Hablemos de futuro

Un impulso para el empleo en el sector cultural

El programa Emplea Cultura de Banco Santander ayuda a crear empleos de calidad en el mundo de la cultura

Marta Galindo no las tenía todas consigo cuando, en el año 2014, recién finalizados sus estudios de Bellas Artes en la Universidad de Sevilla, se puso a buscar empleo. “Al terminar la carrera sientes bastante vértigo, no solo por la poca y precaria oferta laboral cultural que se te presenta por delante, sino también porque mi promoción salió justo tras la crisis del 2014. Si a eso le sumas la competitividad que fomentan los procesos de selección y la sobrecualificación de los aspirantes en el sector cultural, era un clima bastante crudo para una persona de veintipocos años como yo”, recuerda.

Según datos de la Encuesta de Población Activa correspondientes al último trimestre de 2021, el sector cultural proporciona empleo a 718,8 mil personas, lo que representa un incremento del 10,3% respecto al mismo trimestre del año anterior y un pequeño incremento del 0,7% respecto al de 2019. Una fuerza laboral que presta sus servicios en actividades económicas, ocupaciones y organizaciones vinculadas al ámbito cultural tales como museos, galerías, bibliotecas, archivos, instituciones culturales, espectáculos, festivales, cine, radio, fotografía, televisión actividades de edición, teatro, escritura, proyectos educativos del ámbito cultural y artistas en general.

Según datos de la Encuesta de Población Activa correspondientes al último trimestre de 2021, el sector cultural proporciona empleo a 718,8 mil personas

Estos profesionales son fundamentales en cualquier sociedad y un pilar para su crecimiento, ya que sobre ellos recae la responsabilidad de mantener en pie y hacer avanzar uno de los factores más determinantes para el progreso humano: su cultura. Sin embargo, a pesar de esta importancia, el sector cultural no se caracteriza por la abundancia ni la calidad de sus oportunidades laborales. “La mayoría de los artistas tienen que compaginar un trabajo ‘alimenticio’ con su producción artística”, expone Marta Galindo, quien actualmente trabaja como directora de comunicación del Studio Daniel Canogar de Madrid.

Esta gaditana de 28 años es una de las beneficiarias del programa ‘Santander Emplea Cultura’, de Fundación Banco Santander, una iniciativa destinada a crear empleo entre los jóvenes especializados en cultura contemporánea y a ayudar a crecer de forma sostenible a las organizaciones del sector cultural. El programa pone en contacto y presta soporte tanto a organizaciones que necesitan cubrir un puesto de trabajo dentro del ámbito cultural como a candidatos que quieren optar a uno de estos puestos.

Laura Palacios en la puerta de su galería Chiquita Room.

De entre todos los candidatos que se presentan, se selecciona a un total de 10 organizaciones y 10 aspirantes.  ‘Santander Emplea Cultura’ concede una ayuda de 18.000 euros a las organizaciones, que deberán ser destinados en su totalidad al salario del nuevo empleado durante un año. En caso de que al finalizar ese primer periodo anual el trabajador contratado continúe, se prorroga la ayuda un segundo año por un 50% de su valor.

La iniciativa, que acaba de cerrar el plazo de presentación de candidatos para su segunda edición, quiere dar así un impulso a las contrataciones en un sector que ha sufrido de manera muy acusada los efectos de la pandemia. Según el estudio “Reconstruyendo Europa: la economía cultural y creativa antes y después de la COVID-19”, elaborado por la GESAC, la industria cultural europea ha perdido 200.000 millones de euros, es decir, más incluso que el turismo. 

Marta Galindo fue una de las elegidas en la edición del año pasado. La experiencia en su nuevo puesto de trabajo está siendo muy positiva. Hay un equipo fantástico, en el que cada persona está especializada en un área de conocimiento muy concreta, pero todas compartimos un interés o background artístico. Un prisma con muchas facetas que cristaliza en la práctica y los proyectos del estudio. Además, es un entorno donde se fomenta la crítica constructiva y la escucha de las propuestas de todo el equipo”, destaca.

El programa ‘Santander Emplea Cultura’, de Fundación Banco Santander, busca crear empleo cultural entre los jóvenes y ayudar a crecer de forma sostenible a las organizaciones del sector

Para Galindo el programa aporta muchos aspectos de valor tanto a empresas como a candidatos al margen de la propia creación del puesto de trabajo. “Hacen un seguimiento muy pormenorizado para garantizar buenas prácticas y cuidados en el entorno laboral. También ofrecen un espacio de diálogo, por un lado, entre las aspirantes, y por otro, para las empresas, para que intercambiemos nuestras impresiones y así nos ayudemos entre nosotros. De esta forma, se teje una red de conexiones profesionales muy interesante”.

Ayuda a las empresas

Chiquita Room es una de las organizaciones seleccionadas en la actual edición de ‘Santander Emplea Cultura’. Con una filosofía de trabajo muy enfocada a reducir las barreras que en ocasiones separan a los artistas del gran público, para esta pequeña galería especializada en arte contemporáneo de Barcelona es muy importante que el perfil de la persona que se incorpore responda a un perfil 100% a su medida. “Para una estructura pequeña como la nuestra tener la posibilidad de ampliar el equipo es un regalo que nos va a permitir aumentar nuestras capacidades”, comenta su directora, Laura Palacios.

Según esta bilbaína de 41 años y un perfil a caballo entre el arte y el periodismo, el programa del Santander es muy necesario en un país que, en su opinión, no cuida suficientemente su cultura. “No hay bastante cultura artística porque no se trabaja desde la escuela, en los momentos tempranos de la vida”, lamenta. Por ello reclama “mayor visibilidad social y apoyo de las instituciones”.

‘Maldita’ vocación

A pesar de las dificultades, los profesionales del ámbito cultural cuentan con una enorme ventaja (o desventaja, según se mire) que en muchos casos les ayuda a abrirse camino: suelen ser muy vocacionales. “Hay precariedad, pero también hay insistencia”, resume Palacios. Algo que se traduce en que muchos profesionales de este ámbito compaginan su actividad artística con otra que les permita sostenerla.

“Son artistas y también son docentes o trabajan en comunicación o en otras cosas porque hay que seguir pagando facturas”, añade. ¿Dejarlo?  “Es una disyuntiva que se presenta a menudo, pero no es fácil porque sientes una especie de mandato interno que te lo impide. El trabajo cultural tiene una dimensión existencial que muchas veces es más fuerte que las posibilidades reales del mercado laboral”.

“Al final es una cuestión de resistencia, perseverancia, trabajo y autoaprendizaje”, coincide Marta Galindo, quien tras acabar Bellas Artes completó sus estudios con distintos másteres. Pero, al mismo tiempo, también advierte de que urge un cambio de modelo. “Porque la ilusión y el entusiasmo no pueden ser el único motor que mueva la cultura. Entre otras cosas, porque eso la convierte en un sector de acceso restringido, solo para gente privilegiada”. 

Una visión con la que coincide Laura Palacios.  “Si la cultura no logra traspasar al gran público y llegar a todas las capas de la sociedad acaba viéndose como algo reservado a las élites”. Y recuerda: “Una sociedad sana se mide por su nivel cultural y por la importancia de que toda ella, en su conjunto, le concede a la cultura”.

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