasado de Bagaev
Bagaev fue condenado junto a su amigo ruso Serhii Aniskovich a siete años de prisión y a su expulsión de España por la Audiencia de Girona. Esta extraña pareja fue detenida cuando circulaba por la AP-7 con una granada de mano a la altura de La Junquera, cerca de la frontera francesa.
Este checheno y su amigo ruso eran delincuentes comunes pero los investigadores sospechaban que trabajaban para los servicios secretos rusos. La galería de fotos de sus dispositivos móviles revelaron que tenían todo tipo de armas y también se inmortalizaron los resultados de sus torturas.
Uno de los actos delictivos conocidos de este checheno en nuestro país es un tiroteo en un bar en Benidorm en 2018. Un marroquí resultó herido por un presunto ajuste de cuentas por tráfico de drogas. Ahora se podría enfrentar a un delito mayor: ser el líder de una red de yihadista.
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