Los platos de verano, usualmente ligeros y refrescantes, inducen a pensar que necesitan un vino también liviano y sencillo. Y aquellos blancos que poseen crianza en barrica habitualmente son eliminados del abanico posible de elecciones por su mayor fortaleza.
Sin embargo, hay numerosos platos estivales que combinan mejor con éstos últimos, en los que la uva chardonnay suele ser la más utilizada por sus buenos resultados. En general, debido a su elaboración y contacto con la madera, tienen más potencia y mayor carácter que sus homólogos jóvenes. Son los denominados blancos gastronómicos, que también durante estas fechas hacen un excelente papel.
Las mejores armonías
Con mayor peso en boca, más profundos y untuosos, armonizarán a la perfección con pescados azules al horno (desde la caballa a la anguila, el bonito del Norte o el pez espada). Estos peces son más grasos- 5% frente al 2% de los pescados blancos- y también poseen un sabor más acentuado, por lo que los blancos con barrica serán buenos acompañantes.
Entre las sopas frías es difícil encontrar un buen compañero, pero la excepción a la regla es el ajoblanco, con el que estos vinos siempre se llevarán bien
También resultan excelentes para una caldereta de pescado, las sardinas en espeto o el tartar de atún. Nunca con los mariscos, pero sí en el caso de una langosta a la americana, que lleva una salsa fuerte. Entre las sopas frías es difícil encontrar un buen compañero, pero la excepción a la regla es el ajoblanco, con el que estos vinos siempre se llevarán bien.
Quesos, curries…
Para los quesos, la mejor armonía la harán con los de pasta blanda y algo de envejecimiento, como los brie o camembert. También con el vacherin o los de cabra. Y si nos vamos a enfrentar a un plato picante, aunque el champagne o el espumoso siempre serán los números 1, este tipo de blancos harán un digno papel. Con los curries no defraudan, tampoco con el sushi o aquellas preparaciones en las que esté presente la salsa de soja.
Hemos seleccionado y catado tres monovarietales chardonnay de distintas zonas geográficas como Rioja, Navarra y Somontano. También los hay de diferentes precios. Pero todos tienen como denominador común una esmerada elaboración.
Los Vinos
1) Flor de Primicia Blanco Barrica 2022
Un vino llegado de Laguardia (Rioja Alavesa) elaborado con chardonnay. El mosto fermenta en barrica durante seis meses, permaneciendo con sus lías con removidos periódicos, lo que le otorga su cremosidad. Las barricas utilizadas son de roble americano (40%), roble francés (40%) y un 20% de acacia, lo que le aporta un toque floral.
Un vino complejo, como todos los blancos de sus características, que engaña a la vista por su color amarillo pajizo (suelen ser más dorados). Posee toques a madera bien medidos, volumen en boca y tostados de panadería. Largo y redondo. Excelente relación calidad- precio. PVP recomendado: 8,80 euros.
2) Pago de Otazu Chardonnay con Crianza 2022
La nueva añada de este vino tan especial elaborado en tierras de Navarra bajo la D.O. Protegida Pago de Otazu, un blanco de Bodegas Otazu en la que elaboran mayoritariamente tintos. Uvas chardonnay vendimiadas manualmente en viñedos seleccionados y propios. Fermenta en barrica de roble francés- de distintos bosques- y se cría en éstas durante seis meses con bâttonage semanal de lías.
Un blanco elaborado de manera preciosista con buenos resultados. Untuoso, toques a frutas maduras, tonos ahumados y especias. Buena acidez, mineralidad y un final largo y profundo en boca. Preciosa etiqueta con Guardianes, de Xavier Mascaró, que reivindica la presencia del arte en esta bodega (con una fabulosa colección). Sólo elaboran 5.898 botellas. PVP recomendado: 30,50 euros.
3) Enate Chardonnay Barrica 2022
Un monovarietal de chardonnay con D.O. Somontano de una bodega histórica de la zona, de las primeras que abrieron (1991) en una zona en aquel entonces típica mayoritariamente de graneles. Una gran transformación hasta los tiempos actuales en los que esta casa fue pionera. Para este vino, el mosto fermenta en barricas nuevas de roble francés y permanece con sus lías durante siete meses.
Está muy presente el carácter del chardonnay (avellana, tostados) y no faltan toques de fruta tropical, con ciertos ahumados que da la barrica. Un blanco con cuerpo, cremosidad, notas frescas como contrapunto y final largo. Su mayor mérito es ese equilibrio entre la fruta y la madera. PVP recomendado: 17,90 euros.
Tres chardonnays criados en barrica para disfrutar también en verano.
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