España

Yolanda Díaz desafía a Pablo Iglesias y margina a la cúpula de Podemos

El exlíder morado recriminó a la vicepresidenta segunda haberse puesto de perfil en la cacería a Irene Montero por el 'sí es sí', algo "miserable y cobarde"

Yolanda Díaz está empeñada en levantar un cordón sanitario a la cúpula estatal de Podemos. Vamos, a hacer oídos sordos. La vicepresidenta segunda, abiertamente enfrentada a Pablo Iglesias e Irene Montero, se ha rodeado este sábado en Valencia de todos los partidos a la izquierda del PSOE. También Podemos, pero ha sido la rama valenciana, encabezada por su líder, Pilar Lima, la que ha arropado a la 'dama roja'. Y es que, según fuentes moradas consultadas por este diario, el problema es que la titular de Trabajo no invita a ni un solo miembro de la dirección. Mientras que sí tiene a bien sumar a los equipos territoriales de Podemos.

"No les invita", lamentan fuentes oficiales de Podemos. "Al primer acto de Sumar fueron un par de miembros de la ejecutiva de Podemos, pero desde entonces ni uno", zanjan. Las cosas entre Yolanda Díaz y el núcleo morado están muy mal. La situación es insostenible desde el bombardeo de Pablo Iglesias a los planes políticos de la 'dama roja' en la Universidad de Otoño. Y la cosa va a peor, porque la equidistancia con la que Yolanda Díaz ha tratado el lío de la ley del 'solo sí es sí' ha sentado a cuerno quemado al exlíder morado.

"Ponerse de perfil cuando machacan a una compañera no solo es miserable y cobarde, sino políticamente estúpido", zanjó Iglesias en Twitter. Todo un dardo dirigido a la vicepresidenta en respuesta al perfil propio con el que la 'dama roja' defendió la ley estrella de Montero. Tras tres días de silencio absoluto, Yolanda Díaz se fue a las antípodas del cierre de filas morado para pedir prudencia con respecto al futuro de la norma: "No generemos alarma social", espetó. Nada de ataques a la Justicia que ella, jurista, desprecia.

No generemos alarma socialYolanda Díaz, vicepresidenta segunda del Gobierno

El equipo de Díaz no da importancia alguna al hecho de que Podemos Valencia acompañe a su jefa. Porque lo consideran dentro de la normalidad. Es más, explica que en los actos de Sumar que se están celebrando por toda España es habitual que los responsables territoriales de Podemos estén. Viene a ser, zanjan, "la escena habitual". Y ese mensaje, en verdad, es toda una carga de profundidad destinada a la descomposición de Podemos.

El partido que quiso asaltar los cielos no tiene tanta implantación territorial como Izquierda Unida, aunque en las grandes ciudades sí tiene fuerza. Y Yolanda Díaz ha puesto los ojos en esos cargos y en esos apoyos morados fuera de la burbuja madrileña en la que tanta repercusión tiene La Base, el altar mediático desde el que Iglesias pontifica la línea política que tienen que seguir los suyos.

No es un asunto baladí. Cabe recordar que la poca disidencia de Podemos ya avisó de que todos los que apoyen a Yolanda Díaz y vayan por su cuenta en los círculos serán expulsados. Y así lo denunciaron algunas 'federaciones' moradas salpicadas por líos internos, como Asturias o La Rioja. El modus operandi es siempre el mismo. Una fuente que en su día tuvo altas responsabilidades y que pide anonimato explica cómo funciona el sistema de desavenencia entre una facción del partido y la dirección en Madrid: "La gente que tiene conflictos con el aparato suele dejar de donar y eso es lo peor que se puede hacer".

La distancia entre la militancia y la cúpula

De manera que así, la dirección de Podemos puede tapar con el incumplimiento de los estatutos del partido lo que en verdad es una desavenencia política de calado sobre cómo integrarse en lo que está construyendo Yolanda Díaz. La titular de Trabajo lo sabe y, por eso, busca rodearse de morados por España dispuestos a sumar. En verdad, hay una gran distancia entre la militancia de base del partido y la cúpula.

Pese a los aplausos que desatan las soflamas incendiarias contra Díaz, como se pudo ver en el cierre de la citada Universidad de Otoño, lo cierto es que el Podemos de calle no entiende lo que se le está haciendo a la 'dama roja'. Un cargo municipal morado resume así la situación: "La dirección está intentando sintonizar. Y lo está haciendo de forma lenta. La secretaria de organización [Lilith Verstrynge] está intentando conectar con los territorios. Pero es complicado porque los principales actores de la dirección están en el Gobierno. Ione Belarra, Irene Montero… Desde la dirección no está habiendo pasos claros respecto a ese trabajo enorme que Yolanda se ha puesto a las espaldas".

Pero no es crítica todo lo que reluce. Un sector de las bases de Podemos, las más ultras, andan inquietas. Y es que el gesto "amable" en política de Yolanda Díaz, provoca "pánico" en los acólitos morados, acostumbrados al 'machete' del exlíder Pablo Iglesias. En Podemos hay quien piensa que las formas de la vicepresidenta segunda no son las acertadas para forzar cambios. En plata: nada de sonrisas, mejor palabras gruesas. Y como estas no llegan, mejor recurrir a Iglesias.

Presiones para expulsar a Podemos del barco de Moncloa

Yolanda Díaz, como ya adelantó Vozpópuli, está recibiendo presiones de su entorno, de los 'comunes' y de Izquierda Unida, para que aproveche la crisis de Gobierno que provocará la salida de las ministras de Industria y de Sanidad y expulse a alguna de las ministras moradas de Moncloa. Y pese a que el debate "no está ahora encima de la mesa" del equipo de la titular de Trabajo, "la idea circula por su núcleo más próximo" en clave de 'vendetta' tras las bombas de Iglesias. La tensión está disparada. Y los nervios crecen.

La cacería desatada contra Irene Montero, que solo tiene el apoyo de sus acólitos de Podemos, la tiene contra la pared. La ministra de Igualdad está acorralada y la histeria recorre los pasillos de la sede morada en Madrid. Hay nervios. Cada minuto que pasa y cada rebaja de pena por abuso sexual propiciada por la ley del 'solo sí es sí' que se hace efectiva complica más la permanencia de la número dos de Podemos en Moncloa.

Por el momento, los morados no contemplan perder el altavoz mediático que supone el asiento en el consejo de ministros. Y menos aún que solo lo mantenga Díaz. Si eso ocurriera la deslealtad sería tal que la incipiente coalición de Sumar para concurrir como aliados en las próximas elecciones generales saltaría por los aires. Las bombas son de fabricación morada. Y la vicepresidenta intenta contrarrestarlas.

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