El divorcio entre Podemos y la líder de su espacio, Yolanda Díaz, se consumó este jueves. La causa aparente de separación es el envío de armamento a Ucrania que anunció el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. El líder socialista rompió su promesa y decidió sumar a España al carrusel de países europeos que han comprometido ayuda militar a la ex república soviética de forma bilateral para que se defienda de la agresión rusa.
La vicepresidenta segunda reiteró su apoyo a Sánchez y defendió el envío de armas, porque "dejar a los pueblos abandonados es una decisión muy difícil de tomar". "Podríamos pensar también en la historia de nuestro país", zanjó la titular de Trabajo. El problema es que Podemos volvió a cargar con dureza contra ese "error" que, según ellos, puede deslizar a Occidente aún más "por la pendiente de la guerra".
El cruce de puñetazos declarativos entre Yolanda Díaz y los suyos tuvo, además, un tema estrella: la Guerra Civil. Y es que Díaz se resguardó bajo el argumento de que negar ayudar militar a Ucrania supondría dejar tirado a un Gobierno legítimo y democrático, como le pasó a la Republica Española.
En verdad, el asunto escuece, y mucho, en la izquierda española, que ha roto la mirada única pacifista que tiene sobre las guerras y que resume el anhelo del diputado de Compromís Joan Baldoví quien, en un ataque de sinceridad, reconoció que si estuviera en el lugar de los ucranianos que han tenido que enviar a su familia fuera del país, preferiría «más que una declaración, un arma». La crueldad de Putin remueve conciencias.
A golpes por la Guerra Civil
La comparación entre la República Española y Ucrania fue el hilo argumental del editorial publicado este jueves en el diario El País para justificar "la legitimidad de las armas". Y tanto Pablo Iglesias, eterno referente morado, como el portavoz parlamentario de Unidas Podemos, Pablo Echenique se revolvieron y se esforzaron en derribarlo. El primero, en una tribuna en Ctxt, y el segundo en Twitter.
El exlíder morado se ofendió tanto con la comparación que se vio obligado a disertar sobre ella: "El título estremece", escribió. "Sospecho que los muertos antifascistas de las cunetas casi se levantan de sus tumbas y se ponen a cantar puño en alto. Y no solo ellos. También los 30.000 desaparecidos argentinos y también los palestinos masacrados [...] Por fin, toda la indecencia de la realpolitik de los últimos 100 años va a ser vengada en nombre de la paz y la democracia", zanjó en el diario digital, donde no dejó escapar el detalle de que el periódico de PRISA ilustrara su posición "con una fotografía en la que Yolanda Díaz toca cariñosamente a Pedro Sánchez en el banco azul".
Así las cosas, el lío supone la primera desavenencia profunda entre Yolanda Díaz y Podemos desde que Pablo Iglesias la ungiera como sucesora a los mandos del espacio confederal hace casi un año. Además, el cisma no puede llegar en un momento más inoportuno, justo cuando queda menos de un mes para que llegue la Primavera, la etérea fecha elegida por Díaz para arrancar el proceso de escucha que debería desembocar en la creación de una plataforma electoral con la que concurrir en las próximas elecciones generales.
Lo cierto es que el conflicto entre Yolanda Díaz y Podemos no es baladí, porque ambos difieren en un tema muy sensible para la izquierda: las guerras. No es que la vicepresidenta segunda se haya vuelto militarista, pero para Podemos, la líder de su espacio ha sucumbido a la presión mediática, política y económica que ha operado para que Madrid empaquete armas en un avión con destino Kiev. Y es que el núcleo duro de Podemos y su referente ideológico, ven una correlación manifiesta entre el envío de armas y las ganancias de las empresas armamentísticas.
La postura de Podemos está clara. Su secretaria general, Ione Belarra, publicó un vídeo en Twitter en el que siguió las tesis de Iglesias. Básicamente, los morados se niegan a enviar armas porque no cambiarán nada en la correlación de fuerzas entre el potencial militar ruso y el ucraniano. Es más, consideran que estas pueden terminar en manos del propio Vladimir Putin.
Por eso, los morados apuestan por "una solución diplomática y pacífica" y critican que las reuniones entre las delegaciones rusa y ucraniana no cuenten con el apoyo de Naciones Unidas y no tengan mediación ni observación internacional. Para Podemos la guerra es una dicotomía entre paz y conflicto mundial, porque lo único que podría frenar a Putin, opinan, es una coalición militar internacional liderada por Estados Unidos. Y ese sería el punto de no retorno. Por eso, Podemos se ve "un orgulloso ejemplo ético de resistencia" que escasea en Europa, salvo contadas excepciones, como la Francia Insumisa del izquierdista Jean-Luc Mélenchon, a quien aplaudió el propio Iglesias.
Fuentes moradas se afanan en explicar que la supuesta crisis entre Yolanda Díaz y Podemos no es tal, que no hay desavenencias y que, al final, se trata de reacciones diferentes a la traición del PSOE. Es más, achacan el respaldo de Díaz a Sánchez a un esfuerzo por no tumbar su devenir político. Esa es una de las claves. El perfil presidencial de la vicepresidenta segunda, ya centrada en construir una plataforma que, eso sí, no llegará a tiempo para las elecciones andaluzas, la ha llevado a no abrir un conflicto interno en el Gobierno con el PSOE en un asunto de Estado.
Pero el recelo de Podemos cada día es mayor. No solo porque la decisión de Díaz de respaldar a Sánchez la enfrenta abiertamente con las bases del partido, las que, supuestamente, deben arroparla cuando haya dado a luz a su criatura política, sino porque según ha sabido Vozpópuli, la líder del espacio no informó a los diputados de Unidas Podemos del giro de Sánchez.
Lo más grave es que Pablo Iglesias sacude a su sucesora con fuerza: "Crecí y me formé políticamente leyendo sobre el crimen de la no intervención y el editorial me ha producido náuseas por encima de mis posibilidades. Pero les confieso que siento un enorme orgullo al ver que, con la práctica totalidad de los poderes mediáticos en contra, todavía hay líderes políticos y miembros del Gobierno que dicen la verdad sobre esta guerra. Hoy Ione Belarra y Jean-Luc Mélenchon son los dos líderes de la izquierda europea más importantes que se atreven a alzar la voz por la sensatez, la defensa de la paz y la diplomacia frente al nuevo espíritu del 14 que disparan todas las televisiones".
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