La política es, en gran medida, un estado de ánimo. Que se lo digan a ese hundido PSOE tras la derrota en las elecciones municipales y autonómicas del 28 de mayo y a ese Pedro Sánchez al que casi todos los sondeos dan perdedor frente a Alberto Núñez Feijóo el 23 de julio; la dirección socialista no sabía muy bien por dónde tirar en estas elecciones generales, pero José Luis Rodríguez Zapatero con solo dos entrevistas, en COPE y el 24 Horas de TVE -“ocho millones entre oyentes y posteriores impactos en Internet”, aseguran a Vozpópuli fuentes de ese partido, les ha iluminado la campaña o eso parece.
Tan es así que, en La Moncloa y en Ferraz, de perdidos al río, han desechado repetir la estrategia fallida el 28M, que consistió en contadas entrevistas a medios afines, y decenas de mítines y anuncios de medidas por parte de Sánchez que cayeron en saco roto; un notable esfuerzo orgánico que el partido ha pagado caro no sólo con la pérdida de poder y ganas de sus cuadros, también en términos de cansancio organizativo.
Ahora se apuesta por un modelo diametralmente opuesto, dirigido a inundar con su mensaje todo el espectro en las ondas, como hace Zapatero en su nuevo papel evangelista de ese sanchismo que Feijóo se propone “derogar”; desde los medios más afines al PSOE a los más conservadores y críticos, con el objetivo de poner al candidato popular a la defensiva por sus pactos con Vox y que reaccione el, hoy por hoy, abstencionista electorado de izquierdas hasta dar la vuelta a las encuestas.
Está por ver que el PSOE lo consiga porque, tras una primera semana de aplicación de esa nueva estrategia, los famosos tracking manejados en la sombra por partidos y empresas insisten en que el PP ronda hoy los 145/150 escaños, y subiendo, mientras que Pedro Sánchez a duras penas logra llegar a los cien (100/104).
Lo cierto es que está por ver que los socialistas lo consigan porque, tras una primera semana de aplicación de la nueva estrategia, los famosos tracking manejados en la sombra por partidos y empresas insisten en que el PP ronda hoy los 145/150 escaños, y subiendo, mientras que Pedro Sánchez a duras penas logra llegar a los cien (100/104).
La estrategia del candidato a la reelección pasa por lo siguiente: Menos mítines -después del primero y más simbólico el sábado en Dos Hermanas (Sevilla) habrá otros cinco o seis similares en grandes núcleos urbanos como Madrid, Barcelona o Valencia-; “diálogos” con sus ministros en Ferraz; entrevistas “hostiles” (sic) como la de Carlos Alsina el pasado lunes en Onda Cero, y en próximas semanas con Ana Rosa Quintana en Telecinco y Susana Griso en Antena 3 y, sobre todo… mucho show business para parecer cercano y no metido en una burbuja aislada como pareció durante la campaña del 28M.
Doblete en La Sexta
Esta semana hace doblete en La Sexta: el martes 20 se dejó entrevistar por el Gran Wyoming en El Intermedio, y mañana, domingo, volverá al bar que le hizo famoso en 2016 de la mano de Jordi Évole en Salvados, veremos si en mangas de camisa. El martes 27, un día antes de que acuda Feijóo, el presidente del Gobierno se dejará ver con el hostil Pablo Motos en El Hormiguero y bromeará con las hormigas Trancas & Barrancas.
Su cambio de actitud empezó el 12 de junio, justo dos semanas después de la debacle del 28M y del anuncio de elecciones por parte de Sánchez. Andaban en La Moncloa y Ferraz a la desesperada buscando estrategia cuando se desayunaron atónitos escuchando a Zapatero rebatir con vehemencia a Carlos Herrera y a los tertulianos de COPE la tesis de que ETA no está “derrotada” y que sigue en política de la mano de Bildu.
