La intempestiva salida de Francisco García Paramés de Bestinver ha vuelto a poner encima de la mesa la importancia que acaban teniendo algunos gestores para sus firmas de inversión, como han reflejado los más de 2.000 millones en reembolsos netos sufridos durante el último trimestre. Aunque Bestinver era asociada indisolublemente a la figura de Paramés, la realidad es que la familia Entrecanales es la propietaria de la firma y como tal decidió plantear un giro estratégico que no gustó al denominado Warren Buffet español.
Pero pese a lo llamativo de este caso, que de momento ha terminado con un período sabático de dos años para Paramés, como le exige el cumplimiento de no competencia de su contrato, los fondos de autor viven un momento dulce en la industria de inversión. Son varios los gestores que por razones diversas deciden dejar las grandes firmas donde trabajaban y crear sus propios proyectos profesionales, centrados más en la exigencia del seguimiento de los valores por los que apuestan que por las necesidades comerciales y de marketing que requieren las grandes gestoras.
Firmino Morgado, que cosechó su reputación en Fidelity avalado por los resultados de éxito de su fondo de bolsa española, explicaba recientemente en Madrid durante la presentación de W4I, la firma que ha creado en asociación con Renta 4, por qué decidió dejar la gestora norteamericana. Decía que tenía un amigo chef en uno de los mejores restaurantes de París que un día se dio cuenta de que estaba más pendiente de satisfacer los gustos culinarios de los críticos, para no perder puestos en las clasificaciones mundiales, que de cocinar verdaderamente como a él le gustaba. Y así optó por olvidarse de los premios que había ganado a lo largo de su carrera para centrarse en los sabores que había aprendido desde niño con los fogones de su madre.
“Quiero hacer algo diferente, como mi abuelo hacía con las inversiones, adaptado a los tiempos modernos. He visto cambios muy profundos en el mundo de la gestión de activos. En Estados Unidos el 30% de la industria está controlada por los ETF. Los gestores que se denominan activos no lo son verdaderamente. Si observas los fondos de las entidades financieras, tienen un track error muy bajo, no son selectores de valores”, asegura Morgado, que siempre ha comprometido su patrimonio junto al de los inversores de los fondos que ha gestionado. “Si algo no ha ido bien para ellos, tampoco ha ido para bien para los gestores”, añade.
La atención que acaparó el Fidelity Funds Iberia en 2012 por su excelente rentabilidad atrajo tal cantidad de inversores que la firma se vio obligada a aplicar un cierre parcial para no mermar la estrategia del fondo, ya que llegó a alcanzar 1.800 millones de euros de volumen patrimonial. Una vez que se alcanza este punto, probablemente las presiones corporativas sobre el gestor se vuelven más insalvables.
Algo parecido debió ocurrirle a Iván Martín Aranguez cuando decidió abandonar la gestora del Banco Santander para crear junto a Blanca Hernández Rodríguez su propia 'boutique', Magallanes Value Investors, que ya con el nombre indica claramente cuál es la línea que siempre ha seguido y mantendrá: el value investing. Una visión a largo plazo que no cuadra de manera precisa con las necesidades más a corto plazo de los fondos comercializados tradicionalmente por los bancos en España.
Los fondos de autor han adquirido una dimensión tan considerable que hasta la CNMV ha decidido crear una categoría específica para que las firmas puedan calificar como tales a aquellos fondos que sigan una línea muy marcada por su gestor, debiendo haciendo constar su nombre y apellidos en el folleto y permitiendo a los partícipes el derecho de separación en caso de que se produzca una salida como la de Paramés de Bestinver, por ejemplo. Un hecho que ya reflejan los folletos del Magallanes Iberian Equity, el nuevo fondo de Martín Aranguez o el fondo Alpha Plus Rentabilidad Absoluta, de Francisco Estebán Tomás.
En Morningstar no creen que se pueda hablar de fondos de autor frente a fondos sin autor. “En todos los fondos de inversión hay una persona o grupo de personas tomando decisiones de gestión que marcarán el devenir del mismo, incluso en fondos cuantitativos o indexados. Es obvio que dependiendo del fondo, de la firma, y del proceso aplicado la diferencia que puede marcar un gestor será mayor o menor, pero siempre será importante. Lo mismo ocurre en la hostelería, quizás el chef del restaurante de la esquina con menú del día no tenga el mismo impacto en el producto final que puedan tener los mediáticos David Muñoz o Joan Roca en sus respectivos restaurantes, pero un cambio de chef en el restaurante del barrio puede tener un impacto en la calidad del producto y puede hacer que el mismo ya no encaje con nuestras preferencias culinarias”, señala Javier Sáenz de Cenzano, director de Análisis de Fondos para Morningstar en España.
El reciente auge de los fondos de inversión asesorados por empresas de asesoramiento financiero (Eafis), como una forma de canalizar sus consejos a través de vehículos de inversión, es otra muestra de la necesidad creciente de cierta parte de la industria por personalizar la gestión, al igual que ocurre con las sicav, que cada vez más están dejando su estela de sociedades para ricos para convertirse en instituciones de inversión colectiva que sirven a los gestores para demostrar su valía.
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