España siempre ha sido un país muy apegado a ‘la tierra’. Las bondades de nuestro clima y la diversidad y riqueza de nuestros cultivos nos convierten en uno de los graneros más fértiles de Europa. Hasta muy entrada la segunda mitad del Siglo XX, el sector agroalimentario fue el principal motor de la economía española, y todavía hoy representa un 9,7% del PIB nacional (incluyendo la distribución y otros agentes de la cadena de valor).
El papel fundamental que este ramo juega en nuestra economía y en nuestra vida quedó patente en los meses más duros de la pandemia, cuando agricultores y ganaderos dieron un paso al frente para asegurar que la población no sufriera desabastecimiento durante el confinamiento. Las más de 800.000 personas que se estima que trabajan directamente en la producción agroalimentaria nacional se erigieron en héroes anónimos que cuidaron del resto de los españoles en aquellos momentos críticos.
Sin embargo, a pesar del peso específico que agricultura y ganadería tienen en nuestro entramado social, estas actividades no están exentas de problemas. Fenómenos como la España vaciada, con el paulatino éxodo demográfico de la población más joven hacia los entornos urbanos, no solo están dificultando la generación de empleo en el sector, sino que también está creando una injusta brecha entre la España rural y el resto del país. En el plano más puramente económico, la escalada de precios energéticos, el retraso en la llegada de la digitalización a estos entornos o más recientemente la guerra en Ucrania están poniendo a este importante sector de la economía española en una situación muy difícil.
Ayudar al sector agroalimentario
Es fundamental que todos los estamentos sociales se impliquen en el apoyo a la agricultura y a la ganadería para que estas actividades puedan seguir cumpliendo con su importante cometido. En ese sentido, tanto desde instituciones públicas como desde el sector privado se necesitan iniciativas y políticas que den un nuevo impulso a nuestra producción agraria y ganadera más en consonancia con los profundos cambios que está experimentando el mundo de la mano de la tecnología.
Tanto desde instituciones públicas como desde el sector privado se necesitan iniciativas y políticas que den un nuevo impulso a nuestra producción agraria y ganadera
A nivel institucional, desde del Gobierno de España la Agenda para la Digitalización del sector agroalimentario y forestal y del medio rural traza unas líneas estratégicas y propone medidas para impulsar la transformación digital de los sectores agroalimentario y forestal. Esta agenda se plantea como objetivos fundamentales reducir la brecha digital urbano-rural con medidas que ayuden a desarrollar la conectividad o la capacitación de los profesionales del sector. También se trata de fomentar el uso de los datos y el desarrollo empresarial y de nuevos modelos de negocio para el sector apoyados en el emprendimiento, la innovación y la tecnología.
Apoyo privado
La financiación es esencial de cara a hacer posible esta transformación. Banco Santander lleva décadas apoyando al sector agroalimentario español, un sostén que en 2021 se tradujo en 3.700 millones de euros de inversión, con un refuerzo especial de las campañas dirigidas a los sectores vitivinícolas, del cereal, cítricos y del olivar. Ya en 2020, en plena crisis por la pandemia, la entidad invirtió otros 7.567 millones de euros en el ramo. Una inyección de capital con la que el banco plasma su condición de socio fiel y comprometido con la construcción de un nuevo marco de desarrollo para el sector agroalimentario español.
Recientemente, Santander ha reforzado su apuesta por el sector agroalimentario con el lanzamiento del Fondo Agro Smart, dotado con 500 millones de euros, y que supone una nueva vía de financiación estratégica para empresas del sector que quieren ampliar sus inversiones y acometer nuevos proyectos de crecimiento, transformación de fincas, digitalización y creación de empleo.
Compromiso renovado
Siguiendo esa misma línea de trabajo, Banco Santander y Cooperativas Agroalimentarias de España acaban de renovar el convenio de colaboración que liga a ambas entidades. El nuevo acuerdo hará posible que los más de 1.150.000 agricultores y ganaderos socios de las 3.669 cooperativas agrarias y ganaderas que forman parte de esta asociación tengan a su disposición las más de 1.000 oficinas agro del banco, además de contar con una amplia oferta de productos y servicios especialmente diseñados para ellos. Productos como los Anticipos Cosecha, el Préstamo I+D+I Agro o los préstamos a largo plazo para la transformación de fincas a cultivos más rentables.
El acuerdo pone de manifiesto el compromiso del banco para apoyar la puesta en marcha de proyectos e iniciativas ‘agro’ que permitan al sector afianzarse como uno de los pilares estratégicos de la economía española de los próximos años.
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