Yolanda Díaz tiene desde este martes motivos de sobra para mirar mal a Pedro Sánchez cada vez que se crucen. Según ha sabido este diario, la vicepresidenta segunda del Gobierno en funciones ignoraba la espantada que el líder socialista perpetró en el Congreso al no debatir con Alberto Núñez Feijóo durante la investidura del líder del PP. Fuentes de Moncloa señalan que la decisión estaba tomada con suficiente antelación para preparar la intervención y que no la compartieron con Sumar para evitar filtraciones que dieran al traste con el plan de descolocar al PP.
Solo el núcleo duro de Sánchez -cinco personas- sabía que sería el diputado y exalcalde de Valladolid Óscar Puente quien ningunearía al dirigente gallego. Aunque al principio, solo lo sabían Sánchez, que se lo encargó, y el propio Puente. Cuando el PSOE se lo notificó a Sumar (al mediodía), Yolanda Díaz tuvo que improvisar y decidió que fuera su portavoz en el Congreso, Marta Lois, quien se enfrentara al líder del PP. Y es que iba a ser ella quien tomara la palabra. Las consecuencias de ese gesto, según reconocen en privado fuentes de Sumar, han sido duras para Lois, porque se le ha notado la falta de preparación. "Iba a hablar ella [Yolanda Díaz] y cambió a última hora", zanja una fuente de su entorno.
Es más, Lois comenzó a esbozar su intervención en el debate en un papel durante la primera alocución de Feijóo. A toda prisa. Pero Díaz, que recibió un rapapolvo de Feijóo, saltaba del escaño por replicarle, según reconocen algunos de sus colaboradores. El problema es que si la vicepresidenta intervenía, se hubiera convertido en la única miembro del gobierno que hubiera debatido con Feijóo. Y eso contravenía el pacto tácito dentro del Ejecutivo de ningunear al presidente del PP.
Amnistía desarticulada
Moncloa no quería, en modo alguno, que la investidura de Feijóo se convirtiera en un 'raca raca' constante sobre la amnistía, que Sumae, además, no ayuda a rebajar. Más, tras las marchas que se han convocado contra la medida de gracia. El presidente dio un golpe de efecto para evitar que se instale en la opinión pública el mantra de que el PSOE está a punto de amnistiar a los lideres del procés. Por eso, dio la palabra a Puente. Sánchez ha conseguido su objetivo con el discurso duro y chulesco del exalcalde de Valladolid, porque es de lo que se ha hablado. Es más, Moncloa incluso vende que gracias a la intervención del diputado por Valladolid, los alcaldes socialistas que se vieron barridos por el tsunami azul del 28-M se han sentido arropados y reconciliados con la dirección del PSOE. Lejos queda el mantra de que perdieron por la marca Sánchez.
La vicepresidenta segunda del Gobierno en funciones se ha convertido en las últimas semanas en un obstáculo para el PSOE. Pese a que tanto Sánchez como ella comparten objetivo y van relativamente coordinadas, en Moncloa ya se han cansado de sus salidas de tono. Primero fue la foto con Puigdemont en Bruselas y luego la pedagogía sobre los "tres tipos de amnistía". Fuentes próximas a Sánchez explican en conversación con este diario que lo mejor que puede hacer ahora Díaz es "ser discreta" y "callarse".
Estas mismas fuentes dejan claro que solo el presidente tiene la última palabra sobre el acuerdo que Moncloa cierre con Junts y con el resto de socios si es que se cierra. Cabe recordar que cuando Yolanda Díaz viajó a finales de agosto a Bruselas para reunirse con Puigdemont tenía un objetivo fundamental: marcar la agenda. La líder de Sumar se siente presa de la atención que reciben el PSOE y el PP. Y su charla con el expresidente catalán le permitió tener foco. Pero lo que no previó es que Sánchez le propinaría la patada que le ha dado, al quitarle de nuevo todo el protagonismo que necesita para impulsar su organización.
Estas mismas fuentes dejan claro que solo el presidente tiene la última palabra sobre el acuerdo que Moncloa cierre con Junts y con el resto de socios, si es que se cierra. Cabe recordar que cuando Yolanda Díaz viajó a finales de agosto a Bruselas para reunirse con Puigdemont tenía un objetivo fundamental: marcar la agenda. La líder de Sumar se siente presa de la atención que reciben el PSOE y el PP. Y su charla con el expresidente catalán le permitió tener foco. Pero lo que no previó es que esa foto se le puede volver en contra si se hace realidad la carta de la repetición electoral. Eso, a Yolanda Díaz, se le ha notado en la cara.
Apoya TU periodismo independiente y crítico
Ayúdanos a contribuir a la Defensa del Estado de Derecho Haz tu aportación