Yolanda Díaz trabaja 'in extremis' para evitar una voladura de la coalición que reviente Sumar, el prepartido con el que aspira a competir en las próximas elecciones generales. Las fuentes consultadas en el cuartel electoral de la vicepresidenta segunda del Gobierno reconocen que la guerra abierta entre el PSOE y Podemos por el 'sí es sí' coloca a la 'dama roja' en una situación complicada si el Ejecutivo terminar saltando por los aires. Lo cierto es que la también ministra de Trabajo se mueve en una calculada equidistancia, consciente de que no puede soliviantar a los socialistas, pero tampoco a los morados si no quiere otra cacería orquestada desde el núcleo duro de Podemos del que aún forma parte el exvicepresidente Pablo Iglesias.
La vicepresidenta basa la necesidad de su proyecto en que es la llave para que la coalición progresista que gobierna España siga en Moncloa cuatro años más. Y ese es el motivo por el que, según su equipo, trabaja entre bambalinas para desinflamar el conflicto entre socialistas y morados. "Si la coalición acaba mal... ¿Qué va a ofrecer Yolanda [Díaz] a los ciudadanos? ¿Otra coalición con los mismos problemas y rencillas de esta legislatura? Eso no se puede vender al electorado progresista", arguye una fuente que conoce bien a la ministra de Trabajo. Mientras, Díaz deja a Montero la coordinación con el núcleo duro de Moncloa para desencallar la crisis. Aunque está en permanente contacto con un lado y otro.
Es cierto que ni Irene Montero ni Podemos son del agrado de la 'dama roja', pero les necesita para que Sumar tenga una base lo suficientemente ancha para despuntar. Ese es el motivo por el que Yolanda Díaz saca pecho de los logros del Gobierno de coalición, que, eso sí, no atribuye a ningún partido sino a la esencia de la experiencia compartida de gobierno, la primera en España en ocho décadas. La dama roja aspira a reeditar esa misma experiencia, por eso la defiende. Es una cuestión de expectativas.
Uno de los episodios más tensos
Por el momento, la crisis del 'sí es sí' es uno de los episodios más tensos y graves que se han vivido entre PSOE y Podemos, porque en esta ocasión el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha dado orden de bombardear a su socio sin importar las consecuencias. Y no lo está haciendo con un tema menor, sino con la ley estrella de la número dos de los morados, Irene Montero. El límite para Sánchez ha sido la amenaza electoral a su gabinete. La misma que detecta, en verdad, Yolanda Díaz. Aunque ella se mantenga de perfil al aplaudir la ley y a Montero a la vez que anima a poner fin al goteo de rebajas de penas a los condenados por abuso sexual.
En las últimas 24 horas, la ministra de Justicia, Pilar Llop, autora intelectual de la contrarreforma del PSOE, se ha quedado sola defendiendo la proposición de los socialistas con la que Moncloa pretende volver al esquema de penas anterior a la ley de Igualdad. Y que, al volver a introducir la violencia y la intimidación en la gradación de las penas, según Podemos implica matar el consentimiento. Esa es la guerra de relatos abierta. Y en Ferraz se sintió como un tiro en el pie que la propia Llop diera cancha a Podemos al zanjar que será fácil comprobar si ha habido violencia o no porque bastará con ver si hay una herida en una víctima. Los morados, tras escucharla, olieron la sangre y se lanzaron a la yugular: "El PSOE quiere volver al Código de 'La Manada". Llop dijo este miércoles que asume toda responsabilidad pase lo que pase.
El PSOE quiere volver al Código de 'La ManadaUnidas Podemos
El problema es que el tiempo apremia. Queda un mes para el 8 de marzo, la gran jornada de reivindicación feminista. Y este año se cumplirán cinco de la histórica movilización que inundó las calles de España para exigir igualdad real entre hombres y mujeres. Sánchez llegó a Moncloa ese 2018 subido a la ola morada. Por eso le da tanta importancia. En plata. es consciente de que no puede fallar. Y ahora, más de una legislatura después, el PSOE quiere robarle a Unidas Podemos la bandera del feminismo en plena guerra por el 'sí es sí'.
Los socios de Gobierno están en modo campaña cuando faltan poco más de tres meses para las elecciones municipales y autonómicas. Y eso lo condiciona todo. El problema es que, previsiblemente, las divisiones políticas agitarán al movimiento feminista, que ya está tomando partido. Cabe recordar que el año pasado también hubo 'dos manifestaciones'. En verdad, los tiempos de debate en ambas cámaras para la contrarreforma del 'sí es sí' se pueden solapar con el 8 de marzo. Y es que la proposición puede terminar su tramitación el mismo martes 7 de marzo.
En Unidas Podemos, no obstante, creen que es misión imposible que Ferraz les quite el foco el 8-M. "El feminismo no está en la cancha del PSOE hoy", concede una fuente morada de peso en Moncloa. Pero lo cierto es que la guerra de relatos está abierta a cuenta de la reforma de la Ley de Garantía Integral de la Libertad Sexual. El PSOE, seguro de que está conectando con una mayoría que quiere que se retoque la norma para cerrar el grifo de las rebajas de penas a los condenados por abuso sexual (casi 400 y una treintena de excarcelaciones), está tramitando el cambio en la ley como proposición en el Congreso para acelerar al máximo los plazos.
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