Pedro Sánchez tiene a José Luis Rodríguez Zapatero "en el banquillo", listo para jugar, sintetiza a este diario un alto cargo de Ferraz. Ambos comparten una pasión desmedida por el baloncesto. Y el presidente en funciones está dispuesto a darle bola para que ayude al equipo socialista. Su misión es entrar a canasta una y otra vez defender la amnistía a los líderes del procés pendientes de juicio. El objetivo es que cuando el árbitro pite el final, todos los votantes de izquierdas consideren la medida de gracia un peaje no solo necesario, sino deseable para la "paz".
"Zapatero es un guía moral para este partido. Y él está dispuesto a echar un cable. Tiene ánimo y energía", explica esta misma fuente. El expresidente socialista es uno de los grandes apoyos de Sánchez en su política de pacto con la izquierda a la izquierda del PSOE y con el independentismo catalán frente a la 'vieja guardia'. Si Felipe González y Alfonso Guerra se despacharon a gusto contra el líder de su partido por coquetear con amnistiar a los independentistas, Zapatero es la red de seguridad de Sánchez. Moncloa tardó en darse cuenta de que 'ZP' es un activo 11 años después de abandonar la presidencia.
La estrategia de Zapatero
Este verano, en plena campaña electoral de las elecciones generales del 23 de julio, Zapatero fue el revulsivo que inyectó un chute de ilusión y ánimo a la por entonces maltrecha familia socialista. Ferraz tenía el ánimo por los suelos tras el tsunami azul que barrió España en los comicios municipales y autonómicos de mayo y Zapatero, con tan solo dos entrevistas, mostró el camino que debía seguir el equipo de estrategia de Sánchez. Fue la cita en la cadena COPE, que se viralizó entre los simpatizantes socialistas, la que convenció al equipo de persuasión de Moncloa de que debía sacar a Sánchez a los medios menos afines a la línea gubernamental. Ahí nacieron los encuentros del presidente con Ana Rosa Quintana, con Pablo Motos, con Carlos Alsina... y que tanto gustaron al PSOE por el resultado.
Tanto se ha utilizado a Zapatero en las campañas socialista y tanto se ha implicado él que, hasta el fiasco del cara a cara de Sánchez con Feijóo, en Ferraz le habían agendado más mítines que al propio Sánchez. La actitud pro activa de Zapatero hacia Sánchez contrasta con la del otro gran activo socialista, el ex presidente Felipe González, muy crítico con el hoy inquilino de La Moncloa desde hace años, quien en la pasada campaña municipal y autonómica optó por no participar en acto alguno. Lo mismo ocurrió en las generales. La 'vieja guardia' recela de Sánchez y también de Zapatero. De manera que la mezcla de ambos no debe ser del gusto de los históricos socialistas.
El viaje de 'ZP'
En verdad, como recuerdan en Ferraz, Zapatero se siente responsable de la situación catalana. Cabe recordar que él aprobó un estatuto, el de 2006, que fue recortado por el Tribunal Constitucional y que supuso el germen del descontento del nacionalismo catalán con Madrid. Es decir, con el aparato del Estado. Luego llegó la crisis económica y el expresidente catalán Artur Mas, asediado por los duros recortes que estaba provocando, tiró de sentimiento independentista para vender que una Cataluña independiente no pasaría tantas penurias. El resto ya es historia hasta nuestros días. La sentencia contra el estatuto fue el punto de partida y la crisis el catalizador, como ocurrió con el Brexit. Los paralelismos entre un movimiento y otro son evidentes.
Zapatero ha pasado de apoyar a Susana Díaz frente a Sánchez en la lucha por la Secretaría General del PSOE a ser el máximo valedor del actual secretario general y, ojo, frente a figuras como Felipe González o Alfonso Guerra. El expresidente reivindica toda la política de alianzas de Sánchez de las que es, en varios casos, corresponsable. El equipo de Sánchez considera a Zapatero un fiel aliado y el mejor activo para intentar captar voto por la izquierda del PSOE e impedir la fuga de votos a Sumar. De hecho, ese siempre fue un terreno que cortejó: guarda muy buena relación con Pablo Iglesias y ha reivindicado en todos los mítines su legado como “precursor” de la defensa de los derechos de la mujer y del colectivo LGTBI+. Además, que en el núcleo duro de Moncloa estén Óscar López, Antonio Hernando y Francesc Vallés, gente del equipo que acompañó a Zapatero en el Congreso de los Diputados durante sus dos mandatos, es revelador. Ellos son el cuerpo técnico que mantiene al viejo jugador en activo, dispuesto a enchufar algún triple que otro.
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