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Sexualidad y violencia entre los adolescentes españoles: "Con diez años ya ven porno sádico"

Hablamos con Marina Marroquí, educadora social y especialista en violencia de género, sobre cómo se comportan los niños y jóvenes en cuanto a sus relaciones íntimas

El mundo avanza y todo se adelanta. Y las relaciones sexuales entran en el combo. Cada vez practicamos sexo antes por primera vez. Así lo detalló la Encuesta Nacional sobre sexualidad y anticoncepción entre los jóvenes españoles, publicada en septiembre de 2019.

La encuesta, realizada por Sigmados, concluyó que los jóvenes tienen su primera relación sexual de media a los 17 años, una edad a la que reciben "presiones" para tener sexo por primera vez, entre otros datos importantes.

Además, el estudio reveló algo significativo: la falta de formación e información que tienen los adolescentes y jóvenes sobre la sexualidad. Ellos mismos reconocen que la principal fuente a la que acuden es internet y, en segundo lugar, los amigos, que "saben lo mismo que ellos". A la red acuden más los varones (50,7 %), mientras que las chicas se fían más de sus amigas.

Hay muchos adolescentes con problemas de erección porque cuando se tienen que enfrentar a las caricias, a la sensibilidad, etc., no saben gestionarlo porque sólo han visto violaciones.

Ninguno de ellos recurre a sus padres o tutores para saber de sexualidad, ¿por qué? ¿Qué se está haciendo mal? Si los jóvenes no reciben la información correcta sobre sexualidad, podrán acabar siendo víctimas de abusos o violencia de género. Una violencia que tienen muy interiorizada, a juzgar por los datos que manejan los expertos, como Marina Marroquí, educadora social y especialista en violencia de género.

Sexualidad y violencia entre los jóvenes españoles: "Con diez años ya ven porno sádico"

¿Cómo están construyendo nuestros adolescentes su sexualidad, qué papel están jugando los padres y educadores y qué ejemplos son los que están tomando para esta construcción de su sexualidad? Esta y otras preguntas se las hacen muchas personas, pero muy especialmente los padres o educadores de adolescentes porque es ahí, en la adolescencia, dónde se generan unas bases y vínculos muy importantes para prevenir conductas de abusos.

De todo ello se está hablando en el tercer Congreso Internacional Online Convivir con un adolescente: misión posible, de la mano de Marina Marroquí.

Hablamos con Marroquí, que es presidenta de AIVIG, La Asociación Ilicitana Contra la Violencia de Género, y autora del libro Eso no es amor: 30 retos para trabajar la igualdad, sobre violencia y sexualidad en los jóvenes.

PREGUNTA. ¿Está normalizada la violencia entre los jóvenes?

RESPUESTA. Sí, normalizada y tolerada por una sociedad que premia la violencia a nivel películas, videojuegos y que la oculta cuando la sufres a nivel de culpa y vergüenza. Esto es horrible pero también es cierto que una de cada tres mujeres adultas sufre violencia de género. La verdad es que los datos en las nuevas generaciones no son mejores, ya que pensábamos que iban a desterrar el machismo, el racismo y la homofobia y no es así, ya que replican los mismos patrones con una violencia tanto de género como sexual mucho más arraigada y mucho más peligrosa.

Los datos en las nuevas generaciones no son mejores, ya que pensábamos que iban a desterrar el machismo, el racismo y la homofobia y no es así, ya que replican los mismos patrones con una violencia tanto de género como sexual mucho más arraigada y mucho más peligrosa

P. ¿La sociedad es consciente de esto?

R. Diría que no porque cuando yo hago mi taller Eso no es amor, es violencia, que dura tres horas y hago todo un recorrido de la sociedad que nos educa, medios de comunicación, películas Disney, música etc., los usuarios no se dan cuenta hasta que les proporciono claves de qué es el maltrato. Empiezan entonces a caer lágrimas y es cuando te das cuenta de que no existe una detección precoz en materia de violencia de género.

P. ¿Cuándo se identifica la violencia entonces?

R. Cuando llega la física, cuando ya llega a extremos muy graves. Es más a veces hasta se le quita hierro pensando que no es para tanto.

La mayoría pierde su virginidad a los 17 y con alguien mayor

P. ¿Las familias tienden a ocultar la violencia de género?

P. Sí pero no de manera intencionada. Nuestra adolescencia funciona con parámetros diferentes, pues ven pornografía de manera habitual ya con diez años, una pornografía con violencia y sadismo. Por ejemplo, en talleres les pongo 50 sombras de Grey y suspiran a nivel general porque lo ven como algo normal. La víctima ni siquiera es capaz de ver que está sufriendo violencia de género.

Además, sólo se denuncia un 8% de las ocasiones así que lo que debemos hacer es generar confianza en los adolescentes para que sepan cuándo están sufriendo violencia. Debemos construir confianzas sanas y de que no es culpa suya.

Nuestra adolescencia funciona con parámetros diferentes, pues ven pornografía de manera habitual ya con diez años, una pornografía con violencia y sadismo

P. ¿Qué papel juegan los padres y educadores?

P. Son una generación bisagra donde el sexo era tabú, sin embargo en sus hijos el sexo está totalmente normalizado. Y, a la vez, han construido su sexualidad en torno a una violencia brutal. Yo me he encontrado con adolescentes que me han dicho: “Te prometo que no soy mala persona pero si no la pongo a cuatro patas y le tiro del pelo, no me gusta”. Incluso tienen problemas de erección porque cuando se tienen que enfrentar a las caricias, a la sensibilidad, etc., no saben gestionarlo porque sólo han visto violaciones.

Muchos siguen haciendo la marcha atrás

Cómo detectar si un adolescente está sufriendo violencia de género o abuso sexual

"La familia suele ser la última que se entera y los amigos, las primeros. Lo que te pide el cuerpo es quitarle el móvil, tablet y encerrarle, aislarle. Pero eso no funciona y además le das argumentos al maltratador. Tengo familias que vienen y no saben si su hijo está siendo maltratado", asegura Marroquí, que nos da tres claves para detectar si nuestro hijo está siendo víctima de violencia de género:

  • Comportamientos de control. El joven tiene que justificar en todo, da muchas explicaciones a su pareja. Cada vez que hace algo se lo tiene que demostrar. Luego, por ejemplo, responde rápidamente al móvil a su pareja porque sabe que si no contesta las consecuencias serán peores. 
  • Humillación y desprecios. La violencia de género es un desequilibrio en el poder. Le recuerda a la pareja lo torpe que es, no le deja hablar, la ridiculiza, se ríe de sus sentimientos... Incluso coacciones: “Si me dejas, tu padre y madre van a saber lo guarra/o que eres”.
  • Amenazas y violencia. Es la fase más dura y más complicada. Ahí es muy importante que la familia se implique y que pida ayuda a los especialistas. Hay que estar muy pendiente y acudir a expertos. En este punto, las amigas ya poco o nada podrán hacer.

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