Bares hay muchos y también muy variados. Con sus luces y sus sombras, la tapa reina en ellos como protagonista principal y hoy, en su Día Mundial, la rendimos homenaje. Pero no vamos a hacer un ranking de dónde tomar una tortilla de patatas (ya se sabe que en Colósimo, por ejemplo, la bordan) ni insistir en que el ligero bocadillo de oreja de El Minutejo es imbatible.
Tampoco llegamos hasta Casa Bigotes (Bajo de Guía, Cádiz) por sus famosos langostinos ni volvemos a repetir que las bravas del Tomás en Barcelona son capaces de pulverizar récords. Todos tienen un gran mérito y nos han regalado momentos inolvidables. ¡Ay esas gambas en gabardina del donostiarra Tamboril!.
En esta ocasión, hemos querido ir más allá y buscar el valor añadido en dos bares ilustrados donde también podrás hacer una opípara comida. Por supuesto ofrecen un magnífico picoteo y son ases en el mundo tapas, pero a la vez, apuestan por una comida o cena en toda regla. Y no son un déjá vu en el universo aperitivo.
Tabernarios forever
Es nuevo y su nombre, Bareto, ya lo dice todo. Ocupa el espacio de la antigua Cervecería de Correos, un lugar mítico de Madrid que, en esta ocasión ha tenido un buen relevo: para empezar, una agradable terraza mirando a la plaza de Cibeles donde deleitarse con una espectacular propuesta de aperitivos. De '10' es esa cañita de cerveza bien fría y maravillosamente tirada; luego, una carta que toca todas las teclas del mejor tapeo (¡ponen aceitunas o patatas gratis, eso tan madrileño a reivindicar!).
Apuesta por su gilda tradicional, la ostra Gillardeau nº 5 (difícil de encontrar de esta calidad en bares, ajustadas de precio) o el ‘matrimonio’, una deliciosa tosta de pan de cristal con una especiada salsa de tomate, sobre la que descansan la anchoa y el boqueron. Croquetas de huevo frito y cecina, montado de chipirones a la andaluza… un delicioso abanico de posibilidades en el que nada falla.
El interior recrea esas tabernas madrileñas de antaño, con una gran barra cuadrada de mármol, nombres de las raciones pintadas en espejos y azulejo blanco; el toque de actualidad lo dan unos grandes plasmas para ver en compañía de los parroquianos acontecimientos deportivos. Todo en un ambiente animado y divertido como corresponde a los bares castizos de siempre.
Pero hay sorpresa. Tras atravesar la cocina- y no es broma-, llegamos a Casa de Comidas Bareto, recién inaugurada. En la recreación, a cargo de la interiorista Alejandra Pombo, no falta detalle: mantel blanco de algodón, sillas estilo Thonet, friso de madera en las paredes… Y el lujo de una amplia separación entre sus mesas en los dos comedores con luz natural; también tienen un reservado.
Cocina tradicional de altura
Aquí han optado por una carta tradicional, delicadamente ejecutada y con un lógico twist de modernidad, como salsas aligeradas, cocciones justas... Cocina de mercado con el mejor producto de temporada.
No dejes de pedir un exquisito steak tartare de ternera cortado a cuchillo y felizmente aderezado, ni unos huevos rotos (las patatascortadas ‘a lo pobre’) con gambas que resultan excepcionales. Sorprende la delicadeza del huevo poché con espárragos blancos y, como contraste, un plato de cuchara: pochas con rabo de toro y foie, con la legumbre tan fina que se deshace en la boca.
Para terminar, un sabroso y tierno solomillo el estilo Café de París con champiñón. Entre los postres, todos hechos en la casa, optamos por una mousse de chocolate blanco acompañado de un increíble helado de chocolate.
Artur Stolbow, el maitre, hace un servicio de cinco tenedores que sorprende y reconforta para la filosofía de este espacio. Raúl Alegre es el encargado del bar: ponte en sus manos, te aconsejará inmejorablemente. Equipo activo y profesional, nutrida carta de vinos, generosas raciones y muy buen precio medio de 50 euros. ¿Se puede pedir más?.
Grupo Barbillón (hermanos Sánchez de Amo), de la mano del empresario hostelero Nacho Horcajada, están detrás de este local multi- espacio que dará que hablar.
Moments Bar, producto y vinos son un lujo
Un bar restaurante que emociona, y ya es decir mucho si hablamos del gusto de comer. Situado frente al mar, en la playa alicantina de Urbanova- a 10 minutos de la ciudad-, la familia Remacha Sanz apostó por este idílico lugar con terraza para abrir Moments Bar.
Con un horario non stop, ofrece algunas de las tapas más emblemáticas de la zona, desde salazón de huevas de mújol con almendras a los famosos embutidos del Guadalest. Sus deliciosas cocas, con una masa fina y crujiente, son perfectas para compartir y se puede elegir entre nueve variedades, como la de papada y rúcula o de escalivada.
Moments Bar es un medioambiente especial desde que abren a primera hora de la mañana para servir sus desayunos, con ricas tostas que puedes pedir a tu medida, licuados y zumos, bollería, crepes o tortitas entre otros. Un lugar polivalente decorado por el prestigioso interiorista Toni Espuch que cuenta con un comedor interior con barra, mesas convencionales y mesas altas; la terraza está acondicionada para todas las estaciones y poseen un reservado para 12 personas.
Brasas y horno Josper, técnicas estrella
En Moments Bar tienen la filosofía de ofrecer siempre productos de primera calidad, preferentemente de kilómetro cero, pero sin renunciar a trazos otras latitudes. Brasas y horno Josper son las dos elaboraciones estrella de la casa y en ellos se hacen los ricos mariscos de la zona- cigala, gamba roja, bogavante…-, no faltan calamarcitos ni bivalvos como las almejas o las ostras.
Un menú ecléctico e informal en el que relucen materias primas como sus distintas carnes, desde el magret de pato con yuzu miso al entrecote de lomo alto de Angus, cochinillo o la chuleta Tomahawk de wagyu. La lubina con verduras de la Vega Baja- jugosa, puro sabor- es uno de sus platos estrella. Entre los postres, destaca la coca de chocolate blanco y negro (siempre Valrhona como marca de referencia) y una deliciosa tarta de limón.
Impresionante bodega
Los amantes del vino tienen aquí su lugar con 400 referencias nacionales e internacionales, muchas de ellas de alta gama, gestionadas por Sergio Remacha, junto a su hermana Raquel al frente del restaurante. Son unas 12.000 botellas y no hay carta, porque lo interesante es pasar por la bodega y elegir personalmente guiado por la gran sabiduría de Remacha.
Lo tiene todo, desde enología clásica a la más novedosa y puntera. No falta una amplia gama de champagnes, magnums históricos, borgoñas, burdeos… También maravillosos destilados en gran cantidad. Las tardes son perfectas para disfrutar de un cóctel o de alguna de sus doce referencias de cervezas.
Eso sí, en el caso de que prefieras comer un buen arroz hay que acercarse a El Capricho de Raquel que, a trescientos metros, es donde la matriarca de la familia los elabora con enjundia y sabiduría. Pero eso es otra historia.
Nota: Ninguno de los restaurantes mencionados se han seleccionado por algún motivo comercial, su elección es una decisión únicamente de calidad y periodística. Los precios son meramente orientativos.
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