Nada dura para siempre. Esa frase podría ser el leit motiv de la última apertura -Efímero- del Grupo Rantamplán en la capital. El grupo, orientado hasta la fecha a otros conceptos gastronómicos consigue con la apertura de Efímero dar un paso de gigante y situarse en la complicada liga de las mejores mesas de Madrid.
Situado sobre el restaurante Pointer, también perteneciente a Rantamplán, Efímero apuesta por un concepto mucho más ambicioso y sugerente. Decorado por el estudio de Lorena del Pozo, la decoración e interiorismo del lugar -acertadísima- pasa a un segundo plano cuando comienzan a probarse platos de su cambiante carta. Y es que en Efímero, como su nombre indica, la permanencia de cada plato depende única y exclusivamente de la calidad que en cada momento el mercado -o los proveedores- ofrezcan. Las cartas se escriben a mano con fecha del día, y se coleccionan quedando disponibles en el restaurante para el público que quiera verlas.
Sin producto no hay cocina y esa esmerada selección de la materia prima indica de antemano que las cosas van por buen camino. A partir de ahí todo son aciertos en el ensamblaje de Efímero. César Galán como chef ejecutivo del grupo, Joaquín Serrano como jefe de cocina (quédense con el nombre de este chico que apunta alto), Gonzalo Menéndez a cargo del I+D y un magnífico trabajo en sala (enorme la labor al frente de la sumillería de Luis Baselga), todo en Efímero funciona con perfecta sincronía.
Cocina honesta, de evocación francesa en ciertos momentos, con fondos hipercuidados que dan como resultado creaciones francamente convincentes.
Comenzamos nuestra experiencia probando alguno de sus moluscos. Mejillones, berberechos XL y almejas a la sartén que anticipan lo que plato a plato se va confirmando. Efímero se sitúa en un nivel que ojalá sea capaz de mantener a lo largo del tiempo.
Espectacular el puerro braseado con meuniere trufada y caviar, sublime sus alcachofas confitadas con su crema, anguila y foie, excepcional su torrija salada con caldo ahumado de cebolla… la sucesión de platos es impecable y reconfortante.
Concluimos con un impresionante lenguado a la plancha sobre purrusalda de apionabo y un contundente pichón con salsa Perigord acompañado de la variedad de setas “lengua de vaca” donde adivino ese delicado trato al pichón de Carlos Oyarbide con quien Joaquín Serrano ha trabajado.
Poco más que decirles, Efímero se posiciona como uno de esos sitios que uno no duda en recomendar sabiendo que el resultado va a ser perfecto. Seguiremos atentos su evolución porque este Efímero “pinta” muy bien.
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