El Gobierno de coalición PSOE/Unidas Podemos no peligra, de momento, pero vive un test de estrés que ha derivado en un enrarecimiento de la relación entre Pedro Sánchez y la vicepresidenta Yolanda Díaz por un asunto aparentemente menos trascendental que la Ley de Vivienda o la Reforma laboral: la entrevista a Alberto Garzón publicada por The Guardian el 26 de diciembre y rescatada convenientemente por el presidente de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, este 4 de enero, en la cual el ministro de Consumo carga contra las macrogranjas por producir carne de “peor calidad” con animales “maltratados”.
A Yolanda Díaz “no le gustó” que el presidente enviara el miércoles 5 a la portavoz, Isabel Rodríguez, y a la ministra de Educación, Pilar Alegría, a sofocar un incendio que en 24 horas había provocado incluso que el presidente aragonés, el socialista Javier Lambán, reclamara el cese de Garzón, para decir las dos que lo expresado por su compañero de gabinete en el diario británico había sido una mera “opinión personal”, señalan a Vozpópuli fuentes gubernamentales.
La apuesta por la ganadería extensiva y contra las macrogranjas forma parte del acuerdo gobierno de noviembre de 2019 dicen en Podemos -y recordaba este miércoles Juan Carlos Monedero, video de Sánchez incluido-, y el PSOE no solo lo está cuestionando sin previo aviso sino que está dando pábulo a “un bulo” alentado por Mañueco para potenciar su campaña a las elecciones del 13 de febrero.
Fuentes socialistas señalan que el desafío de Garzón, dando por “hecha” su continuidad, es mucho más de lo que cualquier presidente puede aguantar y por eso el lunes Sánchez le desautorizó abiertamente en la SER
La Moncloa sabe que el sector cárnico es muy potente en Castilla y León, y que el candidato socialista, Luis Tudanca, se la juega. Esa industria a 11.300 trabajadores y aunque haya proyectos en marcha, como una explotación de 20.000 vacas en Noviercas (Soria) muy contestada, lo cierto es que los sondeos dan victoria rotunda de Mañueco. El PSOE tampoco quiere alejarse de esa parte del electorado castellano-leonés que contempla como una amenaza al desarrollo regional lo dicho por Garzón.
Lo cierto es que Yolanda Díaz dejó correr la polémica la semana pasada en la esperanza de que amainara. Y amainó… pero solo unos días. Hasta que el domingo 9 El Periódico publicó otra entrevista al responsable de Consumo. En ésta segunda entrevista no solo se reafirmaba en lo dicho a The Guardian, de algún modo, retaba al propio presidente a cesarle: “Doy por hecho que acabaré la legislatura como ministro de Consumo”, fue el mensaje que dejó Garzón.
Enfado con Garzón
Fuentes socialistas señalan a este periódico que esas declaraciones supusieron “mucho más” de lo que cualquier presidente puede aguantar y por eso Pedro Sánchez acudió a la mañana siguiente, lunes 10, al programa de mayor audiencia de la radio, Hoy por hoy de la Cadena SER, a desautorizarle abiertamente y a “lamentar mucho” (sic) la polémica creada. Yolanda Díaz telefoneó al presidente al acabar esa entrevista para recriminarle que no hubiese defendido a un miembro del Gobierno atacado injustamente no solo por el PP, también por los socialistas.
Iglesias marca el paso a Díaz
A la misma hora en la que, presumiblemente, se estaba produciendo esa conversación, su antecesor al frente de Unidas Podemos, Pablo Iglesias, ya estaba marcando en público el camino de confrontación a seguir con el PSOE. Lo hacía durante una intervención en la emisora catalana RAC-1 advirtiendo que es “muy grave” que el jefe del Ejecutivo no defienda aún ministro morado de los “bulos” de la ultraderecha y la industria cárnica. Argumento que repetiría por la noche durante su tertulia habitual en la SER los lunes:
Las fuentes socialistas consultadas señalan que por la mañana del lunes, y en privado, Sánchez reprochó a Díaz que Alberto Garzón haya hecho un “grave daño” a la reputación internacional de la Marca España al cuestionar la “calidad” de nuestra carne nada menos que en The Guardian; Biblia de la izquierda inglesa y europea, un periódico muy activo en el asunto de la sostenibilidad.
Y lejos de correr un tupido velo, el presidente, “enfadado” con el reincidente Garzón contra la carne, ordenó al Grupo Socialista que al día siguiente, martes 10, dejará tramitar y no bloqueará en la Mesa del Congreso las iniciativas de la oposición, PP, Ciudadanos y Vox, pidiendo la dimisión/cese del ministro de Consumo. Al mismo tiempo, La Moncloa dejaba que esa mañana de martes el ministro de Agricultura, Luis Planas, rompiera un silencio de una semana para criticar a su compañero de gabinete en Onda Cero: “Si alguien habla de alimentación, lo normal es que me llame”.
La conversación de Sánchez y Díaz no calmó los ánimos: El martes, antes de un tenso Consejo de Ministros, Moncloa dejó que Planas rompiera una semana de silencio para poner en duda que su compañero Garzón deba seguir: “sin comentarios”, respondió
Pero Planas no se quedó ahí. Cuando fue preguntado si Alberto Garzón debe seguir en el Gobierno o dimitir, respondió a Carlos Alsina con un más que significativo: “sin comentarios”; luego se fue al Consejo de Ministros habitual de los martes y, por sorprendente que pueda parecer tras una semana de polémica, no hubo discusión respecto al tema de la carne. Nadie lo nombró.
“Hasta el punto de que cuando las ministras Ione Belarra e Irene Montero hacen una broma sobre macrogranjas en el transcurso de otro debate que nada tenía que ver, para rebajar la tensión, ni el presidente ni ningún otro ministro entra al juego”, relatan fuentes moradas.
Esi sí, al terminar el consejo, el ministro de Agricultura se acercó a a su compañero y ambos estuvieron departiendo pero “de manera protocolaria”, señalan fuentes moradas, que sospechan que todo era una estrategia socialista para tejer una imagen de rapapolvo a Garzón, de la cual también formarían parte las informaciones que hablan de “un gran enfado presidencial” con el titular de Consumo.
Así que, como respuesta, Yolanda Díaz se fue este jueves a La hora de la Uno, en TVE, a mostrar también su enfado. Advirtió a Pedro Sánchez que sería “surrealista” que Garzón dimitiera porque “no ha hecho más que defender el acuerdo de gobierno, lo que España defiende, y también lo que defiende la UE”. Y respecto a la entrevista presidencial en la SER, la vicepresidenta comenzó de manual con un “no voy a entrar a valorar ni comentar lo que ha dicho el presidente del Gobierno", pero terminó mandándole un recado: “pediría que cuidemos la coalición, que seamos cuidadosos con nuestras palabras”.
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