Ana Elena Gómez es natural de Cuellar, provincia de Segovia y tiene 47 años. Licenciada en Químicas por la Universidad de Valladolid, en julio de 2021 se incorporó a Banco Santander como especialista en Transacciones Internacionales. Además, imparte clases sobre medios de pago en el Master Universitario “Tecnologías del Sector Financiero” de la Universidad Carlos III de Madrid. Es una apasionada del snowboard y de la lectura. A nivel profesional se define como una persona “muy curiosa” y a la que le encanta aprender. “Tengo la suerte de que mi trabajo me apasiona, soy comprometida con los proyectos que abordo y quizá”, reconoce, “un poco exigente con los equipos con los que trabajo”.
Ana Elena es sorda, una condición que no le supuso ningún obstáculo para conseguir su actual empleo. “En mi entrevista de trabajo solamente aludieron a mi diversidad para preguntarme si les entendía, si necesitaba que me hablaran despacio para facilitar mi lectura labial. Una vez les aclaré que no era necesario, la conversación derivó hacia mi carrera laboral, conocimiento y aptitudes. Cuando terminó, pensé que había encontrado mi sitio, un lugar donde era valorada como persona”, recuerda.
Por desgracia, el caso de Ana Elena es menos frecuente de lo que sería deseable. Según el Informe del Mercado de Trabajo de las Personas con Discapacidad 2022, elaborado por el SEPE, el 77.7% de las personas con capacidades diferentes (8 de cada 10) no participa en el mercado laboral. Un problema que no solo supone un drama personal para sus protagonistas, que están deseando trabajar y demostrar su valía, sino que lastra el desarrollo del país en su conjunto. Y es que la presencia de perfiles diversos en una sociedad, organización o colectivo eleva su riqueza. Porque lo diferente siempre suma.
El 77.7% de las personas con capacidades diferentes (8 de cada 10) no participa en el mercado laboral
Ana Elena lo tiene muy claro. “La diversidad de perfiles en el entorno laboral permite la normalización e inclusión de un colectivo cada vez mayor y más diverso. Se produce un aprendizaje mutuo que lleva a que se acepten de forma natural las diferencias y desaparezcan las etiquetas y prejuicios que, históricamente, se suelen relacionar con las personas con una discapacidad”, destaca.
Mucho camino por recorrer
A pesar de que España ha progresado de manera significativa en inclusión y diversidad en los últimos años, aún queda mucho por hacer. “Existe una barrera de recelos histórica, provocada quizá por el miedo a lo desconocido o diferente, que hay que derribar. Por ejemplo, si eres una persona sorda se da por hecho que no puedes aprender idiomas. O si te falta una pierna, que no puedes hacer deporte. Pero hay muchos avances en la ciencia que pueden hacerlo posible”, indica Ana Elena.
En su caso, un implante coclear y muchas horas de trabajo con un logopeda le permiten comunicarse con su entorno e incluso hacer algo que hace solo cinco años le resultaba muy difícil: mantener una conversación telefónica. ”Una persona diversa va a necesitar aceptar por sí misma aquello que la diferencia. Y no le ayuda que le impongan límites adicionales. La sociedad debe permitir que sea esa persona quien decida lo que quiere y/o puede hacer; nadie debe decidir por ella, al igual que nadie decide sobre una persona sin discapacidad”, reclama.
Fuera etiquetas
Para esta empleada de Banco Santander, lo más importante es eliminar las etiquetas. “No somos menos válidos que nadie ni menos capaces. Al igual que no condicionas a nadie por ser alto o bajo, tampoco quiero ser condicionada por ‘sorda’. Soy ‘una persona’ y es la única etiqueta que quiero tener”.
Normalizar las diferencias debería ser el siguiente paso. “Necesitamos derribar los prejuicios. Dejarnos sorprender por lo diferente sin poner límites a sus sueños. Permitir a las personas que lo intenten. A veces no lo conseguirán, pero hay que dejar que cada persona descubra sus capacidades por sí misma. No pretendemos que nos regalen nada, pero no queremos que nos impongan nuevas barreras a superar”.
Apoyo empresarial
Las empresas tienen la llave para facilitar que las personas con discapacidad ocupen el lugar dentro del mercado laboral que reclaman y merecen. “Están empezando a darse cuenta de la importancia de la diversidad en el mundo laboral. No se trata tanto de ‘contrarrestar’ perfiles, como de conseguir una simbiosis entre personas diferentes. Combinar talento siempre es beneficioso para las empresas”, asegura la segoviana.
Por desgracia, no todas las empresas lo ven así. Ana Elena todavía recuerda con amargura alguna mala experiencia. “En una ocasión una empresa a la que había mandado mi currículo me envió un correo electrónico para concertar una entrevista. Al comentarles que prefería que fuera presencial y no telefónica para poder realizar lectura labial, anularon la misma y no quisieron verme, conocerme o hablar conmigo”.
Las empresas tienen la llave para facilitar que las personas con discapacidad ocupen el lugar dentro del mercado laboral que reclaman y merecen
En otra oportunidad le ofrecieron el puesto al que aspiraba, pero con un salario un 50% inferior al que correspondía a la posición. “La brecha salarial entre personas con y sin discapacidad es una realidad”, denuncia. Y es que, lamenta, “aún hay muchas empresas que contratan personas por su etiqueta de minusválido pensando en los beneficios o en un cupo que cumplir y no en sus capacidades”.
Mucho talento
Incorporar diversidad a una organización es siempre una decisión acertada. Y uno de los principales motivos es que el talento y el entusiasmo que pueden aportar las personas cuando se les da una oportunidad es muy valioso para cualquier empresa. “Cuando a alguien le resulta complicado conseguir un objetivo o ha tenido que superar adversidades, su día a día está lleno de entusiasmo, ganas de aprender, que contagia a sus compañeros”, argumenta Ana Elena Gómez.
En su caso, lo que más gusta de su trabajo es la oportunidad de relacionarse con personas de diferentes geografías. “Trabajo en un departamento global, y para mí es fantástico comunicare con compañeros y clientes de Brasil, Argentina, Reino Unido y otros lugares”. Ser consciente de su propia ‘diferencia’ también le hace ser especialmente empática con las personas con las que colabora. “Valoro mucho su capacidad laboral y conocimiento, por encima de rasgos personales. Y entiendo sus posibles miedos y/o inseguridades porque, en algún momento de mi vida, yo también los he experimentado”.
La diversidad en Banco Santander
A través de la Fundación Universia, trabaja para mejorar la empleabilidad de las personas con discapacidad desde una perspectiva de diversidad y equidad, y en la creación de ecosistemas colaborativos universitarios en ámbitos digitales y de emprendimiento. En ese sentido, iniciativas como su Programa de Becas para Estudiantes con Discapacidad o programas de voluntariado como “Abre tus sentidos”, contribuyen a derribar barreras laborales y culturales en relación a la discapacidad.
Apoya TU periodismo independiente y crítico
Ayúdanos a contribuir a la Defensa del Estado de Derecho Haz tu aportación