Vinos

El protocolo del vino (sin complicarse mucho): 10 sugerencias que no te fallarán

Te damos unas cuantas recomendaciones que lo harán todo más bonito y fácil en la mesa para ser un buen anfitrión

El vino es un elemento fundamental en cualquier reunión familiar, de amigos… máxime si es de trabajo y actúas como anfitrión. Por eso, su elección y servicio es importante, aunque hay montones de ocasiones en las que no es necesario complicarse mucho.

Tampoco es imprescindible que te gastes un dineral en vinos muy caros, en España aún somos unos privilegiados en este aspecto y hay referencias de gran relación calidad- precio que harán un buen papel. Por eso, lo mejor es acercarse a alguna vinoteca y pedir consejo al propietario o expertos que, usualmente, nunca recomiendan mal.

Ahora, también es verdad que ser un winelover está de moda y, aunque desde aquí siempre intentamos desmitificarlo, es cierto que todo lo que rodea al mundo del vino posee una aureola mágica y refinada.

Afortunadamente, cada vez más gente entiende de vino, lo que significa que vamos por buen camino y hacemos los honores a la tierra vitivinícola a la que pertenecemos. Por eso, te hacemos unas cuantas sugerencias para ‘adornarlo un poco más’ y hacer todo más bonito y fácil en la mesa.

1) Selección de los vinos

Siempre irán conforme al menú. No descuides los vinos de aperitivo y ten en reserva alguno dulce para los postres (¡boquiabiertos se quedarán!). Si tienes problemas, el champagne aguanta todo, desde los entrantes a pescados al horno, carnes… También el postre y el aperitivo, que es realmente cuando se debe tomar.

Cortesía del Consejo Regulador D.O. Jerez.

No obstante, si eliges una manzanilla o un fino de aperitivo bien fresquito, también acertarás de pleno. Y no te olvides del rosado, a veces hace muy buen papel en los prolegómenos de la comida junto al blanco (puedes poner las dos opciones y quedarás como un rey).

2) Orden de servicio

Una vez en la mesa, se sirven los vinos más suaves al principio y se va aumentando la fortaleza. Siempre un vino joven, con menos cuerpo antes de otro con crianza que será más potente. Esto sirve para todos.

3) Descorchar la botella

A no ser que sea un ‘incunable’ o estés muy seguro de tí mismo (y de tu sacacorchos) descorcha el vino en la cocina ya que hacerlo en la mesa puede entorpecer el ritmo de la comida. Si es un vinazo de los que hacen época, puedes atreverte a descorcharlo delante de tus invitados, pero ojo con el corcho porque puede estar un poco pasado y resultar una operación más dificultosa de lo habitual.

Además, éste último tipo de vinos a veces necesitan decantación y también si es un vino muy joven con el fin de que pierda ese carácter indomable que podría tener. Si se trata de vinos sin filtrar tendrán posos, pero se soluciona teniendo cuidado al servir la última parte de la botella y dejar sin beber unos dos dedos.

4) Utilización del frío

Mantén blancos, rosados y espumosos en la nevera y antes de sacarlos a la mesa ponlos en una cubitera con hielo y agua para que se mantenga la temperatura. No es lo mismo la temperatura de cata con una prueba inmediata del vino tras servirlo que mantener la copa a los óptimos grados mientras se come, una operación que se alarga en el tiempo.

5) Colocación de las copas

Este es el auténtico momento de utilizar todos los recursos. En la mesa debe estar colocada la copa de agua, a su izquierda la de vino blanco y, a su lado, la de vino tinto. El resto de piezas se irán añadiendo y retirando en cada momento.

6) Tipos de copas

La copa tulipán (tipo Burdeos) es la que mayor juego da, aunque siempre es un detalle poner una copa un poco más importante para el tinto, una copa de balón o la copa tulipa, abierta en la boca.

7) Uso del cestillo

Es un utensilio cada vez menos usado, pero sirve para darle más importancia al vino y, al fin y al cabo, sacarlo a la mesa si lo tenemos no supone un gran esfuerzo. Según el protocolo, sólo los tintos a partir de la categoría reserva deben servirse en cestillo; los crianza y jóvenes deben colocarse dignamente sobre un platito. En ambos casos- como con todos los vinos- en una mesa auxiliar, nunca en la principal.

8) Un detalle del anfitrión

Si entre los comensales hay alguien que entienda de vinos sírvele a él o ella primero para que lo pruebe, será un buen detalle. De lo contrario, según la etiqueta, lo hará la persona de más edad. No obstante, esto último no hay que tomarlo al pie de la letra, según la ocasión, mayor o menor formalidad.

9) Llenado de las copas

Que no sea mucha la cantidad pero tampoco que te convierta en un esclavo del servicio del vino, a veces es imposible seguir el ritmo y los comensales se quedan con la copa vacía durante un rato. Lo ideal serían unos tres dedos de altura y no te equivocarás.

10) La sobremesa

Llega la hora de los “espirituosos”, una gran familia de amplio espectro, desde el brandy jerezano al calvados o el armagnac. En este caso es ideal la clásica copa de “cognac” a ser posible de amplio fondo que nunca se debe calentar previamente.

En el caso de los whiskies de malta es adecuado servirlo tanto en estas copas como en vaso bajo y, en contra de algunos puristas, no pasa nada si se añaden una o dos piedras de hielo (recuerda que los catadores profesionales lo hacen).

Para orujos y grappas italianas- ambos provenientes de la uva- o para licores dulces hay una copa con semejante a un catavinos pero con su parte superior en forma de tubo que potencia los aromas frutales y reduce los vapores del alcohol.

El cuidado del vino y su servicio no es una cuestión menor para lograr el éxito en nuestras reuniones.

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