Hace ya más de quince años que la cordobesa Pepa Muñoz decidió dejar el restaurante familiar en el que participaba y junto a su socia Mila Nieto emprender su camino en solitario. A lo largo de estos años, el Qüenco de Pepa ha sabido ganarse la absoluta confianza del público madrileño que abarrota sus mesas en cada servicio.
Las claves de este éxito radican fundamentalmente en la exquisita selección del producto y en el manejo de este de forma que en cada plato se consigue algo que parece obvio pero que no lo es tanto, resaltar las cualidades de la materia prima sin disfrazarla.
La mayoría de las verduras proceden de su huerto de Ávila, que cuida con esmero y del que proceden sus famosos tomates, probablemente los mejores que pueden consumirse en todo Madrid. El secreto, recuperar semillas antiguas de hace más de 50 años y trabajar con distintos semilleros a lo largo del año. En el resto de materia prima, Pepa ha logrado asegurarse los mejores proveedores.
Llegan así a la mesa tras el inevitable tomate, un exquisito arroz con gurumelos (amanita ponderosa) a modo de risotto que tras el tomate se ha convertido en icono de la casa. Muy recomendables sus frituras, siempre perfectas y al mismo nivel -magnífico- carnes que pescados, lo mejor es ponerse en sus manos y dejarse aconsejar con la seguridad de que es una de esas casas en las que difícilmente se encuentra fallo alguno.
Interesante bodega a cargo de la siempre eficaz Beatriz Andrino.
Si al terminar el festín, como es previsible, han quedado obnubilados por la excelente calidad de sus verduras, les cuento un secreto: justo a la vuelta de la esquina, en la calle de Padre Damián, el colmado de Pepa vende sus productos para consumo particular.
Precios coherentes con la calidad lo convierten en una opción perfecta para cualquier momento. Muy recomendable.
Apoya TU periodismo independiente y crítico
Ayúdanos a contribuir a la Defensa del Estado de Derecho Haz tu aportación