De pronto, el hombre que se enfrentó con su ‘talante’ parsimonioso al PP hasta derrotarlo, se aparecía en la franja matinal más escuchada de la radio española y en el programa más crítico con éste PSOE sanchista, en tromba contra quienes niegan que ETA se “rindiera” bajo su mandato y haciendo una loa a su “orgullo socialista” y a lo “buen presidente” que es Sánchez.
De pronto, el hombre que a principios de siglo se enfrentó con su talante parsimonioso al entonces todopoderoso José María Aznar y al PP, hasta derrotarlos en las urnas en 2004, se aparecía a las 9.00 de ese día en la franja matinal más escuchada de la radio española y en el programa más crítico con éste PSOE sanchista, en tromba contra tertulianos que en el estudio, y en la calle, niegan que ETA se “rindiera” bajo su mandato; y haciendo una loa a lo “buen presidente” que es Pedro Sánchez.
A los 2,7 millones -según datos del último EGM- que le escucharon en directo con Carlos Herrera hay que sumar, como poco, otros tantos millones en visualizaciones de esos vídeos por la repercusión que tuvo en los informativos de las televisiones y radios, y en Twitter, Facebook, Instagram y redes sociales en general. Y, sobre todo, admiten fuentes socialistas a este periódico, “ha insuflado ánimo a nuestra base social, ese orgullo del que habló con Herrera; sólo habría que ver Dos Hermanas”.
Una semana más tarde, este lunes 19, el ex presidente socialista se dejó entrevistar en La Noche en 24 horas, de RTVE, de la mano de Xabier Fortes, y también cosechó una importante audiencia en directo, pero, más aún, posteriormente en redes sociales:
Este sábado 24 de junio, por la noche, el ex presidente irá a La SextaXplica, el programa de entrevistas y tertulia que conduce José Yélamo, a repetir similares argumentos en pro de la movilización de la izquierda para frenar un posible gobierno de PP y Vox. Fuentes de su entorno señalan que “a Feijóo ya le está empezando a hacer sudar su socio, Vox” y él tiene claro que su papel es ponérselo más difícil si cabe apoyando activamente a Pedro Sánchez.
La actitud de Zapatero pro Sánchez, demostrada el 28 de mayo con su participación final en más de diez mítines, contrasta con la del ex presidente Felipe González, muy crítico con el hoy inquilino de La Moncloa, quien en la pasada campaña optó por no participar en acto alguno y esta semana se le oyó decir: “Vox no es lo mismo que Bildu”.
La actitud pro activa de Zapatero hacia Sánchez, demostrada en la campaña del 28 de mayo con su participación final en más de diez mítines con candidatos a alcalde socialistas, contrasta con la del otro gran activo socialista, el ex presidente Felipe González, muy crítico con el hoy inquilino de La Moncloa desde hace años, quien en la pasada campaña municipal y autonómica optó por no participar en acto alguno.
Esta semana González se ha dejado ver en la presentación de libro Aquel PSOE, escrito por uno de sus ministros, Virgilio Zapatero, que corrió a cargo de quien fuera su número dos, Alfonso Guerra, quien pronunció un discurso muy duro contra el sanchismo. No hizo declaración alguna de apoyo a Pedro Sánchez ni a la entrada ni a la salida del acto. Simplemente se le escuchó decir antes de subirse a su vehículo que “Vox no es lo mismo que BIldu”.
Michavila: Zapatero “polariza”
Diversos consultores de comunicación consultados por Vozpópuli dudan de que, más allá del impacto mediático, el protagonismo de éste nuevo Zapatero vaya a traducirse en votos para Sánchez. En concreto, César Calderón, de Redlines, sostiene que “sitúa a Feijóo como el futuro y al PSOE en el pasado” y “no aporta nada entre los nuevos votantes, no le conocen, y para los viejos es el responsable de la crisis de 2008”.
En una línea similar se expresa para este periódico el presidente de GAD3, Narciso Michavila. Recuerda que los ex presidentes mejor valorados reiteradamente por los españoles son Felipe González y Mariano Rajoy, y los que peor José María Aznar y Zapatero porque “polarizan” a la sociedad y les ven en cierta medida factor de desetabilización.
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