La vicepresidenta segunda del Gobierno, Yolanda Díaz, ha tardado casi 24 horas en valorar el batacazo electoral de Unidas Podemos (y el suyo) en las elecciones de Castilla y León del pasado domingo, en las que los morados perdieron la mitad de sus dos escaños. La líder del espacio morado en el Gobierno, inmersa en un proceso de "escucha" para construir una candidatura, ha insinuado que la campaña de los suyos no fue la correcta. "Toca una reflexión profunda", ha remachado en Twitter.
"La ciudadanía que quiere cambios y exige ambición de transformación está ahí esperando. Solamente tenemos que mirar al lugar correcto y estar a su altura", ha lanzado Díaz, quien da a entender que la forma en que Podemos hizo la campaña no fue la mejor. Mientras, altos cargos morados comentan en privado que la campaña del partido fue la mejor que se pudo hacer y apuntan a otras causas del batacazo.
Lo cierto es que el golpe que ha sufrido la formación, que esperaba mejores resultados con hasta 5 procuradores, también lo ha recibido Yolanda Díaz. No obstante, las de Castilla y León han sido las primeras elecciones con ella a los mandos del espacio confederal tras la salida de Pablo Iglesias del Gobierno y de la primera línea de la política.
Un perfil bajo
La vicepresidenta segunda optó por un perfil bajo durante la campaña de los morados, precisamente por la carambola de la reforma laboral, que fue convalidada en el Congreso gracias al error del diputado del PP Alberto Casero. Es más, ese fallo la mantuvo en el Gobierno, porque también dio a entender que hubiera renunciado con ''no' mayoritario. Por eso, Díaz también inició un lavado de imagen con la subida del salario mínimo.
Y es que su proyecto estrella vio la luz verde del Congreso gracias al respaldo de más partidos de derecha que de izquierda, algo que escoció no solo en Podemos, también en el cuartel electoral de Yolanda Díaz. Ese es el motivo por el que los morados, además, han insinuado este lunes que el Gobierno debe ir más a la izquierda y tomar medidas "valientes" para conectar con el sector progresista. Y en ese plan no entra bien la reforma laboral. En la sede morada sospechan que los castellano y leoneses no han percibido bien la labor del Gobierno central.
Más allá del golpe, la relación entre Podemos y la titular de Trabajo no atraviesa su mejor momento. Y la guinda tras la carambola de la reforma laboral la puso la propia Yolanda Díaz, quien insinuó que hubiera dimitido si su proyecto estrella no hubiera sido convalidado en el Congreso de los Diputados. Mientras, la cúpula de Podemos afronta la confusión y el enfado que genera Díaz entre las bases.
Preocupación
No solo es que la militancia eche de menos a Pablo Iglesias, es que la comunicación política de su sucesora, tan dialogante y pactista, no les seduce. Además, Díaz rechazó armar su plataforma para que los castellano y leoneses la pudieran votar 'directamente'. La titular de Trabajo estuvo 'escondida' en campaña en el municipio vallisoletano de Castronuño, de 800 habitantes, porque Podemos sabe que la reforma laboral la ha dejado tocada.
Por eso, en Podemos están preocupados. El golpe electoral que han sufrido les llevará a abordar una "honda reflexión", según anunció este domingo Pablo Fernández. Una vez más, y como pasó en la repetición electoral de junio de 2016, la confluencia de los morados con Izquierda Unida no ha supuesto más apoyos. Y es que hace dos años, Podemos se hizo con más papeletas (68.787) que este 13F (61.262). Además, ha perdido los 31.575 votos que sacó Izquierda Unida por su cuenta en 2019.
En verdad, Díaz tiene parado su proceso de escucha. Antes de que terminara el año, la vicepresidenta segunda dejó caer que el momento en el que empezaría a carburar su carrera sería después de Navidad, una vez superado el trámite laboral. Pero la convalidación del decreto le ha dado más dolor de cabeza que otra cosa. Y ahora, el resultado en Castilla y León la obligará a tomar otro parecetamol.
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