El expresidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero ha sostenido que "está pendiente hacer algún tipo de reencuentro que cure aquella herida" del 1-O en Cataluña.
"Fíjese que en este momento todo el mundo, si es sincero, se arrepiente de lo que pasó. Todo el mundo. No se puede llevar a la gente al límite", ha dicho en una entrevista este domingo en el Ara recogida por Europa Press, publicada el mismo día en el que se cumplen 10 años de la sentencia del TC sobre el Estatut.
Al hilo de esa efeméride, ha defendido los acuerdos frente a las frustraciones y los momentos difíciles: "Se lo dice uno de los más afectados por la sentencia. Yo sufrí esa sentencia".
"La respeté porque creo en el Estado de Derecho, pero creo más en la política a la hora de construir una alternativa creativa que encaje en la Constitución", ha dicho.
En ese sentido, ha alabado "las posturas que ERC y el PDeCAT están defendiendo esta mesa de diálogo, donde por descontado se pueden plantear y debatir todas las cuestiones, como debe hacerse en democracia, sin radicalismos".
Sentencia del Estatuto catalán
En otra entrevista en El Periódico ha sostenido que, en cualquier caso, la sentencia podría haber sido más desfavorable: "Es probable, porque era un Estatut de gran enjundia jurídica. Ya hubo una tarea de negociación y construcción jurídica en el Parlamento muy ardua".
Preguntado por si fue un error afirmar que apoyaría la reforma del Estatut en un mítin en 2003, ha dicho: "En aquel momento, el debate era si el candidato a presidente del Gobierno apoyaría un nuevo Estatut o no. Si estábamos dispuestos a encarar el proceso de un nuevo Estaut".
También ha opinado que someter a consulta refrendaria el acuerdo que se alcance en la mesa de diálogo podría ser "un buen cierre, pero a lo mejor no es lo que las partes quieren".
Un debate "visceral"
En otra entrevista en el ElNacional.cat, el expresidente del Gobierno ha destacado la trascendencia de la sentencia del Tribunal Constitucional en la evolución de la política catalana: "Influyó. Hay veces que en la vida colectiva de las sociedades un hecho concreto con una trascendencia determinada termina siendo el referente, el hito, el 'momentum' que desencadena toda una movilización".
Ha sostenido que eso es lo que ocurrió con la sentencia y con el proceso soberanista; y a su entender, ni de una cosa ni de la otra se pueden sacar "lecciones positivas colectivamente".
El debate sobre el Estatut fue "visceral", donde se exacerbaron muchas posiciones políticas, muchísimos sentimientos", y ha defendido que después de la sentencia se debió volver a negociar.
"La ley de la política siempre es un volver a empezar. Deberíamos habernos sentado, analizado la sentencia, el Estatuto, las potencialidades, vías, caminos, leyes orgánicas", lo que considera que debe hacerse también en estos momentos.
No ve necesario contar con un mediador para la mesa de diálogo, y considera que sus funciones pueden suplirse a través de la transparencia, de forma que se explique "qué se habla cada día" con complicidad social.
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