“No, no han matado, han sido víctimas del Gobierno y han salido otros planes”. La frase es de Fátima Abouyaaqoub. Su apellido es el mismo que el del terrorista que el 17 de agosto de 2017 atropelló a una multitud en la Rambla de Barcelona. Sin embargo, la investigación de los Mossos d'Esquadra la identifica como la hermana por parte de madre de dos de los cabecillas del grupo Omar y Mohamed Hichamy, abatidos en Cambrils. Era la encargada de las gestiones para llevar sus cadáveres a Marruecos y justifica así los atentados que acabaron con la vida de 16 personas.
Esta mujer fue investigada como muchos allegados de los jóvenes yihadistas de Ripoll (Gerona) a los que las autoridades pincharon sus teléfonos con la autorización del juez. Y el resultado, según los investigadores, “no pudo ser más esclarecedor para llegar a entender cómo piensan algunos miembros del entorno familiar de los terroristas abatidos”.
'Vozpópuli' viene desvelando el contenido de estas comunicaciones que, hasta la semana pasada, estaban bajo secreto de sumario. En ellas se escucha a personas cercanas a la célula reivindicar que los terroristas están "en el paraíso". También se aprecia la complicidad de los dirigentes de la mezquita de Ripoll, que incluso ocultaban a la policía sus vínculos reales con los yihadistas. Nuevas grabaciones demuestran además la justificación de la matanza, incluso un deseo de destruir pruebas, según los informes de los Mossos.
"Les montaré un follón"
Fatima Abouyaaqoub fue grabada hablando con su marido el 21 de noviembre de ese año, tres meses después de los atentados. Estaba enfadada por los problemas que estaba teniendo para repatriar los cuerpos sin vida de sus hermanos. Necesitaba un documento del consulado que no tenía y amenazaba con "montar follón". "Voy a llamar a todas las cadenas del mundo y les montaré un follón ahí. Voy a mandar una carta a aquel rey", añadió.
Al otro lado del teléfono trataba de calmarla sin éxito su marido, Fouad Maliki. Le recordó que la última palabra de ese contencioso con los cadáveres no la tenía el consulado, sino Rabat y si seguía diciendo esas cosas iba a acabar "en la cárcel". Es común que en estas comunicaciones los investigados hagan alusiones a que pueden estar siendo escuchados.
Pero la mujer insistía: "Es mi obligación, enterrar a mis hermanos (...) son ciudadanos marroquíes quieran o no". Su marido le recordó que son marroquíes que "han matado gente", lo que provocó la reacción de justificación de la hermana de los Hichamy. Los Mossos no descartan que además tenga algún parentesco también con Younes Abouyaaqoub.
En otro fragmento esta mujer habla con su madre, llamada Halima. Esta última le reproduce una conversación que ha tenido con la madre del terrorista de la Rambla a la que una amiga de Marruecos le había preguntado si su hijo había muerto "como terrorista o como martir". "Cuando alguien acaba su prueba y gana ¿dónde se va a quedar? ya está, tiene que cruzar", le replica Fátima. "Ya está, dónde se va a quedar", refrenda su madre.
"Mártires que irán al paraíso"
A juicio de los Mossos, "la conversación pone de manifiesto que tanto Fátima Abouyaaqoub como su madre ven a los terroristas fallecidos como mártires que irán al paraíso sin ser juzgados por sus actos en vida y que los hechos que perpetraron fueron porque Dios lo quiso y qué éste quiso llevárselos con él".
El marido de Fátima, Fouad Maliki, también fue investigado por los Mossos, que intervino sus comunicaciones. Cuatro días de la airada conversación con su mujer habló con otro familiar llamado Hicham Abouyaaqoub, que no participó en los atentados. Le dijo que había ido "al garaje" y había "encontrado un bolso" con "dos baterías" y "unos pantalones que tienen el color de la parte de la pierna borrado". Le parecía "que es por efecto de un ácido que han usado los difuntos (se infiere los terroristas abatidos)" y que era posible que hubiesen estado "haciendo el trabajo usando esta ropa".
La respuesta de Hicham Abouyaaqoub fue que no le interesa porque eso les podía "traer problemas". "Ya está, tira aquello, nos causará problemas", le añadió. "Sí, eso te quería decir, correcto eso hay que tirarlo", le responde Fouad Maliki. "En esta conversación queda claro que los dos interlocutores tiene la clara intención de deshacerse de pruebas que podrían dar cierta luz a la investigación y por tanto también al menos tenían conocimiento de cómo trabajaban los terroristas en lo que se refiere a la fabricación de los explosivos", concluyen los Mossos.
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